Piedra de la Virgen, Castillo de Calaceite y Torre Vigía de Calaceite, Torrox Costa (Málaga)

Nuestra rutita de hoy la haremos por Torrox Costa, y ahí veremos la Piedra de la Virgen, el Castillo de Calaceite y la Torre Vigía de Calaceite.

Dejando el coche el zona de descanso cercana a la playa del Barco del Arroz, en Calaceite, comenzamos el recorrido de hoy.

Saliendo de Torrox Costa por la antigua N-340, dirección Nerja, encontramos en el lateral de la playa una curiosa figura de piedra que, según dicen, se asemeja bastante a una virgen.

Cuenta la leyenda que hace muchos años, unos marineros del pueblo, fueron sorprendidos por una tormenta y, no pudiendo salir del mar debido a la fuerte corriente y las enormes olas, se vieron atrapados y desorientados en medio del mar. Fue entonces, cuando se les apareció una virgen que los guió hasta la playa, salvando, de esta forma, sus vidas.

Al salir, justo delante de ellos, se encontraba una roca con la forma de la figura de la Virgen.

A partir de ese día, los habitantes del lugar, comenzaron a realizar ofrendas a la que llaman su "Virgen de los Marineros", cavando hoyos en la roca donde han colocado imágenes religiosas, colocando flores y velas y todo tipo de adornos.

Y, a unos metros de distancia de esta Virgen, nos encontramos con un Castillo en miniatura.

Un danés de 44 años, Anton Jensen, es el autor de este reto artístico. El vecino de El Morche (Torrox) ha construido su segundo pequeño castillo sobre rocas junto al mar, utilizando piedras de la playa, cemento, hierro, ladrillos y madera.

Este castillo mide 1,5 metros de diámetro y unos 2 metros de alto. Tiene ocho torres, cinco en la planta baja y tres en la parte superior.

Cruzamos la carretera, y nos disponemos a pasar por la Torre de Calaceite, del siglo XVI. En este caso no voy hasta el lugar exacto donde está emplazada, ya que, al estar dentro de una propiedad privada, no podemos entrar, y se ve mejor desde lejos.

En este punto tendría que haber dado la vuelta y terminar así mi pequeño paseo costero, pero no.

Comienzo una subida para llegar lo mas cercano posible a las torretas. Camino que hay que hacer por cortafuegos y sin más sombra que que hacemos nosotros al caminar.

Y después de explorar durante un par de kilómetros en prolongada subida, puedo vislumbrar al fondo, donde las torretas, el V.G. Costa, el que dejo para la próxima ruta, ya que la subida es bastante empinada y con piedra suelta y un desnivel considerable, para lo que es mejor un calzado más adecuado que el que llevaba para un simple paseo costero.

Me doy la vuelta por el mismo camino de ida y, teniendo la costa de frente, las vistas al mar, son todo un gusto y muy relajantes.

Una rutita/paseo muy entrenada y bonita. Realmente merece el pequeñísimo esfuerzo.