Pico del Cueto; parapetos y trincheras de la GC; Escontría. Monte Carrales. Desde Villanueva-Carrales

Ruta incómoda y poco recomendable.
Mucho marruyeo y algunos tramos intransitables por las argomas y por los huecos en el suelo, pudiéndose producir accidentes indeseados.

Aún así, el corto recorrido por este rincón oriental del monte Carrales es muy atractivo debido a las huellas de la Guerra Civil y de los paisajes que se descubren.

Partimos desde el casi abandonado pueblo de Villanueva Carrales. En el comienzo del pueblo aparece una plazuela con una fuente y pilón y un fresno y nogal que dan sombra a unos columpios.

Dirección norte encontramos una salida entre la vegetación que nos va a permitir encarar la ladera del pico de cueto.

Vamos sorteando los brezos y argomas que revisten la ladera del monte.
A medida que ascendemos nos vamos dando cuenta que las rocas que sobresalen de la vegetación han tenido mucho protagonismo durante la guerra civil española.
Vamos descubriendo parapetos y trincheras encaradas hacia el Otero del monte Umarul.

Durante el avance debemos tener muchísimo cuidado y prestar atención para no caer en los numerosos agujeros y huecos que se han formado debido a los bombardeos y explosiones que tuvieron lugar en aquellos años del horror.

La vegetación que ha ido tupiendo la ladera es arbustiva.
Enebros rastreros y multitud de argomas y brezos, de ahí la nomenclatura de la zona, Bezana y Bricia, que dan sentido a estos lugares, abundan en demasía.

Vamos sorteando está incómoda vegetación para llegar a un llano y desde él atacar la fuerte pendiente lastrosa que nos va a permitir llegar al cordal del Pico del Cueto.

Cuando llegamos a las puntas pétreas de este magnífico monte nos recreamos con las vistas adyacentes que nos brinda este balcón natural.

Monte Carrales y su hermoso hayedo en ladera norte, los Castros de Quintanilla Rucandio y de Bricia, el cerro testigo de Umarul con su característica torre de ametralladoras con el pueblo de Bricia a su vera.

Seguimos un momento por las crestas del Cueto y descubrimos un portillo que conduce al hayedo.
Se trata de un paso de animales y que seguro también lo utilizan los cazadores.
Descendemos on cuidado y ya dentro del bosque vamos descendiendo en diagonal hacia el camino que nos llevará de nuevo a Villanueva.

Una lástima resulta acceder a esta pista debido al cinturón de argomas que perimetra la zona de hayas.
Por ello optamos por pasar, con resignación debido a vestir de corto, ya que no encontramos otra opción entre ellas para llegar así a la zona limpia del camino.

Atravesamos una portilla luego y descendemos bajo la atenta mirada del gran castro de Tureña, que luce hacia nosotros sus imponentes riscas.

El descenso es muy atractivo y sencillo.
Una gran haya solitaria marca la curva del descenso hacia la hoz de las Escontrías.
El Cueto desciende con sus crestones calcáreos hacia nosotros y una vez superada este accidente geológico descubrimos el vallejo que se alarga hacia Crespos.

Poco a poco avanzamos y así cerramos el círculo de esta marruyera ruta.
Tan marruyera como espectacular.

No recomendable para los amantes de caminos y alfombras rojas, aviso.