Paseo por Villanueva de Mesía.

Villanueva de Mesía es un municipio del Poniente Granadino, zona limítrofe entre las provincias de Granada, Jaén, Málaga y Córdoba que se mantuvo durante más de dos siglos como frontera entre el Reino de Granada y el reino cristiano de Castilla. Fue la "Última frontera de al-Ándalus", y por eso los pueblos y tierras que la forman son fuente inagotable de leyendas, historias y batallas.

Regado por el río Genil en su confluencia con el Cacín, de fértiles huertas y frondosos frutales, estuvo formado en un principio por numerosos molinos, la mayoría de agua, y alquerías. Si bien los asentamientos en esta tierra —según los restos arqueológicos hallados— se inician con el hombre de Neandertal, en el Paleolítico Superior, hace más de 150.000 años y continúan con los íberos, fenicios, romanos, visigodos y, por último, los musulmanes.

En esta ocasión intentamos crear una nueva ruta que uniera la ribera del Genil con la Ruta Periurbana de 6,6 km totalmente señalizada; pero desde el comienzo de la ruta empezaron algunos imprevistos que dieron al traste con esta misión. Intentaremos retomarla para completarla como pretendíamos. Mientras tanto os describimos este paseo.

Comenzaremos este “relajado” paseo por Villanueva de Mesía en la entrada del pueblo; justo al pasar el puente sobre el rio Genil; aparcamos el coche y comenzamos la ruta intentando ir por la ribera del Genil pero a unos cientos de metros paseando por una gran alameda nos damos cuenta que no se podía seguir y regresamos al pueblo.

Algo más adelante nos desviamos por una pista que atraviesa la vega que rodea el pueblo, pronto llegamos al Arroyo de los Pinares y nos dirigimos hacia la izquierda para llegar al Molino de aceite de Santa Elena o Don Felipe.

Seguimos por la carretera hacia la derecha hasta llegar al Cortijo de Leanes que rodeamos para seguir por la carretera hasta llegar a la Casa de Guarda.

Empezamos a descender hasta llagar al Cerro Colorao, donde intentamos encontrar algún sitio para vadear el rio entre las alamedas y volver por la otra orilla pero de nuevo fracasamos en el intento. En este punto tuvimos la suerte de ver una pequeña bandada de patos (Ánades Reales) que nos hizo olvidar este infructuoso segundo intento.

Volvemos sobre nuestros pasos y veremos el Cortijo de Villasol y del Colmenar y al llegar al pueblo podemos apreciar algunas casas típicas del pueblo.

Como dijimos al principio tendremos que volver para realizar una ruta mejor.