PEÑA TEN (2.145)-VEGA DE RIOSOL (1.237) (Área Recreativa-La Uña-León) (Parque Natural de Ponga)

PEÑA TEN (2.145)-VEGA DE RIOSOL (1.237) (Área Recreativa-La Uña-León) (Parque Natural de Ponga)

DATOS TÉCNICOS:

RECORRIDO: 5,77 k.
ALTURA MÁXIMA: 2.145 m.
ALTURA MÍNIMA: 1.337 m.
ASCENSO TOTAL: 886 m.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 2,40 h.
FECHA DE REALIZACIÓN: Julio de 2011.

La VEGA DE RIOSOL, donde comienza la ruta, dispone de aparcamiento en el ÁREA RECREATIVA LOS CARBELLARES –con sus paneles informativos-, a 5 kts. del Puerto de Tarna dirección Riaño, en la C-635, K. 10,5. Se trata de una “fértil y extensa llanura aluvial, resultado de muchos milenios de lenta acción geológica. Se formó por acumulación de sedimentos arrastrados por dos cauces fluviales: el arroyo de Riosol y el río Esla… fusionando a un mismo tiempo sus gélidas aguas y saucedas ribereñas. En torno a la amplia pradera de la vega se levantan laderas de brezo y piorno, que sustituyen viejos dominios forestales, actualmente relegados a determinados montes y umbrías”.

“Los bosques de esta zona son mayoritariamente hayedos, favorecidos por la frecuencia de las nieblas, que entran desde el Valle de Valdosín y Ventaniella… Se conservan matas de roble albar en algunos enclaves más secos y soleados, como debía ser precisamente el lugar que ahora ocupa el área recreativa de los Carbellares, a juzgar por su ilustrativo topónimo…Desde tiempo inmemorial las fincas de la Vega de Riosol han sido dedicadas a la producción de heno para la alimentación invernal del ganado. Para ello la vega se cierra a las reses durante la primavera, dejando que las gramíneas crezcan hasta el mes de julio, momento en el que se procede a la siega”. Tuvimos la oportunidad de constatar esa vieja costumbre viendo el prado recién segado.

PEÑA TEN (2.145), techo de Ponga, cumbre dominante de la Cordillera en el oriente asturiano, se divisa al NE desde el área recreativa, y es fácilmente reconocible por su peculiar silueta, “cuya cima abraza un soberbio circo herencia de las glaciaciones cuaternarias. Desde la perspectiva del montañero, que para hacer cumbre tiene que recorrer la arista que delimita el circo, sobrevolando vertiginosos cortados de roca desnuda y agrietada, resulta evidente la acción erosiva del hielo que, hace apenas 10.000 años, se acumulaba en espesores gigantescos cerca de la cumbre, antes de fluir ladera abajo convertida en una poderosa y destructiva lengua de hielo. Reflejo de su enorme poder erosivo son tanto la cubeta del circo que corona la montaña, como el ancho canal que surca sus faldas camino del valle”. Esa perspectiva difiere radicalmente de las habituales que se contemplan desde cualquiera de las cumbres de Ponga, donde aparece como una masa herbosa redondeada y de grandes dimensiones en altitud y longitud.

El PARQUE NATURAL DE PONGA -Reserva de la Biosfera, julio de 2018-, que ocupa la totalidad de ese concejo, se sitúa en la montaña centro-oriental de Asturias, entre el Parque Nacional de los Picos de Europa y el Parque Natural de Redes, con una superficie protegida de 20.533 hectáreas. Se caracteriza por un fuerte relieve en el que destacan cordales rocosos, como la crestería del Tiatordos (1.951) de naturaleza calcárea, y encajonados desfiladeros, como el de los Beyos, donde los abruptos roquedos calizos son cortados limpiamente por el cauce del río Sella.

Abundan asimismo masas boscosas formadas por tejos, robledales, abedulares, fresnedas, castañares, arces y alisedas. Pero entre la flora destacan los hayedos, siendo estrella la “Reserva Natural Parcial de Peloño”. El parque tiene también reconocidas otras figuras de protección: “Lugar de Importancia Comunitaria de Ponga-Amieva”, “Zona Especial de Conservación Ponga-Amieva” y “Zona de Especial Protección para las Aves Redes”.

Pasado el PUENTE DE RIOSOL en la carretera, tomamos la vega del mismo nombre donde encontramos las primeras señales del PR. Siguiendo las mismas, atravesamos el río Esla, muy cerca de una de sus fuentes, por un puente de madera y nos incorporamos a la pista PR LE-20 al PUERTO DE VENTANIELLA-RUTA MEDIEVAL DE VALDOSÍN. Discurre por el típico paisaje de la montaña septentrional del Parque Regional, con extensos pastizales limitados por brezales, piornales y bosques de hayas.

“Fue una de las rutas más utilizadas en al antigüedad para transitar entre la Meseta castellana y la costa oriental asturiana. Al menos desde la Edad Media, contó con un camino carretero suficientemente amplio y arreglado como para permitir el paso de carros tirados por bueyes entre las localidades de la Uña y Sobrefoz, haciendo escala en el caserío de Ventaniella, donde existía una venta para asistencia del caminante. Por esta ruta transitaron soldados, arrieros, mercaderes y vaqueros”.

En seguida encontramos hayedo a la izquierda -TRAS DEL FRADE- y PEÑA DEL CASTIELLO (1.352) a la derecha, junto a la cual pasamos estrechándose el camino. Ese rocoso montículo “conserva un topónimo que sugiere la existencia pasada de un castro o un puesto de vigilancia medieval. Aunque actualmente no se conocen restos que así los atestigüen, no sería de extrañar teniendo en cuenta su privilegiada situación para el control de un paso que, en aquella época, formaba parte de una de las principales vías de comunicación a través de la Cordillera Cantábrica. De hecho, hay quien se atreve a aventurar que en Peña Castiello se cobrara un impuesto o alcabala a los arrieros y transeúntes que hacían ruta entre la Uña y Ventaniella”.

El abrupto peñasco presenta en su cara meridional una caída vertical de 60 metros repleta de oquedades y repisas, en la que anida una importante colonia de avión roquero. Rodeando su base desembocamos en la VEGA DE VALDOSÍN, valle característico de la montaña cantábrica, modelado por las glaciaciones cuaternarias, donde confluyen diversos arroyos, muriendo la pista al lado de un redil que acoge grandes rebaños de ganado vacuno en el estío.

Aquí se abandona la senda, tomamos dirección norte, obviando el valle del ARROYO DE LAS CORVAS a nuestra derecha. Primeros repechos con algún roble centenario, piornos que se atraviesan sin dificultad y majada –EL CANTIL-. Atrás emergen al fondo los PICOS DEL MAMPODRE (2.190) en territorio leonés y PICOS DE LA CASTELLANA (1.584) al frente. Justo antes de embocar el valle del Arroyo de la Majada de la Castellana, que conduce al COLLADO DE LAS ARRIONDAS (1.755) y PEÑA PILEÑES (2.019), el track nos desvía a la derecha por desnivel marcado que desemboca en repisa herbosa.

Girando al noreste, PEDRICES DE PEÑA TEN (1.500), subimos con paciencia por sucesivos planos herbosos y pendientes acusadas, hasta las primeras estribaciones del circo escarpado (1.873), que forma parte de la peña. La panorámica de la CORDILLERA, con sus múltiples cumbres en sucesivos planos, repunta por el poniente. Siguiendo los hitos de piedra y la vereda, que asciende cresteando con relativa facilidad por la arista occidental, llegamos a la cumbre, marcada con vértice geodésico, buzón y placa, con el soberbio escenario del CORDAL DE PONGA Y CASO al norte-noroeste.

“Reposando junto a la torreta de la cumbre, estás inmerso en una de las panorámicas más reveladoras de toda la cadena cantábrica. De la Cordillera, tus ojos recorren desde lo más profundo del horizonte al oeste, con Peña Ubiña e incluso alguna tierra somedana… hasta el este, con los Picos de Europa, Peña Prieta y sierras del interior de Cantabria y Palencia. Entre estos dos extremos una riquísima orografía. Cordales poderosos, arrugas de la corteza terrestre a cuyos pies los asentamientos humanos no son más que puntos blancos diseminados por los valles” (Javier Cubillas Gutiérrez, Panorámicas de la Asturias Oriental y Picos de Europa).

Ruta corta, no presenta dificultades técnicas, viene a ser la de más fácil acceso respecto a otras vías que tienen otros puntos de partida, pero requiere esfuerzo físico por su acusada pendiente, especialmente en el tramo de aproximación al circo glaciar y en el recorrido de la arista occidental, donde hay que superar un desnivel de 625 metros en apenas dos kilómetros. Caminando al borde del abismo por esa arista, nos cautiva la salvaje cara sur colapsada entre agrietados farallones y profundos tajos, balconada que nos asoma a las Corvas, con horizontes sugestivos por tierras leonesas. ¡Es la reina de las cumbres ponguetas!