Peña Ubiña desde Torrebarrio

Aparcamos en el pueblo de Torrebarrio, cerca del refugio y de un pilón para el ganado.

Ruta recomendable pero no apta para no iniciados, hace falta un buen estado de forma para disfrutar de ella y tener cierta habilidad y costumbre para moverse por pendientes acusadas entre rocas.

Es una ruta exigente, hay que caminar con precaución en los últimos 400 m de desnivel, tanto en la subida como en la bajada de la cima. Exige ayudarse de las manos y aunque no hay patio que impresione en la bajada hay que extremar la precaución. Los últimos 100 de desnivel hasta la cima transcurren por una cresta muy bonita, aérea en algún tramo, pero ancha.

Partimos de una altitud, según mapa topográfico de 1245 m.

Salimos de Torrebarrio bajando un poco hasta cruzar el arroyo y luego tomar una pista a la izquierda por la que comenzaremos a subir, ya casi sin descanso, hasta la cima de Peña Ubiña.

A un km y medio tomaremos una senda a la derecha, teniendo un paredón del macizo de las Ubiñas a nuestra izquierda. La subida se empina más. Pasamos por una canchalera y luego un terreno herboso hasta llegar al collado del Ronzón.

Giramos a la izquierda y por una senda marcada sobre una pradera empinada y pegada a una cerca de alambre ascendemos hasta el inicio del roquedo de la Ubiña Grande, por el que zigzagueando vamos subiendo, con alguna ayuda de las manos, por senda un tanto laberíntica porque hay hitos y marcas y sendas pisadas que se bifurcan, se dividen y se unen formando caminos entrelazados.

Esta pared rocosa da paso a una cresta ancha, con vistas espectaculares, hoy con una luz tamizada por un cielo con más nubes que claros.

La cima es amplia y se alarga en suave descenso hacia el cresterío del macizo que lleva a los Fontanes donde se forma un mirador desde el que contemplar el valle de Tuiza, los Fontanes, Somiedo, Babia, valles y montañas en un continuo paisajístico.

El descenso es laborioso, haciendo uso de las manos en varias ocasiones.

Una vez llegados a la primera cuesta herbosa paramos al final de ella a reponer fuerzas en la base del cerro La Carba, junto a una aguja de roca.

De ahí a Torrebarrio la bajada se suaviza algo y podemos caminar charlando y cambiando impresiones.