Penyal Gros y Comuna de Biniamar.

Excursión corta pero interesante, para hacerla en días despejados por las vistas que durante su recorrido nos ofrece, y que es con la que hoy he celebrado mi trigésimo séptimo aniversario de mi puesto de trabajo. El llogaret de Biniamar, perteneciente a Selva, guarda un especial encanto con sus casas empedradas y calles limpias y bien arregladas. Esta vez dejamos el vehículo en calle Sant Pau, donde se encuentra la Iglesia Nueva, que junto a la de Son Servera y Estellens son las tres inacabadas de Mallorca. Es utilizada como polideportivo y escenario de actos culturales, propiedad del obispado y cedida al ayuntamiento de Selva. Comenzada a construirse a principios del siglo XX gracias a la aportación 100.000 pesetas que reunió el político Antonio Maura, en 1909 por falta de presupuesto, se quedó como la vemos hoy día.

Salimos de la pedanía por la calle des Comte junto a las casas señoriales de Son Odre, cuya configuración actual es de finales del XVII y principios del XVIII. Como la fachada de la casa mira hacia el norte, el reloj de sol lo tiene en el tejado de las dependencias anexas junto al camino.

Ahora todo el camino hasta el área recreativa es de tierra, ancho y con muy poco desnivel. En esta área está prohibida la circulación de vehículos, por lo que si se quiere llegar hasta ella, conviene dejarlo en la población. Llegados al primer cruce lo tomamos hacia la izquierda y damos con un paso canadiense con puerta lateral. Siempre iremos cerca del torrente de Massanella o de Biniamar.

Después de una caseta en ruinas y visitar un horno de cal en bastante mal estado, retrocedemos unos pasos y cruzamos el torrente, para dirigirnos a un pequeño acueducto.

Sobre él aún se puede ver la canal que llevaba el agua desde la Font den Patró o de sa Canal, en la zona de Biniatzent al lado derecho del torrente de Biniamar, hasta el aljibe en la plaza de Sa Quintana por donde regresamos al final. Eran un total de 1500 metros, que por el sendero que llevamos lo vemos a nuestra izquierda.

En el área recreativa hay torradoras, bancos y mesas entre encinas donde echar un buen rato. Salimos de ella por su izquierda, junto al torrente, y de los dos caminos que vemos, tomamos el de la derecha que es más suave. Esta es la parte que me hace calificarla de moderada, ya que el sendero en ocaciones se pierde por lo que hay que intentar seguir el track, que a veces se va de paseo. Son unos 500 metros de fuerte desnivel, con ramaje colocado a propósito para desorientarse y sin hitos. Nosotros lo subimos de coll en coll de tords, y nos fue muy bien. En el de más arriba habían dejado los "filats" o redes para cazar tordos, de unos cinco o seis metros de largo.

Una vez llegados a la pista forestal y en subida, a veces de hormigón a veces de tierra, se llega a un depósito utilizado para labores de contraincendios. Durante toda la subida se obtienen vistas de diferentes pueblos, valles y montañas, pero hoy algo nublado y con un móvil que es una patata, he sacado bien pocas fotos. Biniarroig, Santa Lucía, Caimari, huertos de Biniatzent, s'Alcadena, Tossals, etc.

El camino ancho termina en el Penyal Gros, cuya parte más alta es una zona llana de pinos, donde hoy estaban trabajando efectivos del Ibanat, en trabajos forestales de retirada de árboles debido al último temporal de viento que azotó esta zona. Desde una peña que se encuentra a nuestra derecha según llegamos, donde acaba la pared, hay muy buenas vistas, pudiendo llegar hasta ella tanto por la derecha como por la izquierda de la pared.

Según cruzamos esta, tres pinos caídos dificultan algo nuestra marcha, pero es fácil salvarlos. A medida que bajamos el sendero se va consolidando hasta convertirse en una pista ancha de tierra que nos llevará cerca de Lloseta. Hay algunos atajos, pero en ocaciones son de superficie peor que el propio camino.

Ya abajo nos encontramos un botador junto a una puerta metálica, que por su lado izquierdo no tiene rejilla, y giramos a la izquierda por el camino, para llegar a otra puerta que una vez pasada volveremos a cerrar. Comienza un sendero con poco desnivel que nos deja en la tercera puerta del día, también sin candado y con un cartel que nos recuerda nuestra obligación de cerrarla.

Ya hemos llegado a Biniamar, y al poco al pozo de Sa Quintana, con su placa conmemorativa de su centenario. Las dimensiones del aljibe son de diez metros de largo por cinco de ancho y unos cuatro de profundidad, hasta donde llegaba el agua de la Font den Patró. El gran volante de hierro es el que hace funcionar la bomba para extraer el agua.

En la Plaza Mayor también hay otro aljibe de características similares. También se encuentra allí la iglesia de Santa Tecla, de mediados del siglo XVII. Al parecer esta devoción es debido a que Biniamar en el reparto después de la conquista correspondió al paborde de Tarragona, figura eclesiástica de administrador general, ciudad donde la patrona es Santa Tecla. Al lado dejamos nuestro coche.

La mayor parte del recorrido, incluido el salto de la pared, se realiza por los terrenos de la Comuna de Biniamar, propiedad del Gobern Balear, de la que ya existen datos desde 1323. Dejo una captura de pantalla por si alguien quiere buscar más información en la Consellería de Medio Ambiente y Territorio. Por las tres barreras que nos encontramos no hubo ningún problema de paso.

En la plaza des Torrentet a la salida de Biniamar hacia Mancor, a unos 150 metros fuera de nuestro itinerario, se ha instalado una vagoneta restaurada que transportaba carbón dentro de las minas de lignito, en recuerdo de los antiguos mineros del Raiguer. La actividad minera duró hasta finales de la década de los setenta y principio de los ochenta, desapareciendo este oficio de Mallorca. Dejo foto.

Compañero de ruta: José Antonio y su mascota.