Peñas Blancas, cima dominante del término municipal de Cartagena, desde Rambla del Cañar (entre La Azohía e Isla Plana).

Ruta realizada el 4 de noviembre de 2023, junto a Antonio Valle (Músico&Montañero)

La Sierra de Cartagena se compone de un complejo tectónico superior o Maláguide, formado por calizas, dolomías y areniscas, y también, de un complejo tectónico inferior o Nevado-Filábride, constituido por esquistos, pizarras y cuarcitas, que discurre por la zona costera, desde Cabo de Palos a Punta Parda, así denominada por el color que caracteriza a esta parte del litoral murciano.

Es por ello que sorprende encontrarse con Peñas Blancas, una muralla pétrea de color blanco, que emerge vertical sobre su entorno. Se trata de un “espejo de falla” de apariencia blanquecina, pero que en realidad es roca de color terrino, debiéndose el color blanco a la asociación compleja de un alga microscópica y un hongo que viven sobre la superficie de la roca, que se vuelve resbaladiza al humedecerse, como bien saben los alpinistas cuando pretenden escalar esta pared vertical.

Que no se vea desde las carreteras que lo circundan, lo hace poco conocido para la belleza que atesora, quedando para visitas de excursionismo local, básicamente de cicloturistas que discurren por la Rambla del Cañar, lo que nos sitúa en un paraje bien conservado, donde en ocasiones debemos asumir el “campo a través” o el disfrute del cálido roce del espino negro, al transitar por sendas que terminan por cerrarse ante el escaso trásnsito. Hablamos de una ruta para senderistas de raza, capaces de sufrir ciertas penalidades para disfrutar del íntimo contacto con la naturaleza.

La ruta comienza en un amplio aparcamiento situado junto a la desembocadura de la Rambla del Cañar, así denominada por la abundancia de cañaverales, pero donde también abundan pinos, álamos, encinas, algarrobos, higueras, palmitos y palmeras, eucaliptos y plantas aromáticas como tomillo, romero y lavanda. En cuanto a fauna, veremos conejos, tejones y variedades de reptiles como el camaleón.

Lo primero que encontramos en la margen derecha de la rambla, son las ruinas de un antiguo "molino de cubo" bajo la famosa Cueva del Caballo, cuya boca de entrada la conforma un gran taffoni, que marca el nivel donde llegaba el agua en el Paleolítico (hace 10.000 años): 135 metros más alto!!!. No es habitual encontrar molinos de cubo en esta zona, pues necesitan de un curso de agua continuo y aunque aquí sólo se puede contar con el agua de la Fuente del Cañar, situada poco más adelante, vemos las dos muelas de piedra de molienda de cereal, lo que da a estas ruinas, un valor simbólico de algo único y excepcional.

Llegamos al punto de división del camino de ida y vuelta, donde se encuentra la antigua Ermita de la Virgen. Aquí, el 7 de enero de cada año, baja en romería la Virgen desde la Ermita de Nuestra Señora de la Luz, tal como podemos ver en una imagen de 2018, que he podido encontrar en La Verdad de Murcia.

Nos desviamos y comenzamos una suave subida por sendero bien señalizado, que pronto comienza a empinarse hasta llegar a un collado donde se inicia espectacular recorrido por la cuerda de la montaña, con excelentes vistas sobre el litoral, el icónico Cabezo de la Panadera, las ruinas de las Minas de La Calera (minas de hierro que funcionaron de 1884 a 1915, para reabrirse entre 1951 y mediados de los 60) y la increíble panorámica de Peñas Blancas.

Viene ahora el repechón final de subida a la plataforma superior, es el tramo de mayor pendiente, pero que no necesita echar manos y se puede hacer con apoyo de bastones. En la plataforma seguimos un tramo de sendero PR-MU 133 bien marcado, pero decidimos dejarlo, para campo a través, acercarnos al borde de la plataforma para disfrutar del increíble encanto de la pared pétrea de Peñas Blancas. Llegamos al Refugio, donde reponemos fuerzas y rápidamente ascendemos al VG (629), pues las rachas de viento iban en aumento.

Sendero de descenso con fuerte pendiente pero bien marcado. Llegamos a las proximidades del Barranco de Sagena, donde los propietarios han arado la zona del sendero para plantar olivos, lo que nos obliga a tener que atravesar una zona salvaje donde abunda el espino para introducirnos en el barranco, de donde salimos siguiendo la traza de otros senderistas, para ir a buscar la pista de tierra blanquecina que nos conduce hasta la Morra de la Yesera, de sólo 474 metros, pero por trazado quebrado que se hace duro.

Sin más novedad llegamos a una primera casa agrícola, cruzamos un ramblizo afluente de la Rambla del Cañar y estamos en la Casa del Nene, que forma parte de la Red de Casas Rurales de alquiler. Pasamos por una explotación ganadera de ovejas y a continuación, nos desviamos a la Ermita de Nuestra Señora Virgen de la Luz, construida en 1970, donde nos introducimos de lleno en la Rambla del Cañar y avanzamos con excelentes vistas sobre las paredes verticales de Peñas Blancas, que ahora nos recuerdan las Paredes de Leiva de Sierra Espuña.

Pasamos primero junto a un viejo molino de labranza (noria de sangre que estaba compuesta de dos ruedas, una horizontal movida por un animal, que transmitía el giro a otra vertical instalada sobre la boca del pozo, la cual llevaba aparejada una cuerda con vasijas adosadas, que extraian el agua hasta la superficie) y finalmente, junto a la Fuente del Cañar, donde no vimos el manantial, pero si cómo corría el agua y formaba pequeños embalses que dan lugar a una exuberante vegetación.

Ya de regreso, la Venta del Huevo y otras a pie de carretera están petadas de gente. Paramos por casualidad en Venta Moya y la verdad que muy bien. Cómodos, comida buena y bien presentada, atención excelente. Cerveza Estrella Galicia muy fría y precios democráticos. Buen final.