234. Peña Amaya
near Puentes de Amaya, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 47 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 351 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Recientemente, habíamos realizado dos rutas [1 y 2] merodeando por los flancos de Peña Amaya. Como preparándonos para el asalto definitivo. Admirando antes desde abajo sus anillos y farallones, y así desbordar de ganas de tirar (ahora) para arriba.
[1] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/estribaciones-occidentales-de-pena-amaya-y-pena-castro-desde-cuevas-de-amaya-141067712
[2] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/estribaciones-sur-orientales-de-pena-amaya-desde-congosto-141257389
Y no es que Peña Amaya me hubiera resultado ajena hasta ese momento. Era una vieja conocida de antaño; una amistad que había perdurado a pesar del largo tiempo sin subir allá.
Habían sido media docena de veces (o más). En ellas trepé y solté abajo las miserias y las vanidades mundanas (también las mías):
•• Abandonándome en sus espartanas soledades; dejando que sus vientos me liberasen de lastre; sustituyendo las arenas movedizas por la firmeza de sus armellas pétreas.
Habíamos estado demorando esta nueva ocasión hasta la llegada de un visitante del otro lado del ‘charco’ a quien no veía desde hacía años. (Él) quería una ruta de bosque introspectivo y otra de peñascos expansivos.
La primera de ellas había sido ayer [3], en un milagroso descanso entre dos sesiones de chubascos de una DANA. Diríase que fue un recreo de tres horas, cronometrado al minuto ‘desde arriba’; justo para que no nos mojáramos en el entretanto.
[3] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pr-bu-30-sendero-del-monte-hijedo-solo-circular-146033235
La segunda ruta iba a ser hoy; precisamente, por Peña Amaya. Ya sólo quedarían algunas hilachas perezosas de la DANA. Era importante que el día estuviera despejado, dada la entidad panorámica de la ruta; por las alturas.
¡Ójala hubiéramos dado con el día apropiado (con permiso de los coletazos de la DANA)! Era el último día posible (para el visitante…).
LA RUTA
Por razones que explicaré en la ANÉCDOTA (debajo), iniciamos la ruta no en el propio pueblo de Amaya, sino en el aparcamiento superior. Se ahorran así de 2 a 4 km (entre ida y vuelta), y un desnivel de unos 175 metros.
La ruta empieza con un repecho de algo más de 300 metros por una ancha canal o trinchera, hasta la plataforma intermedia de Peña Amaya, sobre el primer graderío.
Sigue después un trecho llano (hasta el km 2) donde se aprecian los restos del antiguo castro-ciudad de Amaya. Bordeamos la peña de El Castillo por debajo.
Tras cruzar la vaguada de Hongarrera, abordamos (hasta el km 4,3) un suave faldeo por el lado sur de La Muela, próximos al pie de los riscos verticales que forman el escalón más alto.
Llegados a una alambrada (se atraviesa fácilmente), afrontamos la parte más dura (no mucho) de subida en toda la travesía. Son casi 400 m longitudinales (incluyendo zigzagueo) hasta arriba (km 4,7). No llega al 25% de desnivel.
Desde el km 4,7 hasta que iniciemos el descenso en el 7,1, vamos por el altiplano, con libertad total de movimientos. El punto más elevado de Peña Amaya (1.377 msnm), el hito geodésico, está en el 5,6.
El descenso desde el km 7,1 es corto (200 m), pero con mucha pendiente (>30%) y algo resbaloso (piedras sueltas y humedad—estamos ya en la cara norte). Sin prisa y con bastón.
Desde el km 7,3 hasta que llegamos a la peña El Castillo (km 7,9), caminamos por un pasadizo lateral rocoso, con Valdeamaya debajo y Peña Castro al otro lado.
Para ascender a El Castillo, deambular por su cima (km 8,1-8,5), y descender hasta la plataforma intermedia (por donde pasamos a la ida), hay un sendero marcado.
En el perfil del recorrido, ese descenso hasta los vestigios del castro (km 9,1) parece más inclinado de lo que en realidad resulta, gracias al suelo en buen estado.
Sólo nos queda ya retomar el camino de la trinchera hasta el aparcamiento.
Posibles Dificultades:
A lo largo de gran parte del trayecto, hay un sendero visible, además de varios postes con señales y algunos carteles (¡qué distinto de antaño!). En la plataforma superior de La Muela el sendero lo haces tú (y está bien que así sea).
Lo más exigente lo constituyen el acceso a (y el descenso de) la plataforma superior. Son pendientes fuertes, aunque no largas (del km 4,3 al 4,7; y del 7,1 al 7,3). Requieren prudencia y paciencia, pero no conllevan peligro.
Hablar de las incomodidades (leves) por suelo pedregoso parece superfluo en una ruta así.
DESTACADO
A las excelencias paisajistas se añadió un complemento cultural.
Por un lado, el propio enclave de Peña Amaya tiene un gran significado histórico. Estuvo habitado desde, al menos, la Edad del Bronce (siglo X a. C.) hasta avanzada la Edad Media, con un valor singular durante La Reconquista.
Algunos restos quedan y varios carteles explicativos. Constituyen esos aspectos un aliciente adicional de la ruta. No obstante, aquí destacaré lo que para el montañero/senderista puede tener más interés inmediato: lo que ve en el presente.
Por otro lado, nada más terminar la ruta nos desplazamos a un lugar cercano (el pueblo de Sandoval de la Reina, a poco más de 10 km), que sirvió para cerrar el aprovechamiento de la jornada (ver Anécdota, debajo).
(1) Las Panorámicas:
Siendo una ruta panorámica, es importante conseguir un cielo limpio. Así se puede disfrutar de las amplias vistas alrededor y a larga distancia: desde las montañas Cantábricas hasta la Sierra de la Demanda; y la inmensa Meseta Castellana.
Ese cielo nos acompañó todo el tiempo. Sólo unas pocas nubes permanecieron enganchadas en las cumbres de la Montaña Palentina, por el noroeste.
Sí se apreciaba allí Peña Redonda. Los ojos de un ‘experto’ habrían distinguido también las siluetas del Curavacas y el Espigüete. Peña Prieta y el Pico del Infierno quedaban definitivamente velados. Del resto, se veía ‘todo’, a lo lejos.
En la cercanía, destacaba Peña Castro, sus graderíos y su espolón apuntando a Valdehumada y sus pueblos: Rebolledo Traspeña, Villamartín, Fuenteodra, Humada…. A contrasol, Peña Ulaña y la incisión de Los Piscárdanos.
En esas circunstancias ideales, era imposible no quedarse admirado. Hasta mi flemático (por naturaleza) acompañante, dejó traslucir emoción. Incluso fue así en mi caso, para quien todo aquello ya no era novedoso.
(2) El Macizo:
Las rocas son las protagonistas a nuestro alrededor todo el tiempo. Pero, lejos de aburrir, te sorprenden constantemente por la variedad de sus formas.
En el conjunto del macizo, podemos diferenciar cuatro tipos de formaciones rocosas (según el orden de la marcha de oeste a este):
✒ La Peña, sobre el primer escalón. Lugar de asentamiento del castro primigenio y luego la aldea medieval. Quedan vestigios de las construcciones.
✒ A continuación, y por encima de La Peña, se eleva El Castillo. Allí se aprecian (apenas) los restos de un trozo de muralla y algunos fosos.
✒ Seguidamente, se abre una vaguada por donde discurre el arroyo Hongarrera; desde el corte-portillo que separa El Castillo de La Muela.
✒ Finalmente, está La Muela, que constituye la parte más voluminosa y elevada del macizo, con una extensa planicie superior.
La lora de Peña Amaya es el estandarte del Geoparque de Las Loras. Destaca por su majestuosidad, con su doble alianza pétrea y sus escalones casi simétricos. Calizos, de color entre mármol y plata, refulgiendo bajo los rayos del sol.
Los cantiles del escalón superior, en su lateral sur, son particularmente impresionantes; cuando caminas a sus pies. Tienen mil formas cambiantes a medida que avanzas a lo largo, incluidas algunas pantallas lisas como el cristal.
En el lado norte, tras el primer descenso, hay un pasadizo por el borde inferior del escalón. Vas por él en contacto envolvente e inmediato con la piedra: arriba, abajo, a la izquierda. Te sientes piedra. Te puede emocionar (!paradógico!).
ANÉCDOTA
La anécdota de hoy llegó de rebote; poco después de haber dejado Peña Amaya. Pero formó parte del plan de ruta; como el postre extra.
Habíamos acortado ligeramente la caminata (empezando desde el aparcamiento superior) para disponer de tiempo y lograr un segundo objetivo:
El amigo visitante quería después ver un pueblo cercano, Sandoval de la Reina, y su iglesia. ‘Nunca supe sus motivos’… (los amigos también tienen secretos). Había, pues, que ahorrar algo de tiempo en la ruta de Peña Amaya.
Llegamos a Sandoval. Nos refrescamos en una de sus fuentes públicas. Preguntamos por el custodio de las llaves de la iglesia. Fuimos a su casa.
▪▫ 13:00 h. Nadie respondía. Un vecino nos dijo que no estaría lejos. Nos acercamos a la iglesia (por si acaso…). Cerrada. Aprovechamos para verla por fuera. Imponente presencia. Y con ¡SEIS campanas!
Siguió un paseo por el cercano Torrejón, la ermita de San Roque, el río Odra y su puente medieval (algunos creen que romano), y la larga hilera de bodegas horadadas en la roca.
▪▫ 13:30 h. Volvemos a casa de quien guarda la llave de la iglesia. A ver si hay suerte ahora…. Tampoco. No nos rendimos. Damos una vuelta por el pueblo; pequeño y grande.
▪▫ 14:00 h. (curiosamente, los números horarios fueron casi exactos). Volvemos. Teníamos el coche aparcado frente a su casa. Último intento; ‘a la tercera va…’. …Nada.
Cerrando ya las puertas del coche para irnos, oímos una voz: --“¡Hola!, ¿me estaban buscado?”. Venía por la calle, animosa y cargada con algún producto de la huerta.
Increíble: otra vez el ‘ángel de la guarda’; y en el último segundo. Fue ‘a la tercera y tres-cuartos’. Pero fue. O vino. Y fuimos. Y el buen azar venció al mal fario.
Nos llevó a la iglesia. Encendió las luces…. Interior muy bonito y bien cuidado. Ya he mencionado su aspecto imponente, augusto, por fuera. También por dentro.
Aunque originalmente románica, poco queda de aquella (canecillos, pila bautismal…). En su ampliación tiene más de gótica (columnas y abovedados); y barroca (capillas y esculturas…). Encomiable mérito de vecinos y amigos en su rehabilitación.
Fue ‘a la tercera y tres-cuartos’, pero bien mereció la pena. Excelente complemento cultural para una extraordinaria ruta.
(‘Hay testigos…’ para corroborar estos trapicheos de la casualidad).
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 47 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 351 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Recientemente, habíamos realizado dos rutas [1 y 2] merodeando por los flancos de Peña Amaya. Como preparándonos para el asalto definitivo. Admirando antes desde abajo sus anillos y farallones, y así desbordar de ganas de tirar (ahora) para arriba.
[1] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/estribaciones-occidentales-de-pena-amaya-y-pena-castro-desde-cuevas-de-amaya-141067712
[2] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/estribaciones-sur-orientales-de-pena-amaya-desde-congosto-141257389
Y no es que Peña Amaya me hubiera resultado ajena hasta ese momento. Era una vieja conocida de antaño; una amistad que había perdurado a pesar del largo tiempo sin subir allá.
Habían sido media docena de veces (o más). En ellas trepé y solté abajo las miserias y las vanidades mundanas (también las mías):
•• Abandonándome en sus espartanas soledades; dejando que sus vientos me liberasen de lastre; sustituyendo las arenas movedizas por la firmeza de sus armellas pétreas.
Habíamos estado demorando esta nueva ocasión hasta la llegada de un visitante del otro lado del ‘charco’ a quien no veía desde hacía años. (Él) quería una ruta de bosque introspectivo y otra de peñascos expansivos.
La primera de ellas había sido ayer [3], en un milagroso descanso entre dos sesiones de chubascos de una DANA. Diríase que fue un recreo de tres horas, cronometrado al minuto ‘desde arriba’; justo para que no nos mojáramos en el entretanto.
[3] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pr-bu-30-sendero-del-monte-hijedo-solo-circular-146033235
La segunda ruta iba a ser hoy; precisamente, por Peña Amaya. Ya sólo quedarían algunas hilachas perezosas de la DANA. Era importante que el día estuviera despejado, dada la entidad panorámica de la ruta; por las alturas.
¡Ójala hubiéramos dado con el día apropiado (con permiso de los coletazos de la DANA)! Era el último día posible (para el visitante…).
LA RUTA
Por razones que explicaré en la ANÉCDOTA (debajo), iniciamos la ruta no en el propio pueblo de Amaya, sino en el aparcamiento superior. Se ahorran así de 2 a 4 km (entre ida y vuelta), y un desnivel de unos 175 metros.
La ruta empieza con un repecho de algo más de 300 metros por una ancha canal o trinchera, hasta la plataforma intermedia de Peña Amaya, sobre el primer graderío.
Sigue después un trecho llano (hasta el km 2) donde se aprecian los restos del antiguo castro-ciudad de Amaya. Bordeamos la peña de El Castillo por debajo.
Tras cruzar la vaguada de Hongarrera, abordamos (hasta el km 4,3) un suave faldeo por el lado sur de La Muela, próximos al pie de los riscos verticales que forman el escalón más alto.
Llegados a una alambrada (se atraviesa fácilmente), afrontamos la parte más dura (no mucho) de subida en toda la travesía. Son casi 400 m longitudinales (incluyendo zigzagueo) hasta arriba (km 4,7). No llega al 25% de desnivel.
Desde el km 4,7 hasta que iniciemos el descenso en el 7,1, vamos por el altiplano, con libertad total de movimientos. El punto más elevado de Peña Amaya (1.377 msnm), el hito geodésico, está en el 5,6.
El descenso desde el km 7,1 es corto (200 m), pero con mucha pendiente (>30%) y algo resbaloso (piedras sueltas y humedad—estamos ya en la cara norte). Sin prisa y con bastón.
Desde el km 7,3 hasta que llegamos a la peña El Castillo (km 7,9), caminamos por un pasadizo lateral rocoso, con Valdeamaya debajo y Peña Castro al otro lado.
Para ascender a El Castillo, deambular por su cima (km 8,1-8,5), y descender hasta la plataforma intermedia (por donde pasamos a la ida), hay un sendero marcado.
En el perfil del recorrido, ese descenso hasta los vestigios del castro (km 9,1) parece más inclinado de lo que en realidad resulta, gracias al suelo en buen estado.
Sólo nos queda ya retomar el camino de la trinchera hasta el aparcamiento.
Posibles Dificultades:
A lo largo de gran parte del trayecto, hay un sendero visible, además de varios postes con señales y algunos carteles (¡qué distinto de antaño!). En la plataforma superior de La Muela el sendero lo haces tú (y está bien que así sea).
Lo más exigente lo constituyen el acceso a (y el descenso de) la plataforma superior. Son pendientes fuertes, aunque no largas (del km 4,3 al 4,7; y del 7,1 al 7,3). Requieren prudencia y paciencia, pero no conllevan peligro.
Hablar de las incomodidades (leves) por suelo pedregoso parece superfluo en una ruta así.
DESTACADO
A las excelencias paisajistas se añadió un complemento cultural.
Por un lado, el propio enclave de Peña Amaya tiene un gran significado histórico. Estuvo habitado desde, al menos, la Edad del Bronce (siglo X a. C.) hasta avanzada la Edad Media, con un valor singular durante La Reconquista.
Algunos restos quedan y varios carteles explicativos. Constituyen esos aspectos un aliciente adicional de la ruta. No obstante, aquí destacaré lo que para el montañero/senderista puede tener más interés inmediato: lo que ve en el presente.
Por otro lado, nada más terminar la ruta nos desplazamos a un lugar cercano (el pueblo de Sandoval de la Reina, a poco más de 10 km), que sirvió para cerrar el aprovechamiento de la jornada (ver Anécdota, debajo).
(1) Las Panorámicas:
Siendo una ruta panorámica, es importante conseguir un cielo limpio. Así se puede disfrutar de las amplias vistas alrededor y a larga distancia: desde las montañas Cantábricas hasta la Sierra de la Demanda; y la inmensa Meseta Castellana.
Ese cielo nos acompañó todo el tiempo. Sólo unas pocas nubes permanecieron enganchadas en las cumbres de la Montaña Palentina, por el noroeste.
Sí se apreciaba allí Peña Redonda. Los ojos de un ‘experto’ habrían distinguido también las siluetas del Curavacas y el Espigüete. Peña Prieta y el Pico del Infierno quedaban definitivamente velados. Del resto, se veía ‘todo’, a lo lejos.
En la cercanía, destacaba Peña Castro, sus graderíos y su espolón apuntando a Valdehumada y sus pueblos: Rebolledo Traspeña, Villamartín, Fuenteodra, Humada…. A contrasol, Peña Ulaña y la incisión de Los Piscárdanos.
En esas circunstancias ideales, era imposible no quedarse admirado. Hasta mi flemático (por naturaleza) acompañante, dejó traslucir emoción. Incluso fue así en mi caso, para quien todo aquello ya no era novedoso.
(2) El Macizo:
Las rocas son las protagonistas a nuestro alrededor todo el tiempo. Pero, lejos de aburrir, te sorprenden constantemente por la variedad de sus formas.
En el conjunto del macizo, podemos diferenciar cuatro tipos de formaciones rocosas (según el orden de la marcha de oeste a este):
✒ La Peña, sobre el primer escalón. Lugar de asentamiento del castro primigenio y luego la aldea medieval. Quedan vestigios de las construcciones.
✒ A continuación, y por encima de La Peña, se eleva El Castillo. Allí se aprecian (apenas) los restos de un trozo de muralla y algunos fosos.
✒ Seguidamente, se abre una vaguada por donde discurre el arroyo Hongarrera; desde el corte-portillo que separa El Castillo de La Muela.
✒ Finalmente, está La Muela, que constituye la parte más voluminosa y elevada del macizo, con una extensa planicie superior.
La lora de Peña Amaya es el estandarte del Geoparque de Las Loras. Destaca por su majestuosidad, con su doble alianza pétrea y sus escalones casi simétricos. Calizos, de color entre mármol y plata, refulgiendo bajo los rayos del sol.
Los cantiles del escalón superior, en su lateral sur, son particularmente impresionantes; cuando caminas a sus pies. Tienen mil formas cambiantes a medida que avanzas a lo largo, incluidas algunas pantallas lisas como el cristal.
En el lado norte, tras el primer descenso, hay un pasadizo por el borde inferior del escalón. Vas por él en contacto envolvente e inmediato con la piedra: arriba, abajo, a la izquierda. Te sientes piedra. Te puede emocionar (!paradógico!).
ANÉCDOTA
La anécdota de hoy llegó de rebote; poco después de haber dejado Peña Amaya. Pero formó parte del plan de ruta; como el postre extra.
Habíamos acortado ligeramente la caminata (empezando desde el aparcamiento superior) para disponer de tiempo y lograr un segundo objetivo:
El amigo visitante quería después ver un pueblo cercano, Sandoval de la Reina, y su iglesia. ‘Nunca supe sus motivos’… (los amigos también tienen secretos). Había, pues, que ahorrar algo de tiempo en la ruta de Peña Amaya.
Llegamos a Sandoval. Nos refrescamos en una de sus fuentes públicas. Preguntamos por el custodio de las llaves de la iglesia. Fuimos a su casa.
▪▫ 13:00 h. Nadie respondía. Un vecino nos dijo que no estaría lejos. Nos acercamos a la iglesia (por si acaso…). Cerrada. Aprovechamos para verla por fuera. Imponente presencia. Y con ¡SEIS campanas!
Siguió un paseo por el cercano Torrejón, la ermita de San Roque, el río Odra y su puente medieval (algunos creen que romano), y la larga hilera de bodegas horadadas en la roca.
▪▫ 13:30 h. Volvemos a casa de quien guarda la llave de la iglesia. A ver si hay suerte ahora…. Tampoco. No nos rendimos. Damos una vuelta por el pueblo; pequeño y grande.
▪▫ 14:00 h. (curiosamente, los números horarios fueron casi exactos). Volvemos. Teníamos el coche aparcado frente a su casa. Último intento; ‘a la tercera va…’. …Nada.
Cerrando ya las puertas del coche para irnos, oímos una voz: --“¡Hola!, ¿me estaban buscado?”. Venía por la calle, animosa y cargada con algún producto de la huerta.
Increíble: otra vez el ‘ángel de la guarda’; y en el último segundo. Fue ‘a la tercera y tres-cuartos’. Pero fue. O vino. Y fuimos. Y el buen azar venció al mal fario.
Nos llevó a la iglesia. Encendió las luces…. Interior muy bonito y bien cuidado. Ya he mencionado su aspecto imponente, augusto, por fuera. También por dentro.
Aunque originalmente románica, poco queda de aquella (canecillos, pila bautismal…). En su ampliación tiene más de gótica (columnas y abovedados); y barroca (capillas y esculturas…). Encomiable mérito de vecinos y amigos en su rehabilitación.
Fue ‘a la tercera y tres-cuartos’, pero bien mereció la pena. Excelente complemento cultural para una extraordinaria ruta.
(‘Hay testigos…’ para corroborar estos trapicheos de la casualidad).
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Comments (6)
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¡Excelente descripción y buenas fotos!. La Peña Amaya nunca defrauda. Recorrer estos parajes de soledad despierta gratas emociones, sobre a todo a quienes los tenemos en nuestro corazón y nuestra memoria.
Sí, es un lugar muy especial. Por su pasado y por los recuerdos. Y por la sensación de firmeza y elevación que proporciona. Gracias, Manu Arroyo.
Bonitas fotos con fotos impresionantes. Un abrazo
Gracias, emilio viejo. El día ayudó. Un abrazo.
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Bonita ruta en bonito entorno, fácil de seguir y muy bien documentada. Gracias!
Gracias a ti, tracks2, por la generosidad de tu valoración y comentario. Saludos.