Peña Sobia y Pico La Siella desde el Santuario del Cébrano (Carrea)

Itinerario: Santuario de la Virgen de la Asunción del Cébrano- pista de Les Envueltes-Laguna de Sobia-Veigas Fuera-Veigas Dentru-Veiga de Barzanalgas-Peña Sobia-Pico La Siella-Laguna de Sobia-Santuario del Cébrano.
Comenzamos la ruta en las proximidades del Santuario del Cébrano, donde hay dos aparcamientos, el más alto, junto al cementerio municipal de Carrea. Desde aquí parte una pista, casi toda ella hormigonada, que, en dura pendiente, llega hasta la Laguna de Sobia. Muy cerca de la laguna ya se encuentran las preciosas y amplias Veigas de Fuera y Dentru. En estas vegas aún quedan en pie algunas cabañas ganaderas y unos peculiares corros, parece ser que, construidos en su día por pastores extremeños trashumantes, y en ellas todavía puede verse abundante ganado vacuno y, en menor medida, equino. Atravesando las vegas, nos dirigimos en sentido noroeste hasta las estribaciones de Peña Sobia, en la parte tevergana de la sierra (aunque hay controversia sobre su ubicación, dado que algunas fuentes la sitúan en las inmediaciones del Barzanalgas, en el límite con Quirós, pero en este caso me estoy refiriendo a lo que indica el mapa del IGN). Desde aquí hay unas esplendidas vistas hacia la sierra hermana de Gradura-Tameza, separada de la Sobia por el desfiladero del río Teverga, así como del Cordal de La Mesa, la Sierra del Aramo y muchas otras.
Desde la Peña Sobia retrocedemos para acometer la subida a La Siella, el pico más alto y representativo de esta parte de la sierra, que tiene una impresionante caída casi vertical de más de 1000 metros de desnivel sobre el valle de Valdesampedro, uno de los tres que configuran el interesante concejo de Teverga. Desde La Siella regresamos hacia la Laguna de Sobia, cresteando por cómodos senderos, para ya desde allí descender hacia el santuario por la misma pista de Les Envueltes, intentando coger algún atajo para evitar el hormigón en la medida de lo posible.
Ruta recomendable, muy grata, por el bello contraste del blanco de la caliza y el verde del pastizal, y sin dificultad reseñable, salvo el desnivel salvado.