Peñalba-Cabeza de la Yegua-Alto de las Berdiaínas-Valle del Silencio-Cueva de San Genadio-Peñalba.

La idea de la ruta era hacer la cuerda de los Montes Aquilanos. Como decía mi abuela las personas proponen y dios dispone.
Ruta exigente por el desnivel, tanto en subida como en bajada, aunque no tiene ninguna dificultad técnica.
Dejamos el coche en el parking de la entrada del precioso pueblo de Peñalba de Santiago. Lo cruzamos descendiendo por la parte alta y salimos del pueblo dejando una fuente/abrevadero a nuestra izquierda. Descendemos otro poco hasta cruzar el Arroyo de Peñalba y comienza la subida, suave, para ir calentando motores. Pasamos por un pequeño cementerio, a la derecha del camino, y por una senda bien marcada llegamos a la bifurcación donde tomamos a la izquierda la senda de Los Montes Aquilanos.
Es una senda muy empinada, en menos de un kilómetro y medio ascendemos más de 500 m de desnivel. Es muy buena hora, hace fresco y vamos protegidos entre árboles pero hace sudar la pendiente.
Ya en la cuerda giramos a la derecha y cumbreando por lomas con piornos y por senda estrecha llegamos al punto más alto de la ruta: La Cabeza de la Yegua (2.142) ; el nombre le viene de que vista de lejos la cima semeja la cabeza de un caballo.
Desde la cima hay una pronunciada bajada por lo que sería el cuello de la yegua hacia la grupa para encarar otra subida hacia el alto alomado de las Berdiaínas. El alto queda un poco a la izquierda de la senda, lo visito por hacerle un cumplido pero no tiene mucho interés.
Descendemos con la vista de la cuerda de la Mayada a nuestra derecha y la espléndida panorámica del Valle del Silencio. Es aquí donde decidimos cambiar la hoja de ruta y descender por el corazón glaciar del valle del Silencio. Para ello buscamos el atroche que nos parece más cómodo para acceder al valle, con cuidado porque la pendiente y el terreno descompuesto lo exigen.
En la Pradera Mayada paramos a tomar un bocado. Las vistas son un espectáculo que extasian.

Desde aquí la bajada se suaviza algo, toda por senda marcada, pasamos por la cascada del Silencio, una cortina leve de agua en estas fechas. Seguimos bajando y nos desviamos unos metros para visitar el cenobio de San Genadio, una cueva donde Genadio, que llegó a ser obispo de Astorga se retiró del mundo allá por los inicios del s. X.

De la cueva de San Genadio a Santiago de Peñalba hay un suave paseo con una corta pero durilla cuesta arriba para llegar al aparcamiento.