Travesía Peñón de la Mata. Ruta de las trincheras de la Guerra Civil. Cogollos Vega

Localizamos la espectacular Sierra Arana adosada al Parque Natural de la Sierra de Huétor, aunque no gozando aquella del nivel de protección que tiene esta última. Se extiende de oeste a este sobre una base de roca caliza, en la que abundan los paisajes cársticos, bosques de grandes y robustos pinos, chaparros y monte bajo. Para los amantes de la fauna existen desde cabras montesas, jabalíes, ardillas, zorros, hasta numerosas especies de aves rapaces.

Su atractivo paisaje de pinares y masas de roca caliza, sus picos de altura media la convierten en un apreciado destino para la práctica del senderismo todo el año.

Dentro de los límites de Sierra Arana se halla el Peñón de la Mata (1.668 metros), cuya cima es un destino muy adecuado para conocer estos parajes y formando parte de los picos más altos, entre los que predominan los 2.029 metros de la Peña de la Cruz. El Peñón de la Mata es una cumbre esbelta y muy visible conforme nos aproximamos a la Sierra de Cogollos Vega, pueblo cercano a la capital por el que pasa la Ruta del Califato.

La inaccesibilidad del Peñón de la Mata sirvió como refugio a miembros de los dos bandos que se enfrentaban durante la guerra civil española; en su cumbre y faldas se encuentran trincheras y barracas testigos del lado oscuro de nuestra historia. El Peñón de la Mata fue frente en la Guerra Civil española. Primero fue tomado por el bando de los sublevados el día 1 de julio de 1937, luego fue tomado por los Republicanos el día 11 de abril de 1938, en una sangrienta batalla.

DESCRICIÓN DE RECORRIDO:

Iniciaremos esta ruta en la localidad granaína de Cogollos Vega; más concretamente en la entrada de esta, junto a la FUENTE DE LOS CUATRO CAÑOS y un espléndido mirador desde donde se obtienen unas magníficas panorámicas de la Vega de Granada.

Ascenderemos por las intrincadas calles hasta conectar con la RUTA SENDERO PEÑÓN DE LA MATA. Señalizado con postes informativos. Este sendero asciende por el CAMINO DE CARFAQUÍN, de los Plantaos, en paralelo al Río BERMEJO.

En la primera bifurcación señalizada tomaremos el camino de la derecha que se dirige a una FUENTE Y MERENDERO que se encuentra junto al cauce seco del Río Bermejo y la Acequia de Fardes. Aquí abandonaremos la cómoda pista que traíamos hasta ahora y nos desviaremos a la izquierda por un sendero que asciende por el cauce seco del Arroyo del Barranco del Toril. Desde este sendero ya empezaremos a ver arriba y a la izquierda, encaramados en lo alto de los riscos, los primeros restos de la Trincheras del Cerro Nevado.

Poco después enlazaremos con una pista que tomaremos a la derecha. En la siguiente bifurcación volveremos a desviarnos a la derecha por un carril que se dirige directamente hasta las TRINCHERAS DE TORILES O TAJUELOS. El emplazamiento ocupa uno de los salientes del Cerro del Toril. La disposición de las construcciones está basada en un sistema de trincheras cerrado y de forma ligeramente cuadrangular, que comunica las principales edificaciones del sitio. La red principal estaba conectada a otros ramales, terminados en pozos de tirador con forma de media luna, llamados corchetes. Estas estructuras estuvieron tapadas por cubiertas con vigas de madera. Disponían además de varias aberturas para vigilar (troneras). Por lo demás, la zona central posee un puesto de mando y un refugio contra artillería, blindados con encofrados de hormigón que pueden superar los dos metros de espesor. Están protegidos por un parapeto que deja libre un pasillo de circulación. Custodiaban la fortificación dos escuadras (doce personas), equipados con un fusil por soldado y comida de reserva para cuatro días.

Para retomar el camino principal deberemos desandar parte del camino y volver al cruce anterior y seguir de frente. Enseguida dejaremos el pinar y saldremos al espacio descubierto de COLLADO DE PRADOS DEL REY, el punto de partida para llegar a las TRINCHERAS Y EL REFUGIO de CERRO NEVADO que existen en la cima. El edificio más relevante de Cerro Nevado es un refugio contra artillería asomado al cortado vertical sur del cerro y fabricado con encofrados de hormigón que superan el metro de espesor. Al otro lado, la línea frontal de trincheras tenía un tramo arqueado y una ramificación adelantada, que conducía a un emplazamiento para un fusil ametrallador. El conjunto estaba cercado por un cordón doble de alambrada. La posición se encontraba a cargo de un pelotón (dieciocho personas). Estaban provistos de un teléfono, cohetes de iluminación y víveres para cuatro días (garbanzos, tocino, chorizo, latas de sardinas y chocolate). El agua se traía desde el cercano río Bermejo y se depositaba en una vasija cerámica de cincuenta litros de capacidad.

El siguiente tramo va subiendo progresivamente. Tendremos que dejar el camino en el COLLADO DEL PORTICHUELO. La ruta continúa por el Calar del Frentón, en la vertiente suroeste del Peñón. A partir de ahora la pendiente se vuelve bastante dura y el sendero es poco definido hasta que alcancemos la cota de altitud 1.436 m. Desde el lugar se puede contemplar toda la extensión de la Vega de Granada y las sierras que la envuelven. Durante un buen trecho más vamos a disfrutar de estas vistas y del paso por las varias posiciones. Las primeras son las TRINCHERAS DEL CERRO DE LA CRUZ DE COGOLLOS. La posición ocupa el saliente situado más al oeste, en el Peñón de la Mata. Las instalaciones han acusado el paso del tiempo. Originalmente eran seis puestos de observación, tiro y escucha, unidos por un parapeto, con un emplazamiento para una ametralladora, y un refugio contra artillería. El recinto estaba rodeado por una alambrada con un trazado oval. Actualmente se mantiene en pie uno de los puestos, que cuenta con varios accesos y una habitación adosada. Del resto solo quedan los cimientos o parte del arranque. Las construcciones se hicieron con piedras del lugar y hormigón. El agua se guardaba en un depósito de fibrocemento (comúnmente conocido por la marca comercial “Uralita”), y se traía desde Cogollos a lomos de animales de carga.

A muy poca distancia encontraremos EL PILÓN DE AZÚCAR. El Pilón fue puesto de mando y sede de la Plana Mayor de la zona. La defensa estaba organizada para proteger el espolón rocoso que sobresale hacia el suroeste. Así, el punto más alto se eligió para colocar un fusil ametrallador, mientras que el resto del conjunto se envolvió con una línea arqueada de parapetos con sus respectivos pozos de tiro y un perímetro externo alambrado. Finalmente se construyeron algunas habitaciones y un refugio contra artillería, protegidos por el corte del cerro. La superficie exterior del refugio se aprovechó para representar el emblema del cuerpo de ingenieros, cuando el cemento aún estaba fresco, hoy día ha sido deteriorado por actos vandálicos. El lugar estuvo ocupado por una sección (cincuenta y cuatro personas) y una escuadra para un mortero (un tirador, un cargador y un proveedor). Almacenaban comida para cuatro días y agua en dos depósitos metálicos de trescientos cincuenta litros de capacidad. También tenían dispositivos de señales, cohetes de iluminación y hasta un teléfono.

La siguiente fortificación que veremos será DERECHA DEL PILÓN. La fortificación de Derecha del Pilón disponía de un parapeto con varios puestos de observación sobre la elevación en que se encuentra, un albergue y un refugio contra artillería situado en la retaguardia, al abrigo del tajo. Entre los dos desniveles se dispuso una rampa escalonada que evitaba que los soldados quedaran al descubierto al desplazarse. Las provisiones, llegaban a través de la posición vecina de El Pilón. A pesar de la proximidad, el agua y otros productos se trasladaban con caballerías. Custodiaban la fortificación dos escuadras (doce personas), equipados con un fusil por soldado y comida de reserva para cuatro días.

Dejando atrás la última de estas instalaciones, caminaremos por la vereda que atraviesa la cresta sur y que nos conducirá hasta la CUESTA DE LOS MACARENOS, un pasillo natural con una fuerte pendiente que discurre muy cerca de una pintoresca DIACLASA. En este tramo hay que extremar las precauciones por la dificultad en el ascenso.

En los frentes de roca que hay donde termina la cuesta, y el paso difícil, es posible ver algunos de los grabados e inscripciones que hicieron los soldados. Es también el punto de enlace para afrontar el tramo final de ascenso a la montaña. Para ello debemos remontar la pendiente situada a la izquierda, ayudados por una serie de pequeños montones de piedras (hitos o mojones) que marcan el sendero entre las peñas. El camino que queda hasta la cima es sencillo y es donde descubriremos los edificios levantados durante la Guerra. La cumbre del PEÑÓN DE LA MATA constituye un sistema perfecto de defensa natural. Por esta razón vamos a encontrar pocas construcciones de la Guerra, tan solo una habitación rectangular con paredes recias y un tejado a un agua, y un refugio contra artillería con una bóveda de medio cañón y una cubierta exterior plana, algo más arriba. El lugar estuvo controlado de forma alternativa por parte de los dos bandos, cambiando, al menos cuatro veces. Por este motivo, existen inscripciones y símbolos (grafitis) de diferente ideología grabados en las rocas.

Una vez en la cumbre, localizaremos su punto más alto con la finalidad de vencer a esta enorme mole de roca calcárea. Disfrutaremos de maravillosas vistas al macizo de Sierra Nevada, mirando hacia el este, y en días claros, apreciaremos incluso la Sierra de Baza rodeada por el altiplano granadino. Al costado contrario está la cercana Sierra Elvira, el pantano de Cubillas y en el horizonte la Sierra de Loja, junto a todos los montes de olivos de la zona poniente.

Para abordar la segunda etapa del itinerario hay que comenzar a bajar hasta llegar a la ladera norte del Peñón. Para ello desandaremos el último tramo hasta la cima. Después descubriremos un desfiladero por el que circula una senda en dirección norte. A lo largo del descenso tendremos que ir girando cerca de la pared de la cabecera de la montaña en dirección oeste, buscando el COLLADO DE SAN AGUSTÍN. Una vez que lleguemos al lugar, podremos acercarnos a la posición del COLLADO DEL PEÑÓN. El Collado del Peñón o Collado de San Agustín se encuentra en un punto clave para controlar el paso entre el valle del río Blanco y el del río Bermejo. El sistema constructivo es muy curioso. Las estructuras están organizadas formando dos recintos rectangulares muy amplios, que dejan espacios vacíos dentro, a la manera de una auténtica plaza de armas. El perímetro está protegido por una línea de trincheras que rodea toda la elevación. Hacia el sur y oeste, cada pocos metros existe un pozo de tirador circular muy pequeño embutido en el terreno. Además, los recintos cuentan con dos trincheras lineales adelantadas a la red principal, que incluyen otros cuantos pozos de tirador del mismo estilo.

Continuaremos por el SENDERO DE PRADO LARGO, en la umbría del Peñón de la Mata, desde el que se divisa el valle del río Blanco. El recorrido inicia un descenso suave; pasando de sendero a camino. Cincuenta metros después nos desviaremos a la derecha por un corto sendero que nos conducirá a los restos de CASILLAS NUEVAS. Casillas Nuevas contaba con varios puestos de observación, tiro y escucha, integrados en un anillo de parapetos y pasillos. Dentro del recinto había un albergue para los soldados y fuera existía un refugio contra artillería, conectado al núcleo principal por una trinchera recta. El conjunto estaba cercado por una línea doble de alambrada. Las estructuras se han ido deteriorando y arruinando desde entonces. Actualmente se conserva el inicio de una trinchera reforzada con cemento y la parte baja de otros muros. El agua procedía del Molino de Catacena y se transportaba con bestias de carga hasta la posición, en donde se almacenaba en dos bidones metálicos.

Retomaremos el camino para volver a abandonarlo para ver CASILLAS VIEJAS, situado en la cima de la colina que destaca a la derecha. Las terreras procedentes de la excavación de las trincheras se aprecian desde cualquier punto próximo a la colina. La línea principal envuelve el extremo occidental del cerro y da paso a otra serie de ramales que bajan por las laderas hasta terminar en pozos de tirador. El edificio central es una habitación de piedra y hormigón de planta rectangular, con tejado de un solo faldón. Según la documentación de la época, se instaló un segundo albergue, del que no ha quedado rastro. La posición se abastecía de agua del Molino de Catacena, como Casillas Nuevas, pero el transporte se efectuaba a mano y se guardaba en una cuba de madera

La última parte del recorrido es confortable. Solo hay que seguir andando por el camino principal CAÑADA DEL AZAFRÁN algo más de dos kilómetros y medio, y dejar atrás algún cruce para estar de nuevo en la localidad de Cogollos y llegar al punto de partida y final de esta interesantísima y recomendable ruta.

Añadimos un excelente artículo, para quien le pueda interesar, extraído de la página de SANTOMERAVIVA en:

https://santomeraviva.wordpress.com/2017/09/20/el-penon-de-la-mata-nuestro-lepanto/


LO QUE SUCEDIÓ EN EL PEÑÓN DE LA MATA:

El golpe de estado, con un alzamiento militar, contra la República española, que tuvo lugar el 18 de julio de 1936, se hace efectivo en Granada el 20 de julio del mismo mes. Los militares de la población andaluza que participan en el mismo se hacen con el control de la ciudad en apenas tres días. Solo han encontrado resistencia en el barrio del Albaicín, donde milicianos mal armados y sin munición de repuesto son masacrados por las tropas sublevadas. La ciudad de Granada y las poblaciones más cercanas a ella de la vega quedan en su poder, pero la mayor parte de la provincia apoya a la República y Málaga sigue en manos republicanas. Los golpistas quedan aislados y el frente en algunos lugares queda establecido a apenas 8 kilómetros de la ciudad. ¿Cómo se explica que resistieran en esta situación, rodeados del enemigo por todas partes? Podemos encontrar la explicación en tres hechos: el primero que el futuro de la guerra no se juega en Granada, se está jugando en otros frentes más al norte: Madrid, el Ebro… y ahí es donde hay que hacer todos los esfuerzos de hombres y material de guerra; el segundo, que los sublevados se han hecho con la fábrica de explosivos de El Fargue, a la salida de Granada para Murcia, por lo que están mejor preparados para resistir y hacerse fuertes y el tercero, los militares sublevados han tomado sin oposición, el aeródromo de Armilla, muy cerca de Granada, y pueden recibir continuamente refuerzos de tropas africanas por vía aérea, aunque en agosto también los van a tener desde Málaga, que ya está en manos de los militares rebeldes. La represión de los primeros días de la guerra va a dejar más de 5.000 víctimas solo en Granada y los pueblos de alrededor en manos de los sublevados.

Es un lugar estratégico en el paso desde la vega granadina del Genil hasta el valle del Guadalquivir y la Meseta Central y hacia Levante, aunque en la guerra civil no ejerció ese papel ya que por estrategia o por cuestiones más importantes no entraba o no convenía el modificarlo con alardes de fuerza, a pesar de lo cual se habla de numerosos muertos, una cifra difícil de comprobar, fruto de enfrentamientos testiculares, más que racionales, de los mandos sublevados y de los republicanos. Al pie del Peñón de la Mata se encuentra la población que da nombre a la sierra: Cogollos-Vega, avanzadilla de los sublevados, ocupada por una bandera de la Falange, a escasos centenares de metros de las trincheras republicanas en el peñón. El Peñón de la Mata está en una ubicación ideal para cualquier ataque a la capital, pero esto no va a tener lugar en toda la guerra.

Los republicanos establecen su línea defensiva en la Sierra de Cogollos, con atrincheramientos en toda la zona axial, desde las inmediaciones de Cogollos-Vega, en manos de una bandera de la Falange y de tropas africanas, hasta el Peñón del Jorobado, en una línea que controla el paso hasta la ciudad granadina más importante en manos republicanas: Guadix. Construyen trincheras de oeste a este: en el Peñón de la Cruz, en lo más alto del Peñón de la Mata, auténtico nido de águilas inexpugnable, y en el Collado de San Agustín. Frente a ellos, barranco del río Bermejo por medio, falangistas y tropas africanas hacen lo mismo en la Sierra de la Yedra. Apenas un kilómetro los separa. Intentos vanos de tomar el Peñón, a pecho descubierto y sin apenas protección, provocan miles de muertos entre las filas sublevadas, mandadas al matadero por oficiales que solo buscan ganar prestigio entre su gente, pero que no conducen a nada. En lo alto de la Sierra de Cogollos también sufren las consecuencias de estos asaltos: se ven obligados a enterrar a algunos de sus muertos en el propio peñón porque las dificultades para bajarlos hacia su zona por la cara sur son muy grandes. Gozan de pocos momentos de tranquilidad en ambos bandos, las escaramuzas son continuas. Dos fechas importantes en este frente son la toma del Peñón por los sublevados el 1 de julio de 1937, dejando atrás numerosos muertos para conseguirlo, y el 5 de febrero de 1938, cuando lo vuelven a tomar los republicanos. Un frente, nada decisivo para la guerra, que va a provocar numerosas víctimas en los tres años de conflicto, por capricho y orgullo de los militares al mando de las operaciones. En 1939, con la guerra ya decidida, el general Muñoz Grandes ordena un ataque masivo aéreo que acaba con la resistencia republicana en el peñón definitivamente. Una gran parte de los que combatieron en el Peñón de la Mata lo hicieron ajenos a las ideologías que los enfrentaban, perteneciendo a uno o a otro según el territorio que era ocupado por los bandos enfrentados, y eran vecinos de las poblaciones cercanas que se conocían de toda la vida; como en una escena de La Vaquilla de Berlanga, me recordaba Pepe Abellán cuando hablaba del tema con él, bajaban al barranco que dividía los frentes aprovechando la oscuridad de la noche para compartir tabaco, comer cerezas o preguntar por la familia que estaba en zona enemiga, parta regresar a sus posiciones y enfrentarse al día siguiente a una cruel y fratricida lucha sin cuartel, a merced de los caprichos de sus oficiales. En el escudo heráldico de Cogollos Vega aparecen, ocupando toda su parte inferior, sobre fondo negro de luto, dos granadas, una por el bando republicano y otra por el nacional.