PINAR DE ARNA, PLAYA DE LOS TRANQUILOS, ACANTILADOS DE LOREDO, PLAYAS DE LANGRE, PLAYA DE GALIZANO, PLAYA DE SOMO 15 JUL 2020

Comenzamos la ruta desde la localidad de SOMO que pertenece al ayuntamiento de Ribamontán al Mar.
Justo en la esquina de la Travesía de Arna con la calle peatonal que discurre por la parte SW del pinar del mismo nombre (Arna) hay un panel indicativo de la ruta por el pinar.
El Monte de Somo o Pinar de Arna, es una reserva natural que se encuentra junto a la playa. Forma parte de la Red de Reservas del Proyecto Anillo Verde de la Bahía de Santander, constituído tanto por zonas húmedas litorales como zonas del interior de roquedos, bosques, lagunas, etc.
Este proyecto tiene por finalidad contribuir a la conservación y mantenimiento del entorno natural del área de la Bahía de Santander.
Esta reserva se gestiona gracias al acuerdo entre la Junta Vecinal de Somo y la Fundación Naturaleza y Hombre
Nos adentramos por este pinar tomando la bifurcación de la derecha. Según vamos caminando nos vamos dando cuenta de que además de pinos hay otras especies vegetales como el laurel, alguna acacia (tanto africana como europea) y un rico y variado sotobosque.
Enseguida salimos al barrio de Arna. Continuamos por nuestra izquierda, introduciéndonos de nuevo por el pinar
Por fin salimos al claro, y comenzamos a descender en dirección a las dunas.
Aquí nos encontramos con el Vivero de plantas dunares de Loredo, Este Vivero situado a pie de la playa de Latas, es una instalación de 1,5 hectáreas es un pionera en recuperación y plantación de especies dunares autóctonas (3.000 tipos) que se envían a diferentes puntos del país, allí donde las playas estén perdiendo arena.
Tiene una producción de un millón de ejemplares al año, de especies diferentes. El Ministerio de Medio Ambiente utiliza estas plantas para restaurar playas del Cantábrico y del Mediterráneo. Este centro ha resuelto problemas en arenales de Cádiz, toda la zona de Isla Cristina, en Huelva, o en Galicia y por su puesto en Cantabria: Noja, Somo y Liencres son algunos ejemplos.
Justo enfrente del vivero sale una senda marcada con sogas que nos lleva al puente sobre el río de Castanedo.
Pasamos el puente y seguimos por la margen derecha por unas pasarelas de madera, mientras a nuestra derecha hay unos prados privados que se utilizan también de aparcamiento.
Llegamos al parking público de Loredo. Cerca del bar del camping hay un panel informativo de la ruta de los acantilados de Loredo que ahora vamos a seguir.
Para ello nos adentramos en la arena de la playa y avanzamos junto a las dunas que nos separan del camping, tras unas trepadas por los dunas continuamos por una senda que discurre entre postes de madera.
Más allá cruzamos una senda que es la segunda entrada o salida del reiterado camping.
Continuamos de frente a la derecha sale una pista de tierra, ahora nos vamos adentrando en otro pinar.
Estamos ante múltiples senderos que conducen más o menos al mismo sitio, a la izquierda a la playa de los cobardes o de los Tranquilos y de frente hasta un aparcamiento situado encima de la playa desde donde hay un excelente mirador hacia la bahía de Santander y justamente enfrente la isla de Santa Marina.
Desde aquí continuamos por una senda que bordea los acantilados junto a unos vallados de fincas. Este sendero coincide con el Camino de Santiago de la costa por lo que nos encontremos con unos pocos peregrinos.
Pasamos por un final de calle o carretera done hay aparcadas un par de furgonetas. En este lugar se encuentra una torre radar de navegación marítima.
Seguimos la senda pegada a la costa. Ahora empiezan las vistas más bonitas de toda la ruta, las denominadas piscinas naturales, se trata de unos espectaculares estratos calizos erosionados por el mar desde hace millones de años. Cuando está baja la marea se pueden ver estás piscinas donde rompe la marea en las rocas exteriores. Descender a ellas es difícil y muy peligroso, pero el sitio es únicoy desde arriba se disfrutan estupendamente. Si se baja no hay que olvidar que en el Cantábrico las mareas son rápidas y envolventes y las piscinas sólo se pueden visitar con marea baja.
Seguimos caminando, a nuestra izquierda el mar y a nuestra derecha los praderíos y los maizales.
Llegamos al cabo de Galizano donde hay una curiosa roca desgastada por el mar, y desde donde ya se divisa una de las dos playas de Langre, el final de la Canal de la playa de Galizano y más adelante los acantilados de la cueva Cucabrera y las Lastras de las Cuevas.
Así la senda gira a dirección Sur. Llegamos al mirador de las dos Playas de Langre. La pequeña de unos 200 metros de longitud en la que destaca el extremo del acantilado donde nos encontramos; algunos dicen que la roca parece un león, una esfinge. La playa grande cuenta con 800 metros de playa dorada en la que disfrutar del sol, un buen baño y, buenas olas para los amantes de las olas. Las dos están protegidas por un acantilado de más de 20 metros de altura.
Cuentan que esta playa era la preferida de Félix Rodríguez de la Fuente cuando visitaba Santander. Hoy es algo menos salvaje que hace años cuando su acceso era por un sendero entre rocas. Hoy existen varias escaleras. Pero todavía vuelan muchas aves por las paredes de los acantilados, aquellas que tanto le gustaban observar a Félix.
Bordeamos las playas por encima de los acantilados. Como decimos ahora ya hay varios accesos y varios aparcamientos en algunos prados, lógicamente de los que nos están sembrados de maíz.
Al final de las playas seguimos por el praderío bordeando la costa hasta llegar primeramente a la Playa de Arenillas, una playa de rubia y fina arena, poco visitada, de 360 m. de frente al mar, rodeada de acantilados rocosos es ideal para el relax y tomar un buen baño, nada que ver con la playa típica llena de gentes.
Poco después llegamos a unas vivendas.
Salimos a la carretera y bordeamos las viviendas para llegar a la playa de Galizano o playa de la Canal, llamada así porque el río Herrera forma aquí al desembocar una especie de canal.
Ahora toca regresar, de momento por el mismo camino, hasta llegar al aparcamiento de la playa de los Tranquilos.
Como la marea está baja descendemos por las escaleras y seguimos por la orilla de las aguas, hasta alcanzar las dunas de Loredo donde nos adentramos por las pasarelas que discurren detrás de las dunas y junto a la verja del Vivero de plantas dunares de Loredo, aquí nos encontramos unos paneles informativos de algunas plantas autóctonas.
Salimos de nuevo a la playa para seguir por la orilla de las aguas hasta que por fin llegamos a la altura de la Travesía de Arna, donde, tras trepar por una duna, salimos a la senda que nos lleva al panel desde donde iniciamos esta maravillosa ruta.


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