PASSADIÇOS DO MONDEGO CIRCULAR

PASSADIÇOS DO MONDEGO CIRCULAR

Os Passadiços do Mondego son una sucesión de pasarelas de maderas que transcurren en paralelo al curso del río Mondego y de dos de sus afluentes, la ribeira do Caldeirão y la ribeira do Barrocal. Se disfruta de un paisaje singular en el que se suceden gargantas, marmitas de gigante, pequeñas cascadas y una variada vegetación de ribera, además de robles, pinos y castaños. Un espectáculo natural que se divisa desde casi 7 kilómetros de pasarelas construidas, unas en escaleras y otras planas, incluyendo unos tres puentes colgantes, y una serie de pistas de tierra que, haciendo un recorrido total de 12 kilómetros.

Se pasa por las localidades de: Embalse do Caldeirão, Vila Soeiro, Trinta y Videmonte, al tratarse de una ruta lineal existen dos posibilidades para arrancar. Una es la aldea de Videmonte y otra es el embalse de Caldeirão. Existe además una entrada intermedia en Vila Soeiro.

Además del paisaje por el que se adentran los Passadiços do Mondego, otro de los atractivos de la ruta son las ruinas de antiguos molinos y fábricas textiles que se nutrían de las aguas del río. Fueron numerosas y muy importantes las factorías que había en el municipio de Guarda, que al igual que sucedió en Béjar, tuvieron su momento de gloria y posterior ocaso con el abaratamiento de los textiles que llegaban de otros países.

Nosotros hicimos una ruta circular, con inicio y fin en el Embalse do Caldeirão, dejamos los coches en una gran explanada de tierra que hay a orillas del Embalse, y nos dirigimos al punto de recepción de visitantes que hay en la misma presa del Embalse, decir que no abren hasta las 9,00 horas, donde te piden las entradas que previamente hay que sacar por internet. Subimos unas pequeñas escaleras de piedra y nos dirigimos al Miradouro do Mocho Real, un mirador a 700 metros de altura que sorprende con sus espectaculares vistas al valle del río Caldeirão una vez superada la presa con la peculiar Cascata do Caldeirão, también conocida como Cascata Rosa, y la presa.

Ahora nos disponemos a bajar por las escaleras de madera que nos conducen a la base de la cascada, y de aquí continuamos bajando, (en total unos 200 metros) hasta encontrarnos con el rio Mondego, que lo atravesamos por un precioso puente medieval, y aquí mismo nos tomamos un café en un pequeño bar.

Ahora continuamos la ruta siguiendo el rio Mondego, ya que hasta aquí veníamos siguiendo la Ribeira do Caldeirão. Estamos en Vila Soeiro donde hay otra entrada a la ruta, con su punto de control de acceso. A lo largo de la ruta nos encontramos con varias ruinas de molinos, fábricas textiles e incluso con una Central Hidroeléctrica con su acequia y presa de agua. Cruzamos dos puentes colgantes y vamos intercalando pasarelas de madera y pistas de tierra.

A falta de 3 kilómetros de pasarelas decidimos abandonarlas y dirigirnos al pueblo de Trinta donde sabíamos que había un restaurante “O Ponto de Encontro” y comer allí. Lo hacemos por un sendero entre robles y castaños en fuerte subida. De esta manera no recorrimos las pasarelas que transcurren por la Ribeira do Barrocal.

Después de comer ya nos dirigimos al punto de inicio de la ruta por lo alto disfrutando de espectaculares vistas, aunque el día no era muy apropiado, ya que había algo de niebla y agua de lluvia muy ligera, del valle del Mondego por un lado y del embalse del Caldeirão por el otro, al final hay una fuerte bajada que se hace sin problemas.