Pico La Cruz, Gasterantz y Laiera desde San Pedro de Galdames

Esta es una ruta de una longitud moderada que no llega a los 10 km con un desnivel positivo de 642 m, pero que se ascienden todos ellos en los primeros 2,5 km, con lo que se hace una ruta muy dura y complicada en su primer tramo, siendo el resto "une agreàble promenade", como diría un francés. Al Pico La Cruz he ascendido numerosas veces, pero siempre partiendo desde "Peñas Negras" y La Arboleda, ascendiendo previamente a varias cimas de Grumeran. Y hoy por fin lo voy a ascender desde Galdames, que ya tenía ganas.

Llego en una media hora a Galdames desde Bilbao y aparco muy cerca de la iglesia de San Pedro, tras el Batzoki, al lado de una rotonda con un parque infantil cubierto. Tras poner wikiloc a grabar inicio la marcha pasando al lado de la citada rotonda para enfocar de frente la calle Allende, girando a la izquierda a unos metros en el primer desvío señalizado. Tengo que decir que la ruta, al menos hasta ascender al pico La Cruz, me es totalmente desconocida, por lo que sigo el track en wikiloc de Josu Olano que en este tramo inicial me sirve de mucho, no tanto para el resto de la ruta que sé perfectamente por dónde transcurre.

Al principio veo señales rojiblancas de la GR 281 (Gran Recorrido de las Encartaciones), seguramente del tramo que baja del Ganerantz y da un rodeo hasta acabar en Galdames. El camino, bastante claro al principio, pero poco transitado y con considerables rampas, llega hasta una valla metálica abierta que taparía el camino, pero que al estar abierta casi de par en par permite el paso, tanto de personas como de animales. Llego enseguida hasta un gran roble con una señal rojiblanca en ángulo, por lo que interpreto que el camino gira a la izqda, pero no veo camino ni senda por ningún sitio, así que me dejo guiar, más o menos, por el track de Josu. Hay, o parece que hay, muchas senditas entre la hojarasca y bajo las encinas, quizá hechas por el ganado, pero enseguida se difuminan.

En estas ando cuando de repente veo un pequeño edificio a mi derecha. Parece ser que se trata de la ermita de San Roque, algo separada del barrio de Akendibar, del que me llegan ladridos de perros. Sigo como puedo hacia arriba por sendas no definidas, saliéndome de la ruta en varias ocasiones, y andando siempre bajo las encinas que crecen entre el karst calizo. Me pego un susto al aparecer de repente al lado de una gran cabra con su cría. Tras un buen rato de dificultosa ascensión, yendo por donde me parece más adecuado, llego a otra valla metálica que cierra la senda pero que se puede abrir sin dificultad, dejándola cerrada tras cruzarla.

Ahora la senda (si se puede llamar senda) entra en un pinar, subiendo por él derecho hacia arriba entre la panocha. Salgo del pinar y entro en un terreno dificultoso e incómodo que no abandonaré hasta arriba del todo, ya que se trata de un terreno kárstico en el que hay que andar saltando de roca en roca superando siempre bastante pendiente. El track que sigo me sirve como referencia muy relativa, porque camino, lo que se dice camino no hay, ni sendero alguno, y ello hace que me salga de la ruta en numerosas ocasiones, aunque el track indica seguir siempre derecho, hacia arriba. De repente, bastante lejos y bastante arriba, veo la ikurriña de la cima del Pico La Cruz, mi primer destino de la ruta. Ello me anima y me deprime a la vez. La cima está allí arriba pero aún me falta mucho. Y sigo.

Tras un buen rato de difícil y sudorosa ascensión llego a un corte que parece haber sido la explotación de una beta metalífera. Tras superar la sima por su parte superior atravieso un rebaño de vacas que pastan rumiando la escasa yerba que crece entre las rocas. Ahora pierdo de vista la ikurriña de la cumbre, pero sigo más o menos recto hacia arriba. Por fin, llego a la cercanía de la cima y accedo enseguida hasta ella muerto de sed. Estoy ¡por fin! en la cumbre del Pico La Cruz, de 803 m de altura, con una cruz de hierro similar a la del Gorbea, aunque ésta de solamente unos tres metros de altura. Hay también un mástil sobre el que ondea una ikurriña a pocos metros el buzón.

Desde la salida en Galdames hasta la cima he ascendido 634 m en 2,36 km. Para hacernos una idea, desde Bilbao al Pagasarri por el "Camino Viejo" subimos más o menos esa altitud en casi 7 km. Paro en la cumbre justo el tiempo suficiente para sacar un par de fotos y beber agua en abundancia, que estoy seco.

Destrepo el roquedo que da acceso a la cumbre y tras atravesar el estrechito paso inicial, llego a terreno herboso lo cual, después de andar por terreno kárstiko casi desde el comienzo, se agradece enormemente.

A partir de ahora viene lo que antes he llamado "une agreàble promenade", ya que prácticamente las cuestas serán inexistentes y solamente se trata de descender poco a poco por amplios caminos y pistas hasta volver a Galdames.

Justo tras atravesar el estrecho paso inicial en el roquedo de la cumbre salgo al lado de un precioso espino de tortuosas ramas y a unas hermosas campas donde se ve enfrente el camino que conduce a la cimita del Gasterantz. Y por ahí enfoco el camino.

El camino prácticamente llano y muy cómodo de andar sigue adelante casi recto hasta llegar a un próximo cipresal, transcurriendo a la vera de él. Enseguida llego a un cruce de sendas. La que llevo se desvía un poco a la derecha, fuera del cipresal, para a los pocos metros llegar a la pelada cumbre del Gasterantz (801 m), con un buzón en forma de cohete. Tras la foto de rigor desando esos pocos pasos para llegar al anterior cruce, girando a la derecha por un camino muy pisado que se interna en la oscuridad del bosque de cipreses de Lawson y desciende tras unos minutos entre la maraña de raíces hasta el collado Mustariaga. Ojo, aquí viene el desvío clave.

En efecto, en el pequeño claro del collado Mustariaga hay que desviarse a la izquierda, evitando el más ancho camino que sigue de frente hacia el Ganeran y el de la derecha, que baja hacia Peñas Negras dando un rodeo. Repito, hay que seguir por el sendero de la izquierda y que tras andar un corto tramo dentro del cipresal sale enseguida a cielo abierto. A partir de ahora y casi hasta llegar a Galdames todo el camino transcurre a cielo abierto

Ahora el camino es totalmente llano o en cierto descenso, y muy bonito. Enseguida accedo a un camino un poco más ancho que tras un rato de andadura llega a una zona con un amplio abrevadero. Allí me desvío la izquierda para subir a una lomita cercana coronada por unas cuantas piedras apiladas. Es la cumbre del Laiera, de 706 m y sin buzón. Desando el camino para acceder hasta el abrevadero y allí casi me equivoco de camino, ya que me desvío unos metros por la pista que conduce al collado Grumeran y al Pico Mayor. Enseguida me doy cuenta y retomo mi sendero para llegar en unos metros a una pista que viene de la derecha y con un postecito en el suelo pintado de violeta o malva. Se trata de un indicador de una de las rutas que transcurren por todo este entorno minero y que parten desde el Centro de Interpretación de Peñas Negras.

En el cruce sigo hacia la izquierda por una pista que ya no se abandona hasta Galdames y que sigue bastante recta durante un buen trecho. Toda esta zona está llena de cicatrices sobre el terreno kárstico resultantes de las heridas producidas por la explotación de mineral de hierro a cielo abierto. Al cabo de un rato llego a una curva cerrada hacia la izquierda viendo a pocos metros a la derecha los restos pétreos de la antigua ermita o iglesia de Nuestra Señora de la Piedad. Siguiendo adelante paso al lado de una bocamina con restos de otro pequeño edificio cercano.

Un poco después giro de nuevo bruscamente a la izquierda dejando a la derecha el camino que accede al Plano Inclinado de la mina Elvira. El camino pedregoso sigue en descenso para en un rato entrar en un pinar. Al poco de dejar el pinar accedo a una carretera de cemento que baja. Sigo por ella.

Tras trazar un par de curvas veo de frente y arriba, recortándose entre los pinos, la majestuosa mole del Pico La Cruz. De allí vengo, me digo. Al poco el camino de cemento se convierte en carretera a la altura de la barriada de Laia, siguiendo en fuerte descenso y trazando varias y cerradas curvas hasta llegar a Galdames, accediendo enseguida al aparcamiento del coche.

Fin de una preciosa ruta, muy dura e incómoda al principio, convirtiéndose después en un precioso paseo por una zona de excepcional riqueza minera de tiempos aun recientes.

Nota: He calificado la ruta como difícil solamente por su primera parte, entre Galdames y el pico La Cruz, ya que ese tramo en su mayor parte no tiene camino y transcurre sobre un terreno kárstico verdaderamente incómodo y difícil de andar, y con fuertes ascensos mantenidos. Este tramo es apto para montañeros y montañeras avezadas y con experiencia.