Pinajarro y Chorrera del río Ambroz desde Hervás

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Reseña de la ruta en Adventoorer: Pinajarro y Chorrera del río Ambroz desde Hervás.

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Por fin se abren las fronteras, y me marcho a Cáceres a subir el Pinajarro. Se nota que hay ganas de ir donde sea, porque el atasco de salida de Madrid es enorme. Y eso que salgo más o menos pronto. Como suele ocurrir, miles de personas han tenido la misma idea.

Pero acabo llegando, y tan contento empiezo a andar desde la parte alta de Hervás. Estaciono junto a un cruce que lleva, por la pista que sale a la derecha, hasta la Chorrera del río Ambroz, por donde voy a descender, y por la izquierda, hasta Béjar, siguiendo la Vía Verde de la Plata, por la antigua vía del tren.

Hacia la izquierda voy, aunque salgo de la Vía Verde en cuanto cruzo el puente (muy chulo) sobre el río Ambroz.

Prácticamente toda la ruta de hoy va por fuera de sendero. Campo a través o piornos a través. A veces se avanza cómodamente, sobre todo durante la subida, y a veces es horroroso, durante la bajada.

De momento la cosa va muy bien. Hace un día estupendo, y no estar en Madrid anima mucho, aunque al final la cosa sea subir piedras, que en el fondo se hace igual aquí o allí. Pero psicológicamente da mucha alegría.

La pista se transforma en camino, y el camino se transforma en bosquecillo. De vez en cuando se cruza alguna pista, por la que se podría avanzar, pero sigo de frente, siempre hacia arriba, siempre entre los árboles. Esta parte no se hace dura, aunque no haya ningún tipo de camino. Al rato, salgo de los árboles, y ya se ve claramente el Pinajarro. En cuanto se ve la cumbre, el resto del recorrido ya no tiene pérdida.

Durante toda la subida me acompaña un enjambre de insoportables moscas, de nombre científico Putus Bichus, cuya única función en el universo parece ser zumbar alrededor de mis orejas y volar frente a mis ojos, estorbando todo lo posible. Según voy subiendo, parece que van desapareciendo, lo que me alegra enormemente.

Lo único que conozco de esta zona es el Canchal de la Ceja y el Calvitero, que están un poco al norte. No se ven durante la subida. Pero las vistas son muy bonitas, con el pueblo al fondo del valle. Por alguna razón, me había imaginado toda esta zona mucho más socarral, pero qué va. Es todo verde, y todo está cubierto de vegetación. Muy bonito.

Tranquilamente llego a la cima, maldiciendo por las nubes que se acercan, para variar, justo al llegar arriba. Hay una veleta sobre unas rocas, en lo que parece el punto más alto. Desde aquí parece que la cima está enfrente, sobre una loma cercana. Voy allí y veo otro punto que parece algo más alto… Y desde allí lo más elevado parece la zona de piedras inicial. Bueno, ni idea. He ido a los tres sitios, así que seguro que he pisado la cima.

Para la bajada, bordeo la cumbre siguiendo un sendero algo empinado. Tras un rato de bajada pronunciada, empieza a llanear. Llego a una pequeña zona que aparenta una terraza, tras la cual empieza otra bajada fuerte.

A partir de aquí, empieza una de las peores zonas de piornos que recuerdo. Muy altos, muy duros, muy desesperantes. No sé si hay camino por algún sitio, pero la bajada es totalmente por el medio, a lo salvaje. Muy incómoda. Nada peligrosa, pero lo más fácil es dar un traspiés. Yo doy varios, de los buenos buenos. En una de las caídas, piso lo que creo que es terreno duro, pero solo hay yerbajos y me hundo. Caigo un par de metros hacia abajo, por entre matujos. Por lo menos están blanditos… Pero aquello es tan espeso que no soy capaz de encontrar la gorra, que se me ha caído. Allí se queda.

Pacientemente se avanza, pero la bajada es larga y agotadora. A lo lejos se ve una pista, a la que se acaba llegando, pero que no parece acercarse nunca. Tras saltar una pequeña valla, y con algún músculo subiéndose dolorosamente, acabo alcanzando la libertad.

Buf, ha sido duro. Por fortuna, la cosa mejora desde aquí. Pista un rato, un cortafuegos algo molesto, y en el siguiente cruce con otra pista, sendero agradable que acaba casi en la Chorrera del río Ambroz. Hay que desviarse mínimamente para verla. Una cascada muy chula. Refrescante después de la paliza de la bajada.

Lo que queda es un paseo agradable a la sombra. Sendero y pista, a ratos acompañando el camino una acequia curiosa. Supongo que para bajar agua al pueblo.

Poco antes de llegar al coche, a mano izquierda hay una casa donde venden cerezas, bien gordas y hermosas. Y muy baratas. Lástima que no me gusten nada, porque tienen una pinta espectacular.

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