Pico Mondoto

La ascensión al Pico Mondoto es una de esas que te sorprenderá. Una subida aparentemente sencilla, te lleva hasta un mirador que tus ojos no serán capaces de creer lo que están viendo. Su cima se encuentra colgada sobre uno de los bordes al espectacular Cañón de Añisclo y sus vistas al macizo de Monte Perdido lo convierten en el balcón perfecto para disfrutar de un almuerzo disfrutando de tan impresionante panorámica.

Iniciamos la ruta en Nerín y nos dirigimos hacia la pista de las Cutas. Desde allí, sale habitualmente un autobús que asciende hasta los 2.180 m hasta situarse bajo el pico Mondizieto, en unos 13 km de pista cerrada al tráfico. Este autobús es habitual para aquellos montañeros que quieren subir a Monte Perdido en el mismo día. Pero ese no será nuestro objetivo de hoy. Nosotros nos dirigiremos hacia el Pico Mondoto y tomaremos poco antes de llegar a la barrera que corta el tráfico, un desvío a la derecha señalizado con un cartel.

Iremos subiendo por un camino pedregoso muy evidente, que además está señalado con círculos amarillos pintados en las piedras. Avanzaremos entre bojes y erizones y a medida que subimos cada vez vamos viendo mejor la panorámica del valle, con la Peña Montañesa al fondo.

Llegaremos a una zona en la que nos encontraremos la vegetación quemada y es que un incendio asoló la zona en el año 2017, quemando varias hectáreas de las laderas Sur y Sureste del Mondoto, siendo evidente aún a día de hoy las señales de lo ocurrido. Nos vamos acercando hacia el collado, y a medida que ascendemos el terreno va cambiando. El terreno pedregoso va dando a paso a una verde ladera herbosa.

Desde aquí, el camino hasta la cima del Mondoto es muy evidente. Vamos ascendiendo por la herbosa ladera rodeados de formaciones karsticas y a medida que vamos subiendo a nuestras espaldas empiezan a aparecer las enormes moles nevadas del Macizo de Monte Perdido. Finalmente llegamos a la cima del Mondoto que se encuentra literalmente colgada sobre el Cañón de Añisclo una enorme grieta excavada en las entrañas de la tierra por las aguas de Río Bellós a lo largo de miles de años. La panorámica mires hacia donde mires es impresionante. Un lugar ideal para disfrutar un rato sentado disfrutando de todo lo que nos rodea. Para volver, lo haremos por el mismo camino por el que hemos venido.