Peñón Grande, Perindolo, Cueva Túnel, 6 cumbres del Endrinal y Cueva de las 2 Puertas
near Grazalema, Andalucía (España)
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Itinerary description
Intensa ruta pedrusquera por mi querida Sierra del Endrinal acompañado por tres prestonianos de élite, casi toda ella off trail, por crestríos, lapiace y tremendos pedregales laberínticos, con algunas trepadas y destrepes muy técnicos y expuestos, solo apta para entusiastas de la caliza, especialistas en este tipo de terreno y con buena forma física, porque las piernas sufrirán un buen machaque (hay que ser muy amante de las piedras para no terminar hasta las narices de ellas).
Salimos tempranito del aparcamiento junto al camping Tajo Rodillo, al pie del Peñón Grande, que será nuestra primera cumbre, y empezamos a subir hacia el helipuerto y la Vereda Alta. Pasamos junto a la Fuente del Peñón Grande, aunque no nos detenemos, seguimos subiendo por la vereda y un poco más adelante la abandonamos para enfilar directo hacia el Collado de las Llanaíllas.
Enfilando hacia el Collado de las Llanaíllas
Cada vez que vengo por aquí sigo un trazado diferente, en esta ocasión nos ajustamos bastante a la vereda hasta un punto donde giramos a la izquierda para dirigirnos al collado. Al final da un poco igual, hay veces que me he metido en un poco más de matorral, pero hoy vamos por un camino bastante limpio. Para acceder al collado hay que hacer una pequeña trepada sin mayor dificultad. Desde las Llanaíllas contemplamos la espectacular arista del Peñón, que recorreremos a continuación.
Arista del Peñón Grande
La cresta se recorre bien hasta el Collado del Peñón Grande, hay que usar las manos en alguna ocasión si nos ajustamos a la arista –como es nuestro caso–, pero sin mucha complicación.
Arista del Peñón Grande
Para bajar al collado hay que destrepar un poco, en esta ocasión yo lo hago por la izquierda, pero también se puede bajar un poco más de frente.
Bajando al Collado del Peñón Grande
Desde el collado hay un escalón muy vertical que hay que superar para seguir avanzando por la cresta, la trepada por el frente –como la hacemos nosotros– es bastante técnica, pero se puede rodear un poco por la derecha, buscando una vía mucho más fácil. Un poco después hay otro paso un poco complicado que se puede superar haciendo contrapared –al menos yo lo hago así– y luego nos colamos por una gatera –se puede rodear, pero a mí me gusta pasar por ella– que nos da acceso a la cumbre, marcada por un majano. Desde aquí apreciamos perfectamente el recorrido que nos queda hasta la cima del Reloj: espolón del Corona de los Yedrales, espolón del Navazuelo, Tajo Daleao, Navazuelo, Corona de los Yedrales, Pico del Descubrimiento (que no se ve, tapado por este último), Simancón y Reloj.
Cumbres del Endrinal desde el Peñón Grande
Luego nos acercamos hasta el extremo sureste de la cresta donde se desploma en unos tajos abismales, trepando y destrepando algunos riscos. Han puesto una bandera –bastante raída ya– y constituye un extraordinario mirador al pueblo de Grazalema y todo el valle del Gaidovar, flanqueado por el embalse del Fresnillo y la crestería del Peñón Gordo.
Grazalema desde el extremo de la cresta del Peñón Grande
Hay que regresar hasta la cima por el mismo camino –no hay otra opción–, pero desde ella, bajamos directamente por una chimenea muy empinada, con un escalón de unos tres metros en el que tenemos que emplearnos a fondo. Otras veces me he asomado y me ha parecido imposible, pero esta vez, Antonio –que es muy peleón–, diciendo igualmente que no lo veía posible, ha seguido bajando poco a poco y con paciencia hasta conseguirlo. Y detrás hemos ido los otros tres. Hay una cinta que habrán dejado los escaladores –se ve en la foto–, que son los que andan por estas paredes. Puede servir de ayuda, algunos compañeros se agarran a ella para ayudarse en el destrepe, yo prefiero evitarla porque me ofrece más confianza la roca. Pero eso sí, me tengo que estirar a tope. Por aquí hacemos pocas fotos, estamos concentrados en lo que estamos, hay que andar con mucho tiento.
Escalón en la cara sur del Peñón Grande
Descendido este escalón, aunque queda un buen trecho de bajada usando las manos en más de una ocasión, el avance es menos dificultoso. Ya cerca del Llano del Endrinal hay otro escalón que se baja por un paso junto a la Cueva de los Ojos –la Escalera de Caracol, creo que lo llaman–, pero este ya sin dificultad.
Cara sur del Peñón Grande
Una vez abajo, tomamos el sendero que va del Llano del Endrinal hacia el Puerto de las Presillas, pero en cuanto estamos a la altura del espolón del Corona de los Yedrales –unos cientos de metros más adelante–, lo abandonamos para atacarlo.
Hay muchos espárragos por aquí –hasta yo los veo–, hoy no tenemos tiempo para eso, pero Pepa no puede resistirse y en un momento coge un puñado para una tortilla –el instinto recolector, que es muy fuerte–.
La primera parte de la subida al espolón no presenta dificultad, es subir por el empinado pedregal hasta la base del peñasco. Al final sí hay que trepar un poco con las manos, con diferente dificultad según la vía que elijamos –yo no elijo la más fácil–. Luego seguimos ascendiendo por la arista sur del Corona de los Yedrales hacia su cumbre hasta que empezamos a girar a la derecha para enfilar el espolón del Navazuelo –o Perindolo, como me gusta llamarlo–. Otras veces he aguantado más en la arista, da un poco igual, toda esta zona es un tremendo lapiaz con muchas grietas y torcas que tenemos que ir sorteando, y puentes pétreos que nos van permitiendo el paso: un laberinto calizo muy entretenido de recorrer.
Espolón del Navazuelo
Desde el Perindolo seguimos subiendo por la arista del Navazuelo, pero un poco más arriba cruzamos por una repisa colgada en los inmensos tajos. Desde aquí se aprecia el espolón en todo su esplendor, aunque las sombras duras del mediodía no proporcionan el mejor contraste. Es una formación asombrosa, para mí, de las más espectaculares de esta sierra –que es mucho decir–.
Espolón del Navazuelo
Desde la cumbre del Tajo Daleao –primera de las seis del Endrinal que pisaremos hoy– se distingue la Cueva Túnel –nuestro próximo objetivo–, pero hay que saber dónde está porque si no, es difícil encontrarla entre tanta piedra. También tenemos a la vista la cumbre del Navazuelo y la del Corona de los Yedrales, las dos siguientes.
Navazuelo y Corona de los Yedrales desde el Tajo Daleao
La Cueva Túnel se encuentra a medio camino entre el Tajo Daleao y el Navazuelo, hace poco que la conozco, había oído hablar de ella, pero nunca me había entretenido en buscarla –por aquí nunca se va sobrado de tiempo–. Ahora ya siempre la visito cuando paso cerca de ella. Delante tiene una profunda torca que hay que rodear, lo mejor es por la izquierda porque por la derecha hay que subir y luego bajar –aunque pensándolo bien, a eso hemos venido–.
Bajando hacia la Cueva Túnel
Como su nombre indica, es una cueva que se puede atravesar –como un túnel– y salir por la otra punta. En su interior nos protegemos unos instantes del sol, que a estas horas aprieta sin piedad.
Cueva Túnel
Seguimos subiendo por el laberinto pétreo hasta el Navazuelo, que ya se encuentra cerca. Desde su cima contemplamos nuestro próximo hito, el Corona de los Yedrale, y detrás la inmensa mole del Simancón.
Tajo Daleao desde el Navazuelo
Ahora vamos a por el Corona de los Yedrales, enfilándolo por derecho, sin más. Para superar la parte de la corona –el resalte calizo que rodea la cumbre– hay que hacer una sencilla trepada usando las manos.
Cumbre del Corona de los Yedrales
Le toca el turno al Pico del Descubrimiento, así llamado por estar acotado con 1492 msnm en el anterior mapa topográfico del IGN, aunque en el actual lo han rebajado unos metros y ya no cuadra –qué malajes–. Para atacarlo bajamos primero al sendero oficial de subida al Simancón y un poco más adelante giramos a la derecha para enfilarlo. Lo suyo hubiera sido subir por la arista norte, pero es un terreno muy áspero que nos hubiera entretenido mucho, y no vamos sobrado de tiempo. Así que subimos por este lado algo más dócil, aunque no deja de ser un tremendo lapiaz. Desde allí bajamos hacia el collado para enganchar de nuevo el sendero oficial del Simancón, que sube por su arista suroeste. Lo seguimos más o menos, pero sin dejar atrás ningún risco, claro.
Simancón desde el Pico del Descubrimiento
Me cuesta un poco llegar a la cima del Simancón con el sol pegando fuerte en lo más alto, pero con paso corto y constante, en quince minutos estoy coronando la quinta de las seis cumbres del Endrinal que traíamos en programa –ya solo queda el Reloj–. Una foto rápida –que es el punto más alto de esta sierra– y nos tiramos a tumba abierta hacia el collado que lo separa del Reloj.
Simancón
La bajada es muy empinada y con piedra suelta, pero a favor de la gravedad todo resulta más fácil –si se sabe aprovechar su impulso–. Mirando hacia atrás desde el collado, la cara oeste del Simancón resulta apabullante.
Cara este del Simancón desde el collado
Al llegar a la cima del Reloj, última de las seis, nos venimos arriba y miramos con lascivia al Morrocano, pero unos a otros nos quitamos esa idea descabellada de la cabeza, que ya está bueno lo bueno y todavía nos queda un buen trecho.
Cumbre del Reloj
Así que empezamos a descender por la arista norte, que se anda bien. Luego llegamos a una bifurcación de la cresta, no demasiado ostensible, donde debemos tomar por la derecha –por la izquierda bajaríamos hacia el Llano del Endrinal–. Esta bajada sí es más dificultosa, y se hace larga –a estas alturas, no se le puede reprochar a nadie que empiece a estar un poco harto de piedras–.
Bajando del Reloj por la arista norte
Cuando ya estamos prácticamente abajo, todavía nos queda un trecho para llegar al sendero del Pilón de la Sangre, y hay que ir esquivando el matorral, que se va espesando. Cruzamos el sendero y seguimos en dirección al Cancho de la Bejeruela por un terreno intrincado por donde a veces encontramos traza de sedero con hitos, pero no es fácil seguirla. Vamos subiéndonos a los riscos, como es nuestra costumbre, luego subimos al Puerto de Retacapas y desde allí por la Cordal del Viso, hacia la Cueva de las Dos Puertas, nuestro último hito destacado.
Cuerda del Viso
Cuando llegamos finalmente a la Cueva de las Dos Puertas nos relajamos y paramos un buen rato para hacer fotos, admirar las vistas y bromear, ya solo nos queda la empinada bajada hasta el pueblo, que realizamos con ritmo alegre.
Cueva de las Dos Puertas
Otra ruta extraordinaria por esta sierra inagotable, y con la mejor compañía, no se puede pedir más.
Salimos tempranito del aparcamiento junto al camping Tajo Rodillo, al pie del Peñón Grande, que será nuestra primera cumbre, y empezamos a subir hacia el helipuerto y la Vereda Alta. Pasamos junto a la Fuente del Peñón Grande, aunque no nos detenemos, seguimos subiendo por la vereda y un poco más adelante la abandonamos para enfilar directo hacia el Collado de las Llanaíllas.
Enfilando hacia el Collado de las Llanaíllas
Cada vez que vengo por aquí sigo un trazado diferente, en esta ocasión nos ajustamos bastante a la vereda hasta un punto donde giramos a la izquierda para dirigirnos al collado. Al final da un poco igual, hay veces que me he metido en un poco más de matorral, pero hoy vamos por un camino bastante limpio. Para acceder al collado hay que hacer una pequeña trepada sin mayor dificultad. Desde las Llanaíllas contemplamos la espectacular arista del Peñón, que recorreremos a continuación.
Arista del Peñón Grande
La cresta se recorre bien hasta el Collado del Peñón Grande, hay que usar las manos en alguna ocasión si nos ajustamos a la arista –como es nuestro caso–, pero sin mucha complicación.
Arista del Peñón Grande
Para bajar al collado hay que destrepar un poco, en esta ocasión yo lo hago por la izquierda, pero también se puede bajar un poco más de frente.
Bajando al Collado del Peñón Grande
Desde el collado hay un escalón muy vertical que hay que superar para seguir avanzando por la cresta, la trepada por el frente –como la hacemos nosotros– es bastante técnica, pero se puede rodear un poco por la derecha, buscando una vía mucho más fácil. Un poco después hay otro paso un poco complicado que se puede superar haciendo contrapared –al menos yo lo hago así– y luego nos colamos por una gatera –se puede rodear, pero a mí me gusta pasar por ella– que nos da acceso a la cumbre, marcada por un majano. Desde aquí apreciamos perfectamente el recorrido que nos queda hasta la cima del Reloj: espolón del Corona de los Yedrales, espolón del Navazuelo, Tajo Daleao, Navazuelo, Corona de los Yedrales, Pico del Descubrimiento (que no se ve, tapado por este último), Simancón y Reloj.
Cumbres del Endrinal desde el Peñón Grande
Luego nos acercamos hasta el extremo sureste de la cresta donde se desploma en unos tajos abismales, trepando y destrepando algunos riscos. Han puesto una bandera –bastante raída ya– y constituye un extraordinario mirador al pueblo de Grazalema y todo el valle del Gaidovar, flanqueado por el embalse del Fresnillo y la crestería del Peñón Gordo.
Grazalema desde el extremo de la cresta del Peñón Grande
Hay que regresar hasta la cima por el mismo camino –no hay otra opción–, pero desde ella, bajamos directamente por una chimenea muy empinada, con un escalón de unos tres metros en el que tenemos que emplearnos a fondo. Otras veces me he asomado y me ha parecido imposible, pero esta vez, Antonio –que es muy peleón–, diciendo igualmente que no lo veía posible, ha seguido bajando poco a poco y con paciencia hasta conseguirlo. Y detrás hemos ido los otros tres. Hay una cinta que habrán dejado los escaladores –se ve en la foto–, que son los que andan por estas paredes. Puede servir de ayuda, algunos compañeros se agarran a ella para ayudarse en el destrepe, yo prefiero evitarla porque me ofrece más confianza la roca. Pero eso sí, me tengo que estirar a tope. Por aquí hacemos pocas fotos, estamos concentrados en lo que estamos, hay que andar con mucho tiento.
Escalón en la cara sur del Peñón Grande
Descendido este escalón, aunque queda un buen trecho de bajada usando las manos en más de una ocasión, el avance es menos dificultoso. Ya cerca del Llano del Endrinal hay otro escalón que se baja por un paso junto a la Cueva de los Ojos –la Escalera de Caracol, creo que lo llaman–, pero este ya sin dificultad.
Cara sur del Peñón Grande
Una vez abajo, tomamos el sendero que va del Llano del Endrinal hacia el Puerto de las Presillas, pero en cuanto estamos a la altura del espolón del Corona de los Yedrales –unos cientos de metros más adelante–, lo abandonamos para atacarlo.
Hay muchos espárragos por aquí –hasta yo los veo–, hoy no tenemos tiempo para eso, pero Pepa no puede resistirse y en un momento coge un puñado para una tortilla –el instinto recolector, que es muy fuerte–.
La primera parte de la subida al espolón no presenta dificultad, es subir por el empinado pedregal hasta la base del peñasco. Al final sí hay que trepar un poco con las manos, con diferente dificultad según la vía que elijamos –yo no elijo la más fácil–. Luego seguimos ascendiendo por la arista sur del Corona de los Yedrales hacia su cumbre hasta que empezamos a girar a la derecha para enfilar el espolón del Navazuelo –o Perindolo, como me gusta llamarlo–. Otras veces he aguantado más en la arista, da un poco igual, toda esta zona es un tremendo lapiaz con muchas grietas y torcas que tenemos que ir sorteando, y puentes pétreos que nos van permitiendo el paso: un laberinto calizo muy entretenido de recorrer.
Espolón del Navazuelo
Desde el Perindolo seguimos subiendo por la arista del Navazuelo, pero un poco más arriba cruzamos por una repisa colgada en los inmensos tajos. Desde aquí se aprecia el espolón en todo su esplendor, aunque las sombras duras del mediodía no proporcionan el mejor contraste. Es una formación asombrosa, para mí, de las más espectaculares de esta sierra –que es mucho decir–.
Espolón del Navazuelo
Desde la cumbre del Tajo Daleao –primera de las seis del Endrinal que pisaremos hoy– se distingue la Cueva Túnel –nuestro próximo objetivo–, pero hay que saber dónde está porque si no, es difícil encontrarla entre tanta piedra. También tenemos a la vista la cumbre del Navazuelo y la del Corona de los Yedrales, las dos siguientes.
Navazuelo y Corona de los Yedrales desde el Tajo Daleao
La Cueva Túnel se encuentra a medio camino entre el Tajo Daleao y el Navazuelo, hace poco que la conozco, había oído hablar de ella, pero nunca me había entretenido en buscarla –por aquí nunca se va sobrado de tiempo–. Ahora ya siempre la visito cuando paso cerca de ella. Delante tiene una profunda torca que hay que rodear, lo mejor es por la izquierda porque por la derecha hay que subir y luego bajar –aunque pensándolo bien, a eso hemos venido–.
Bajando hacia la Cueva Túnel
Como su nombre indica, es una cueva que se puede atravesar –como un túnel– y salir por la otra punta. En su interior nos protegemos unos instantes del sol, que a estas horas aprieta sin piedad.
Cueva Túnel
Seguimos subiendo por el laberinto pétreo hasta el Navazuelo, que ya se encuentra cerca. Desde su cima contemplamos nuestro próximo hito, el Corona de los Yedrale, y detrás la inmensa mole del Simancón.
Tajo Daleao desde el Navazuelo
Ahora vamos a por el Corona de los Yedrales, enfilándolo por derecho, sin más. Para superar la parte de la corona –el resalte calizo que rodea la cumbre– hay que hacer una sencilla trepada usando las manos.
Cumbre del Corona de los Yedrales
Le toca el turno al Pico del Descubrimiento, así llamado por estar acotado con 1492 msnm en el anterior mapa topográfico del IGN, aunque en el actual lo han rebajado unos metros y ya no cuadra –qué malajes–. Para atacarlo bajamos primero al sendero oficial de subida al Simancón y un poco más adelante giramos a la derecha para enfilarlo. Lo suyo hubiera sido subir por la arista norte, pero es un terreno muy áspero que nos hubiera entretenido mucho, y no vamos sobrado de tiempo. Así que subimos por este lado algo más dócil, aunque no deja de ser un tremendo lapiaz. Desde allí bajamos hacia el collado para enganchar de nuevo el sendero oficial del Simancón, que sube por su arista suroeste. Lo seguimos más o menos, pero sin dejar atrás ningún risco, claro.
Simancón desde el Pico del Descubrimiento
Me cuesta un poco llegar a la cima del Simancón con el sol pegando fuerte en lo más alto, pero con paso corto y constante, en quince minutos estoy coronando la quinta de las seis cumbres del Endrinal que traíamos en programa –ya solo queda el Reloj–. Una foto rápida –que es el punto más alto de esta sierra– y nos tiramos a tumba abierta hacia el collado que lo separa del Reloj.
Simancón
La bajada es muy empinada y con piedra suelta, pero a favor de la gravedad todo resulta más fácil –si se sabe aprovechar su impulso–. Mirando hacia atrás desde el collado, la cara oeste del Simancón resulta apabullante.
Cara este del Simancón desde el collado
Al llegar a la cima del Reloj, última de las seis, nos venimos arriba y miramos con lascivia al Morrocano, pero unos a otros nos quitamos esa idea descabellada de la cabeza, que ya está bueno lo bueno y todavía nos queda un buen trecho.
Cumbre del Reloj
Así que empezamos a descender por la arista norte, que se anda bien. Luego llegamos a una bifurcación de la cresta, no demasiado ostensible, donde debemos tomar por la derecha –por la izquierda bajaríamos hacia el Llano del Endrinal–. Esta bajada sí es más dificultosa, y se hace larga –a estas alturas, no se le puede reprochar a nadie que empiece a estar un poco harto de piedras–.
Bajando del Reloj por la arista norte
Cuando ya estamos prácticamente abajo, todavía nos queda un trecho para llegar al sendero del Pilón de la Sangre, y hay que ir esquivando el matorral, que se va espesando. Cruzamos el sendero y seguimos en dirección al Cancho de la Bejeruela por un terreno intrincado por donde a veces encontramos traza de sedero con hitos, pero no es fácil seguirla. Vamos subiéndonos a los riscos, como es nuestra costumbre, luego subimos al Puerto de Retacapas y desde allí por la Cordal del Viso, hacia la Cueva de las Dos Puertas, nuestro último hito destacado.
Cuerda del Viso
Cuando llegamos finalmente a la Cueva de las Dos Puertas nos relajamos y paramos un buen rato para hacer fotos, admirar las vistas y bromear, ya solo nos queda la empinada bajada hasta el pueblo, que realizamos con ritmo alegre.
Cueva de las Dos Puertas
Otra ruta extraordinaria por esta sierra inagotable, y con la mejor compañía, no se puede pedir más.
Waypoints
Car park
0 ft
Inicio
Summit
0 ft
Navazuelo
Waypoint
0 ft
Sendero
Waypoint
0 ft
Cancho de la Bejeruela
Mountain pass
0 ft
Puerto de Retacapas
Waypoint
0 ft
Cruce
Waypoint
3,054 ft
Portilla
Car park
3,018 ft
Cañada de Mahón
Car park
3,002 ft
Llegada
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