Peñas de la Majada desde Otero de Herreros

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Reseña de la ruta en Adventoorer: Peñas de la Majada desde Otero de Herreros.

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Las Peñas de la Majada son el dosmil más occidental de Guadarrama. Está en la Sierra del Quintanar, al final del cordal de la Mujer Muerta, al otro lado del puerto de Pasapán. Claro, una vez se hace el cordal entero, lo que menos apetece es ponerse a subir otro pico (por lo menos a mí, que estoy hecho un vago), así que siempre se queda un poco olvidada. Pero ahí está, y hay que subirla.

Salgo de la urbanización Canalejas de Otero de Herreros, junto a la vía del tren. La cruzo un poco más adelante, por debajo. La cosa es fácil: hay que llegar a lo alto del cordal y recorrerlo. Todos estos prados tienen pinta de ser privados. Están vallados y todo eso, pero los muretes de piedra se saltan con facilidad.

Entro por una puerta medio tirada, y empiezo la subida al lado del muro. De momento no veo gran cosa. Hay mucha niebla, así que esto empieza mal. Anoche debió de helar, porque está todo cubierto de escarcha. Y mucha. Lo poco que veo me gusta: árboles y arbustos blancos, prados blancos, todo blanco. Pero espero que las nubes se vayan, porque andar sin ver es un tostón.

En fin, la subida no es muy cansada, y como esto resbala un poco, voy tranquilo. Al cabo de un rato alcanzo la parte alta, después de cruzar un par de muros. A partir de aquí solo hay que seguir el cordal hasta llegar al puerto de Pasapán.

Por lo poco que veo, parece que hay una valla metálica que me va a acompañar todo el camino. Está cubierta de hielo, y a cada paso me entretengo agitándola para tirarlo. Bueno, así me voy divirtiendo.

Por aquí no hay camino. Hay arbustos, y aunque no suponen problema, a veces hay que pasar por zonas más espesas, y acabo empapado por la humedad.

Y de repente, zas, se acabó la niebla. Las nubes desaparecen y luce el sol. Pero así sin más, no es que se hayan ido con el viento. De repente aparece el sol, y cuando levanto la cabeza no veo una sola nube. Ni arriba ni abajo ni por ningún sitio. Alucino.

En fin, a ver si así me seco un poco.

Una vez en la parte de arriba, esto ya casi no tiene desnivel. Entre cima y cima hay pequeños collados, pero ni se notan. No tardo nada en llegar a las Peñas.

Al norte de la Sierra del Quintanar no hay nada. La meseta segoviana y poco más. Al sur está la Peñota, y siguiendo la cuerda está la Mujer Muerta. A lo lejos, Navacerrada y la Maliciosa.

Después de comer un rato, alcanzo la última cima, una cota sin nombre, donde busco las ruinas de un antiguo refugio que sigue apareciendo en los mapas. Ya no hay nada, así que imagino que lo habrán eliminado por completo.

Ya solo queda bajar al puerto y volver. En cuanto puedo, cojo la pista que sale de la cima. Estoy harto de tanto arbusto.

Desde el puerto la pista se ensancha y se avanza rápidamente. Tras un par de zetas hay una bifurcación. En la izquierda, un portón con un cartel que dice: ‘FINCA PRIVADA. PROHIBIDO EL PASO’. Afortunadamente, no sé leer, así que salto el portón y sigo por esa pista.

Más y más revueltas hasta llegar a un punto problemático, a los 15 km más o menos. Es la zona en la que he marcado tres opciones para continuar.

He hecho la ruta dos veces. La primera entré por la Opción 2, y al llegar a la Opción 3 abandoné el camino y seguí recto, metiéndome por entre los matujos, subiendo hasta alcanzar el camino que hay más arriba. Me pareción horrible aquello. Por los arbustos no había ni camino ni nada, y fue un incordio. Así que la segunda vez no abandoné el camino, y seguí tal y como aparece en el track. El camino es más cómodo, pero hay una subida que a esas alturas es un poco desagradable. Se coge el camino más arriba, y a partir de ahí se va bien.

El caso es que esta segunda vez, al llegar al punto de la Opción 2, vi un poco más abajo otra bifurcación, a unos veinte metros, la que he marcado como Opción 1. Sobre el mapa me pareció un camino perfecto, porque avanzaba hacia donde yo quería, pero desaparecía un poco más adelante y no me atreví a meterme por allí. Soy un cobardica… Así que seguí por la Opción 2. Pero más adelante, al llegar al collado del fondo, eché la vista atrás y me pareció que la Opción 1 era la clave. Seguro que es el mejor camino, porque va llaneando y solo hay que atravesar unos poco matujos. Pero claro, yo qué sé. Si repito esto alguna vez, entraré por ahí.

Pues nada, después de bajar hasta el collado ya no queda más que volver al principio. Eso sí, me encontré con unos cuantos toros por allí pastando que no me hicieron mucha gracia. Pero no me metí con ellos y ellos no se metieron conmigo. Eso sí, me miraban de un modo muy feo. Me aparté todo lo que pude y seguí adelante sin molestias.

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