Pica Ten desde Los Trabanzos

08/08/2017

A pesar de no ser una de sus grandes cumbres, la Pica Ten es todo un emblema en Sajambre. Sus 1.222 metros se ven resaltados por su estratégica ubicación en medio del valle y por su característica forma de pirámide de cuarcita perceptible casi desde cualquier punto del contorno. La panorámica hacia el sur, con Oseja delante de la Pica es, sin duda, una de las más reconocidas de este valle.

La ruta tiene su punto de partida en Los Trabanzos, un conjunto de invernales ubicados junto a la carretera de Pontón. Una breve ascensión de apenas 240 metros, pero con algunos pasos relativamente complicados, permite hacer cumbre para observar los magníficos paisajes que, en cualquier época del año, ofrece Sajambre.

Es posible ampliar el recorrido de esta ruta accediendo a pie hasta su punto de inicio desde Oseja o desde el puerto de Pontón, ya que el paraje de Los Trabanzos se encuentra en el trazado de la Senda del Arcediano.

Los Trabanzos - Pica Ten

Esta ruta se inicia en Los Trabanzos, un grupo de invernales y prados de siega ganados al bosque y ubicados al pie de la N-625. Un apartadero de la carretera permite estacionar apenas un par de coches, ya que el espacio es escaso. El punto es fácilmente identificable, pues la Senda del Arcediano discurre por él y está señalizado.

En Los Trabanzos, y dejando a un lado la Senda del Arcediano en dirección a Oseja, parte hacia la izquierda otro camino de menor entidad que será preciso mantener durante algo más de 500 metros, hasta que llega a una pequeña campa despejada donde desaparece.

Desde allí puede intuirse la continuación de la ruta, ahora sin veredas, hacia el collado La Tolena situado a la derecha. En lo alto, dicho collado está poblado de acebos de gran tamaño que, en otoño, se cargan de abundantes frutillos rojos que servirán de alimento a numerosas aves y micromamíferos a lo largo del invierno. Desde allí ya se distingue perfectamente la Pica Ten.

La ruta prosigue luego por el interior del bosque, entre hayas y robles, siguiendo la cresta de una pequeña loma. Unos cientos de metros después, se llega a un claro con robles dispersos donde aparece un sendero marcado por el pisoteo que lleva a la cumbre. Será necesario rodear por la derecha una gran llambria vertical de cuarcita rojiza, parcialmente cubierta por la copa de dos robles. En este punto se inicia la pequeña canal por la que se asciende a la cumbre. Este es el único punto conflictivo del camino: si se pierde este paso, la ruta puede complicarse innecesaria y peligrosamente, sobre todo cuando las rocas están mojadas y resbaladizas, o las condiciones meteorológicas no son propicias.

La canal es pendiente, con algunos pasos en zigzag. Tras un primer tramo de subida se alcanza la primera de las dos cimas de la Pica, desde la que se contempla ya la cruz de hierro que corona la cima principal.

El paso entre ambas no es difícil, pero la modesta altitud de esta cumbre no es motivo para bajar la guardia. La cruz está formada por dos tramos de vía de ferrocarril y, desde ella, se tiene un punto de vista muy aéreo de todo el Valle de Sajambre, los pueblos, los bosques, las praderías...

El regreso se realiza por el mismo camino.

Panorámica desde la Pica Ten

Desde la cumbre de la Pica Ten las vistas de todo el territorio sajambriego son inmejorables. Hacia el sur se divisan los interminables bosques de roble y haya que pueblan las laderas que ascienden a Pontón. Como un complejo mosaico, entre el arbolado destacan en Berrunde las zonas de pasto ganadas al monte, que tradicionalmente se aprovechaban a guadaña durante el verano y a diente durante el otoño. Pero además del ganado, los corzos frecuentan estas zonas despejadas en busca de pasto fresco.

Los dos ejes vertebradores del valle se intuyen también desde la Pica Ten. Por un lado el río Sella y sus vallejos cabeceros del Infierno y Junsella, acompañados siempre por una cohorte de especies de ribera. Por otro, la serpenteante carretera de Pontón y del Beyo, la carretera nacional de Sahagún a Las Arriondas que, a finales del s. XIX libró a Sajambre de su secular aislamiento, tanto con Asturias como con el resto de León.

Desde el privilegiado mirador que es la Pica Ten aparecen todas las cumbres que bordean y delimitan el valle de Sajambre: el pico Pozúa, la sierra Jian, el monte Porricayo y las peñas Prieta, Negra y Mora, que cierran la cabecera de Valdemagán y el Zalambral.

Al oeste destaca Llaete y el que, probablemente, sea el pico más impresionante de los que se elevan en Sajambre, la peña Niajo. El Beyo, el imponente desfiladero abierto por el Sella, se perfila entre las calizas de la peña Niajo, la pica Loto y otras cumbres de la sierra de Cerezaledo, como peña Parcia y Jurcueto. Más allá, despunta otra imponente mole también caliza, la peña Beza, a cuyos pies se ubica la localidad de Soto de Sajambre.

Al nordeste aparecen Pico Jario y los picos de Valdelafuente; detrás de ellos, aunque desde aquí ocultos, se intuyen las imponentes elevaciones del macizo occidental de los Picos de Europa.

Durante la ascensión se atraviesan distintos tramos de bosque poblados por una nutrida comunidad de aves forestales, entre las que destaca, por sus alborotados gritos, el trepador azul que se mueve, incluso cabeza abajo, con pasmosa agilidad por los troncos de robles y hayas.

Dificultad técnica: Moderada:
Aunque su longitud es breve, parte de la ruta discurre fuera de senderos marcados, por terreno de montaña con resaltes, pedreras, precipicios, etc. por lo que conviene extremar las precauciones.
Prestar especial atención al llegar a la llambria rojiza que será necesario rodear por su derecha, para tomar correctamente el camino de ascenso a la cumbre. Cuando las rocas están mojadas resultan muy resbaladizas, en especial en la zona cercana a la cumbre. Extremar las precauciones.