Peñas de Herrera (Picarron), desde Talamantes por Valdeherrera y regreso por Valdetreviño. Moncayo.

Se conoce por Peñas de Herrera a cuatro peñas alineadas a modo de espina dorsal de SW a NE, que constituyen unos de los parajes más pintorescos y representativos del macizo del Moncayo. Destacan por sus escarpes verticales y sus covachos, nido de buitres y águilas. Parece ser que desde época romana se asentó un castillo, el de Ferrera, en estas peñas, de ahí su nombre.
Partiremos de la serrana localidad de Talamantes, apiñada bajo su castillo roquero, recuerdo de tiempos en que esto eran tierras de fontera, para introducirnos en la barrancada de Valdeherrera e iniciar el ascenso por el sendero que la atraviesa. Nos llama la atención, gratamente, que su espeso encinar se salvó en gran parte del devastador incendio del pasado agosto.
Llegados al Collado de Valdelinares enfilamos decididamente por un zigzagueante senderillo a atravesar el espinazo entre El Ferrellón y Peña Enmedio; dando vista, en este paso a la parte meridional del Moncayo. Nos encaminamos a la base del Ferrellón con su chimenea de acceso, sin intentar la trepada, para continuar al Picarrón (la más alta) y encaramarnos fácilmente a su cima; aquí las vistas son sencillamente impresionantes.
Desde esta última cota el retorno es un sencillo paseo hasta el Collado del Campo y su refugio, sin olvidarnos de desviarnos al Cabezo de los Frailes que nos saldrá al camino, y de donde podremos obtener las últimas perspectivas sobre el amplio entorno de los Castillos de Herrera. Una vez en el Collado nos acercaremos hasta el refugio, que dicho sea de paso, se encuentra en unas condiciones óptimas, sobre todo para recrearnos con la observación de una zona erosionada, contigua a la casita y conocida por el nombre de Los Terregales; la característica más destacable de este paraje son las extrañas tonalidades que afloran en el desgastado y atormentado manto terroso.
Tras este breve paréntesis y volviendo sobre nuestros pasos, enfilaremos hacia el norte, a la sombra del pinar repoblado de Valdetreviño (recuerdo de aquel ICONA de infausta memoria), hasta bien cerca del pueblo, pudiendo refrescarnos en la conocida Fuente del Boticario, con sus cristalinas aguas.

Recorrido efectuado el día 20 de abril de 2013.

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