Pico La Rábita de Sayalonga (Málaga)

Nuestra ruta de hoy la haremos para subir al Pico de la Rábita de Sayalonga (678 m.).

El vocablo "Rábita", viene del árabe "ribat", que era una fortaleza o monasterio de la época nazarí. Un lugar con dos uso: la piedad y la guerra santa. Situado en un punto estratégico, desde donde se tenía amplias vistas para control y defensa de la costa y zonas circundantes.

Comenzamos el recorrido dejando el coche en calle El Calvario, un lugar con amplia zona de aparcamiento.

Y ya desde aquí comenzamos la subida. En la misma esquina desde donde giramos a la izquierda, no encontramos con los primeros póster indicadores. El camino no tiene ninguna pérdida, está bien señalado y además todo lo que tenemos que hacer es subir y listo, es casi imposible despistarse.

Las vistas en toda la subida, son una gozada, toda la sierra Tejeda, y los pueblos y pedanias de sus alrededores.

Llegamos al Pico, donde nos encontramos con el Vértice Geodésico, una hornacina con tres placas con una leyenda en español, inglés y alemán: “Esta piedra procede supuestamente del tiempo prehistórico. Se usó tal vez para fundir el metal. Leyendas y mitos narran de una piedra de sacrificios, se encontraron varias en los alrededores de Sayalonga..." seguido de varios textos con carácter esotérico, finalizando con un: “Dios os bendiga”. Y un monolito de piedras, y entre estas piedras, trozos de cuazo rosa.

Nos paramos un rato en este lugar para contemplar sus vistas y hacernos las típicas fotos de la zona. Un panorama increíble que bien merece echarle un ratito.

Comenzamos la bajada que la hacemos por el mismo sitio de la subida, no hay otra. Y llegamos al inicio y fin de la rutita de hoy.

Una ruta que, aunque corta, tiene su poquito de esfuerzo en la subida constante desde el inicio hasta el pico. El camino es fácil, ya que casi todo es por carril, y sin problemas para despistarse.

A destacar, como ya comenté antes, las vistas, como es habitual en todas las Rábitas, en todo el recorrido y, sobre todo, en el pico.

Una rutita que, sin ninguna duda, merece el pequeño esfuerzo.