Peñacorada, 1.831 m, desde Prado de Guzpeña

Ascensión sencilla, sin dificultades técnicas reseñables, desde el pueblo de Prado de Guzpeña.

Partiendo desde un paso a nivel en una vía, en las afueras del pueblo, me dirijo hacia una chimenea que se ve desde la lejanía en la altura, que corresponde a una mina de carbón. De allí cojo un camino que abandonamos a mano derecha al encontrarnos con un edificio (indicado en waypoint). A partir de aquí tomo un sendero que atraviesa un bosque de robles completamente pelado por el invierno. Suelo lleno de los restos de las anteriores estaciones, de humedad y de frío.
Después, salgo a un camino y siguiendo el camino por la ruta marcada en el track, subo una gran ladera hasta llegar a la cuerda y y siguiendo está a través de los hitos hago cumbre en el Peñacorada, 1.831 m.
Vistas preciosas del Espiguete, Curavacas y Peña Prieta más al fondo. De allí sigo por el Macizo de Peñacorada y hacia la mitad del mismo decido girar a la izquierda para emprender la bajada. Hallo una pradera con algo de nieve y una pequeña laguna toda congelada.
Después de aproximadamente 4 ó 5 km de descenso, enlazo con un camino y unas vaquerizas y solo tengo que continuarlo hasta llegar a la chimenea de la mina anteriormente mencionada y a la vía del tren dónde dejé el coche.

Peñacorada es una montaña resultona, se sube con facilidad pero sí que cuenta con su puntito de esfuerzo, muy buena para entrenar y para no perder la forma. La parte primera de aproximación es cómoda, a través de caminos y senderos. La ascensión es rápida y empinada. Un gran esfuerzo que no dura mucho. La parte que a mi me pareció más bonita en esta época del año y con el tiempo que me hizo (frío seco y sol) fue la que trascurre por el Macizo de Peñacorada, el collado y pradera alta y luego todo el descenso por la otra vertiente, hasta encontrar con otros caminos que luego atraviesan robledales.