Paseo por las Cimas de Málaga: de la Venta de Lanada al Cerro del Moro.

Entretenido paseo que dibujé ayer sobre el mapa y que sobre el terreno me llevaría a recorrer una interesante zona de los Montes de Málaga que se encuentra fuera del entorno del Parque Natural, aunque se trata de una prolongación situada al noreste del mismo. En concreto dejé el coche en la explanada que servía de aparcamiento a la antigua Venta de Lanada, desde la que iría directamente al Cerro del Moro, tras lo que deambularía por distintos carriles para completar el paseo matinal.

La primera parte fue según lo planificado, tras salir de la carretera y meterme en el carril se contemplan unas espectaculares vistas del Tajo de Gomer, de la Maroma y del Cerro Santo Pitar. Conforme llego a la primera intersección veo que a mano derecha hay unos preciosos campos de almendros, si bien no merecía la pena desviarse del plan, ya que todavía no había suficiente luz para disfrutarlos. Pronto se llega al sendero de subida al Cerro del Moro, en cuyo comienzo se encuentran las ruinas de una antigua ermita. El sendero está totalmente descuidado y es difícil de seguir, ya que está comido por la vegetación. Y apartando la vegetación se llega hasta la cima del Cerro del Moro, donde la tónica sigue siendo la misma, está completamente cubierto de matorrales con la suficiente altura como para impedir una vistas amplias del entorno.

En mejor estado se encuentra el tramo que utilizo para bajar, el estrecho sendero está mas limpio y pronto se llega a una zona de olivos en la que se inicia un camino de tractor desde el que se disfruta de unas imponentes vistas de Comares colgado en el cerro donde se asienta, con la Maroma al fondo; los Tajos de Gomer, Doña Ana y el Fraile están justo en frente, sirviendo de decorado a los campos de Colmenar y Riogordo, y más a lo lejos se intuye el Arco Calizo Central, tapado por las nubes que se ciñen a sus cumbres. El mismo sendero me lleva por un coqueto bosquete de alcornoques, justo antes de desembocar en el carril que abandoné más arriba para tomar el sendero a la cima.

Sigo ahora una serie de carriles que me llevan de vuelta hasta la ermita en ruinas y allí fue donde decidí salirme del plan; en vez de ir hacia el Lagar del Judío pensé que tenían más atractivo los campos de almendros que había visto al principio de la ruta. Primero visité las ruinas un cortijo abandonado que me había llamado la atención desde lo alto, al que llegué a través de un carril rodeado de almendros y con unas fantásticas vistas hacía el Cerro del Moro y el Santo Pitar. Volví después sobre mis pasos y bajé en dirección al Lagar de Tolosa por donde quería rematar la circular, sabiendo que me tocaría caminar campo a través, ya que en el mapa no se veía dibujado ningún camino de conexión. Entré así en un precioso campo de almendros en flor plantado en una empinada ladera; primero fui en la dirección deseada, pero pronto me di cuenta que no iba a poder conectar con el Lagar de Tolosa. Las opciones eran volver sobre mis pasos o tirar ladera arriba en busca del carril inicial y elegí esta segunda, ya que el campo de almendros era realmente bellísimo y bien merecía el esfuerzo. Una vez en el carril cerré la ruta por un atajo en el que no me había fijado al inicio y entonces comenzó a llover.