PICOS DE EUROPA. (Macizo Occidental. 2ª etapa). Refugio Vega Ário, Mirador de Ordiales, Refugio Vega Redonda.
near Caín, Castilla y León (España)
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Itinerary description
SEGUNDA ETAPA DEL ANILLO VINDIO. (CORNIÓN)
Desde el Refugio de Vega Ario, partimos hacia Vegarredonda por la Vega de Aliseda, terreno caótico con sube y baja (y dicho de paso, aclarar, que vega, no hay ninguna. Todo es un mar pétreo, incluso difícil de transitar) pero abundantemente dotado de hitos, lo cual facilita atravesar este "océano" sin perderse.
Esta etapa está considerada como una de las clásicas del anillo occidental, y de las más frecuentadas por montañeros y senderistas.
Una vez en el Refugio Vegarredonda, saciamos la sed en su magnifica fuente a la vez que unas socorridas cervezas. Cervezas que degustamos bajo la atenta mirada de Perdigón, que momentos antes disfrutaba de una solaz siesta. Perdigón, un precioso macho Pastor Belga de color negro y pecho y manos blancas, ha tardado en mostrar interés por los llegados, justo lo que hemos tardado en abrir la "despensa" de los fiambres y gañifa. Delicatessen que creo no huele habitualmente.
Es pronto, y la tarde es agradable...¿que hacemos?....
A algo más de dos kilómetros tenemos el icónico mirador de Ordiales, al cual llegamos por el sendero de los Campos (los campos, son otro pequeño mar de rocas, pero muy marcado y fácil de seguir) de la Torga, hasta llegar a la majada de Ordiales (aquí sí hay manto vegetal, y esto sí está verde). Frente a nosotros los farallones del Pico Cotalbaa, que con sus escasos 2000 mts es el gran dominador de esta zona del Cornón. Tenemos ya el mirador a tiro de piedra, cuesta ver un poco el sendero de acercamiento al mismo por momentos pero no tiene perdida y ya solo queda un pequeño ultimo esfuerzo para llegar a ese recinto natural amurallado a modo de almenas de una gran fortaleza que oferta maravillosas vistas sobre Ponga y sus grandes cumbres con su "majestad el Tiatordos" al fondo y es hora de mirar hacia nuestros pies y observar una caida vertical que pone los pelos de punta y podemos ver todo el Valle de Angón y el Rio Dobra en su seno y un embalse.
Estamos en lugar de enorme belleza donde se halla enterrado el Marques de Villaviciosa: Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós. Quien junto a su compañero de rutas y aventuras "El Cainejo" (Pastor de Picos de Europa), escaló por Primera vez el Rey de Reyes de Picos: El Urriellu (Naranjo de Bulnes para algunos), en el año 1904 y que posteriormente 14 años después fue pieza clave en la creación del conocido como "Parque de la Montaña de Covadonga", antesala de lo que a la postre fue el Parque Nacional de Picos de Europa.
Abandonamos tan estratégico lugar y regresamos a Vega Redonda. Mañana, la etapa (3ª) reina del anillo del Anillo Vindio.
Waypoints
MIrador de Ordiales.
Lugar donde reposan los restos del Marques Villaviciosa de Asturias. Pedro José Pidal y Bernaldo de Quirós (Somió, 2 de noviembre de 1870-Gijón, 17 de noviembre de 1941), marqués de Villaviciosa de Asturias, fue un político, jurista, periodista, escritor, cazador, y deportista español. Diputado y senador, impulsó la creación del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, y fue el primer alpinista que escaló el Naranjo de Bulnes, en compañía de Gregorio Pérez el Cainejo. Nació en el seno de una noble familia asturiana. Fue hijo de Alejandro Pidal y Mon, presidente del Congreso de los Diputados, embajador ante la Santa Sede, director de la Real Academia Española y numerario también de la de Ciencias Morales y Políticas, caballero del Toisón de Oro, y de Ignacia Bernaldo de Quirós y González de Cienfuegos, hija a su vez de los marqueses de Campo Sagrado. Nieto de Pedro Pidal Carniado, I marqués de Pidal, varias veces ministro de la Corona, director de la Real Academia de la Historia y también académico de la Lengua, caballero del Toisón de Oro, natural de Villaviciosa, y de Manuela de Mon y Menéndez, dama de la Orden de María Luisa, que fue hermana de Alejandro Mon y Menéndez, presidente del Consejo de Ministros, académico de la Española, embajador en París, en Viena y ante la Santa Sede. Estudió el bachillerato en Madrid y, tras licenciarse en Derecho por la Universidad Central en 1891, comenzó a dedicarse a la política, siendo elegido en 1896 diputado a Cortes por Belmonte de Miranda y en las elecciones de 1907 por Luarca. En 1914 se convirtió en senador vitalicio2. Como parlamentario se interesó mucho por los asuntos medioambientales. Intervino en las proposiciones de la nueva Ley sobre Parques Naturales. Una vez aprobada esta ley se fundó el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, el primero de España, seguido poco después por el de Ordesa. Debido a su trabajo en este materia se le nombró Comisario General de Parques Nacionales. En el terreno deportivo, fue un excelente tirador con arco y con armas de fuego, y famoso cazador de osos. En 1900 participó en París en el Gran Premio de tiro de pichón del Centenario, quedando segundo tras el australiano MacKintosh. Pero sobre todo destacó como montañero. El 5 de agosto de 1904 escaló el Naranjo de Bulnes junto con Gregorio Pérez el Cainejo, siendo los dos primeros alpinistas que lo consiguieron. Fue miembro del primer Comité Olímpico Español, fundado en 1905 bajo la presidencia del marqués de Cabriñana. Sus restos mortales descansan por deseo suyo en el Mirador de Ordiales, en los Picos de Europa, adonde fueron trasladados por numerosos montañeros el 18 de septiembre de 1949. El epitafio de su tumba está tomado del prólogo que escribió para el libro de Julián Delgado Úbeda El Parque Nacional de la Montaña de Covadonga: Enamorado del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, en él desearíamos vivir, morir y reposar eternamente, pero, esto último, en Ordiales, en el reino encantado de los rebecos y las águilas, allí donde conocí la felicidad de los Cielos y de la Tierra, allí donde pasé horas de admiración, emoción, ensueño y transporte inolvidables, allí donde adoré a Dios en sus obras como Supremo Artífice, allí donde la Naturaleza se me apareció verdaderamente como un templo. El texto del prólogo continúa con la siguiente frase, que no ha sido grabada en la roca: Debajo de esos húmedos helechos, que reciben el agua de los Picos, y arrimada a esa roca enmohecida por los vientos fríos, dejaré que mis huesos se deshagan a través de los siglos. "Nosotros, enamorados del Parque Nacional de Covadonga, en él desearíamos vivir, morir y reposar eternamente; pero esto último, en ORDIALES, en el reino encantado de los rebecos y las águilas, allí donde conocimos la felicidad de los cielos y de la tierra, allí donde pasamos horas de admiración, emoción, ensueño y transporte inolvidables, allí donde adoramos a Dios en sus obras como Supremo Artífice, allí donde la Naturaleza se nos apareció verdaderamente como un templo". El 18 de septiembre de 1.949 un grupo de amigos y montañeros llevaron sus restos hasta el Mirador de Ordiales.
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