Pico de Casillas. MADRID-ÁVILA

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Esta ruta sale desde el área recreativa del Regajo, a la que llegaremos por la carretera de los pantanos (M-501) hasta San Martín de Valdeiglesias y luego hasta El Tiemblo (CL-403)
Aquí recorreremos unos 8 km de pista forestal asfaltada primero y de tierra después, en muy buenas condiciones para subir en coche.
Hay tres aparcamientos con capacidad para unos 12-14 coches cada uno.

El pico Casillas o también llamado alto del Mirlo no es tan castizo como la Casa de Campo, pero algo madrileño sí que es. Los términos obulenses de El Tiemblo y de Casillas, que da nombre a este monte, limita con el madrileño de Rozas de Puerto Real y cuyo monte tiene su punto geodésico a 1768 m.

Echaremos a andar desde el aparcamiento, cruzamos el arroyo y tomamos el camino que en ascenso nos lleva a pasar una puertecilla.

Pocos metros más adelante nos saldremos del camino que llevamos y tomaremos una senda (atajo) a la derecha que nos llevará por la garganta del río Yedra, muy cerca de él, pudiendo disfrutar de sus pequeños saltos de agua.

A unos 700 metros desde el inicio, nos toparemos a la izquierda con el primer castaño centenario. Un tronco inmenso, lo bordeamos y seguimos la senda por detrás de él que nos llevará hasta El Abuelo, otro castaño centenario. Vallado para evitar daños.

Pocos metros por detrás del castaño también podemos echar un vistazo al refugio de Majalavilla. Es el primer refugio que veo que está pintado por dentro. Me gustó mucho y es digno de ver, además de muy bien cuidado.

Tomamos la pista de tierra que nos lleva en dirección al río Yedra. Un suave paseo que desemboca en pradera, donde "supuestamente" está la fuente Tío Legante. Yo no la vi. Aquí la senda del Castañar se da por finalizada pero quien quiera puede seguir una pista de tierra que sale en ascenso por la parte de atrás y que ya no nos dará tregua hasta llegar a la cima.

Nos encontraremos una valla metalizada a ambos lados del camino justo en el collado. Es el momento de girar a la derecha y sin perderla de vista nos acompañará si queremos hasta la cima. Digo si queremos porque yo fui en busca del pozo de hielo y desde aquí bordeé en sentido contrario a las agujas del reloj hasta atacar la cima, que se resistía porque parece que no llegas nunca.

Antes de la última atacada, nos encontraremos con la valla metálica, pasamos al otro lado y enfilamos a la izquierda.

Desde el punto geodésico, no perdáis de vista la valla (ni a los buitres negros de casi tres metros de envergadura) porque es la que nos sacará sin pérdida de este laberinto de matorral bajo que se nos presenta. Yo intenté bajar antes por la ladera de la izquierda que al principio ves sendero claro pero que después te encuentras atrapado entre tanto matojo.
Tuve que volver a subir y seguir la valla. Además te ayudan mucho los hitos de piedras que otras personas se han tomado la libertad, a Dios gracias, de poner.

Os advierto también, que esta es zona de jabalíes. Yo me encontré con uno, junto a sus tres jabatos y que gracias a mi perro que se puso a ladrar a una piedra con forma rara, éstos salieron de su escondite y se marcharon antes de que pasáramos por donde se estaban echando la siesta. Quizás también es que era ya bastante tarde para estar andando por allí. No lo sé.

La vuelta ya sin pérdida alguna, siguiendo la valla hasta el collado, girando a la izquierda, de ahí hasta la senda del Castañar y al aparcamiento.

Día repleto de sensaciones fuertes