Peña Barragana (1866 m.) desde Cubillas de Arbas

Punto de partida: Cubillas de Arbas.
Espacio protegido: Reserva de la Biosfera Alto Bernesga.
Época recomendada: Todo el año excepto con nieve.
Elementos de interés: Simas y vistas desde la cima.
Tipo de camino: Campo a través y terreno kárstico.
Servicios: Cubillas de Arbas cuenta con dos alojamientos rurales que recomiendo.

Descripción del itinerario.

La Peña Barragana es un excepcional mirador del valle de Arbas. Se encuentra ubicado a los pies de Cubillas de Arbas, lugar desde donde iniciaremos nuestra ascensión con un desnivel total de 528 metros.

Entrado ya septiembre me dirijo hacia el bello valle de Arbas que le tenía algo olvidado con el fin de subir uno de sus picos más conocidos, la peña Barragana, con 1866 metros de altitud. He de decir que me ocurrió una cosa bastante graciosa porque cuando llegué lo confundí con el Meloita que es el pico que se encuentra a su izquierda. Fallo el mío que por suerte, gracias a que había visto unos cuantos tracks no me salían los kilómetros debido a la lejanía del Meloita.

Partimos desde la iglesia parroquial de Cubillas de Arbas (figura 1) ubicada a 1322 metros sobre el nivel del mar. Desde la iglesia daremos rápidamente con la pista que nos llevará hacia la collada Ferreras (figuras 2 y 3). Tendremos que bordear el pico por la collada. Como se explica en la figura 2, seguiremos todo recto en el desvío, ya que el de la izquierda es el que utilizaremos para la vuelta.

El primer kilómetro es el de mayor dureza. Tendremos que salvar buena parte del desnivel total de la ruta en este tramo (figuras 4, 5 y 6). Apenas subidos 150 metros las vistas del valle son magníficas así como de nuestro objetivo (figuras 7, 8 y 9).

Cuando lleguemos a la amplia collada Ferreras habremos pasado la parte de más elevación y lo tendremos pan comido (figuras 10 y 11). La collada separa los valles de Caldas de Luna (figura 12), en el que podremos distinguir el propio pueblo, el Cirbanal y la AP-66 y nuestro valle, el de Arbas.

En el kilómetro 2,4 tendremos a la vista el lugar por el que hay que ascender. Se trata de una canal de gran amplitud que no entraña ningún peligro (figuras 13 y 14).

Una vez aquí nos quedará rematar la faena y cumplir los 500 metros de ascensión final, cresteando sin necesitar las manos (figuras 15, 16, 17 y 18). Para personas con vértigo probablemente lo pasen mal a nada que se asomen en la cara oeste ya que la caída vertical es importante. Llegaremos al buzón que marca la cima sin más dilación, estando jitada cada pocos metros (figuras 19 y 20).

Desde los 1866 metros de Cubillas tendremos una buena panorámica del valle: Cubillas, Casares y su embalse, las 3 Marías, Meloita y un sinfín de picos cercanos como el Fontún, Brañacaballo, Cirbanal, Peña Ubiña, Polvoreda, Valdorria, Bodón... (figuras 21, 22 y 23). A los buitres leonados es frecuente verlos a esta altura (figura 24).

Recomiendo seguir avanzando hasta llegar a la segunda cima de la Barragana, desde la cual las vistas son aún mejores. Todo un mirador del valle de Arbas (figuras 25, 26 y 27).

La bajada la tendremos que realizar por el mismo camino; cuidado no salirse del porque si no acabarás como yo, afligido por los pinchos de los brezos que pueblan la cara este del pico, suerte que llevaba pantalones largos (figuras 28, 29 y 30).

Efectuaremos el descenso por la vertiente del valle de Arbas haciendo así una ruta circular. Es muy fácil ver por donde hay que bajar con un camino bien pisado y mayormente hitado (figura 31). Como se puede comprobar en las imágenes, esta vertiente no es tan arisca como la parte por la que realizamos la ida, en la que una pared de roca caliza se nos presentaba inexpugnable.

Cuando bajemos saldremos a un camino ganadero de 800 metros. Le tendremos que seguir hasta el final, momento en el que habremos llegado a nuestro punto de partida (figuras 32 y 33).

Impresiones.

El pequeño Urriellu leonés no dejará indiferente a nadie que acometa su ascensión. En 3 kilómetros escasos partiendo desde Cubillas tendremos una perfecta panorámica del valle de Arbas, uno de mis valles preferidos. Hay que poner los cinco sentidos en algún paso en el que un traspiés nos puede resultar fatal.