PICO POLVOREDO (2007 M) DESDE VILLALFEIDE

CONOCEMOS LAS MONTAÑAS DE CASTILLA Y LEÓN.
El grupo Gabanceda nos acercamos al pueblo de Villalfeide para ascender a la cima del Pico Polvoredo.
Temprano iniciamos la marcha por una cómoda pista en una componente NE. El protagonismo lo tienen las verdes praderas y los densos bosques de robles que nos obsequian con variedad de colores, sonidos de pájaros cantores, sabores de los frutos del bosque, frescos olores a tomillo y el suave manto vegetal bajo nuestros pies.
A medida que ganamos altura el bosque deja paso a la pradera donde pastan las vacas con total tranquilidad y armonía con el entorno natural.
Al llegar a la falda de la gran montaña caliza, caminamos en dirección E un pequeño tramo, después un poco al NE subiendo en vertical y luego un gran tramos NW subiendo en diagonal. Ahora comienza a ganar nuestro interés las bonitas vistas del valle de Torío con sus tonalidades verdes, amarillas y rojizas.
El último tramo (N-NE) es el más vertical y duro. Con esfuerzo propio de este tipo de itinerarios llegamos a la cumbre del Pico Polvoredo (2007 m) y aquí podemos afirmar que las vistas son espectaculares:
- Hacia el E vemos la Montaña Palentina con sus picos emblemáticos: Tres Provincias, Infierno y Peña Prieta. En esta ocasión cubierta por la nieve. Un poco más al sur sobresale el Espigüete, imponente pirámide calcárea.
- Hacia el NE encontramos los PIcos de Europa, también con nieve. Distinguimos perfectamente los Urrieles y el Cornión.
- Hacia el W aparecen la Ubiñas. La grande con nieve, la pequeña sin ella. Un poco más al norte distinguimos los picos Huertos del Diablo N y S.
- Hacia el S-SW nos llaman la atención los espacios ocupados por los bosques de robles, las praderas y los fondos de los valles, especialmente el de Torío recorrido por el río del mismo nombre. Ahora en Otoño tiene un especial atractivo por la sinfonía de colores que proporciona a la persona que lo puede contemplar, a vista de pájaro, desde estas alturas.
Continuamos disfrutando de la montaña. Ahora descendemos en dirección W para recorrer el cresterío calizo durante unos cuantos km. Bajamos a la primera collada y nos damos cuenta de los que nos espera: un paisaje kárstico de singular belleza: dolinas, lapiaz, simas, sifones profundos, pliegues retorcidos...etc. Con la pausa que requiere el gozar de estas formaciones vamos deteniéndonos a cada paso para contemplar esta obra de la naturaleza a lo largo de miles de años. Las características de este tipo de suelo hace que nos veamos obligados a bordear profundas simas buscando el terreno más apropiado para caminar. Esta es la parte más delicada por las irregularidades típicas de estos paisajes kársticos.
No podemos olvidarnos de la multitud de aves que nos acompañan en todo momento: los buitres leonados, las chovas piquirroja y piquigualda, las bisbitas...
Con satisfacción y paciencia llegamos al último collado para iniciar la bajada final hasta el pueblo. Primero en dirección SW hasta alcanzar una nave para vacas, visible ya desde el collado,; luego la componente será S por una cómoda pista. Nosotros, en un punto indicado, dejamos la pista y tomamos un sendero a la derecha para continuar viendo el valle en altura. Al llegar a un edificio de piedra en ruina, iniciamos la bajada para, atravesando el arroyo, volver a enlazar con la pista. Pronto veremos que esta pista se divide en dos, nosotros caminaremos por la de la izquierda para llegar más pronto al Villalfeide.
Otro gran itinerario recomendable para todos los amantes de la montaña. Como siempre recomendamos una buena preparación física, equipamiento adecuado y conocimientos básicos para moverse por la montaña.