Pirineo de Huesca. Lago Marboré (2590 msnm) por Balcón de Pineta (2530 msnm) desde La Pradera. IBP 138

Esta será nuestra última ruta pirenaica por este año. Nos despedimos de este paraíso afrontando la ruta más emblemática de este sector, quizá la más difícil (exceptuando las subida a los colosos que circundan el Valle de Pineta). Se trata de remontar la pared del fondo del Valle para alcanzar un mirador privilegiado sobre el propio Valle y sobre varias cimas imponentes: Monte Perdido y su glaciar, Cilindro, Tucarroya... De antemano hay que decir que no es una ruta de gran exigencia técnica aunque, evidentemente, no es un paseo senderista. La propia cartelería del Parque Nacional informa de que llegar al Balcón de Pineta supone 4 horas de marcha para salvar el gran desnivel positivo. Llegar al Lago de Marboré conllevará unos 20 minutos más, aunque ya con menos exigencia física aunque habrá que atravesar algún que otro nevero. Bajar de vuelta a la Pradera exigirá otro sobreesfuerzo porque durante el descenso hay que ir con mucho cuidado debido a las características del terreno. Como orientación nosotros tardamos sobre 3 horas y 20 minutos en subir hasta el balcón de Pineta haciendo varios descansos. Desde el Balcón al Lago invertimos unos 20 minutos. En el regreso al coche unas 2 horas y media. Todo el esfuerzo realizado merece la pena con creces, más aún si el día está despejado ya que la vistas sobre el Valle o sobre los colosos y sus glaciares es un espectáculo...

Dejamos el coche en la Pradera de Pineta (3 €). Iniciamos el recorrido siguiendo las indicaciones de "Marboré", caminando cómodamente por un sendero que deja a su derecha al caudaloso Cinca.

Pronto nos adentramos en un frondoso bosque de hayas en el que el sendero ya comienza a picar para arriba, aunque aún de forma bastante llevadera.

Desembocamos en una pista (baja de La Larri a la Pradera) y la cruzamos para continuar por el sendero. Desde este punto la subida comienza a ponerse dura. Caminamos en sombra hasta que dejamos atrás la arboleda, justo al pasar al lado de una fuente. Desde aquí ya vemos la imponente pared que tenemos que afrontar para llegar al Balcón... intentamos intuir por donde discurre el sendero pero cuesta trabajo distinguirlo en esa inmensidad. También vemos en toda su plenitud la espectacular cascada del Cinca.

El sendero va remontando el gran desnivel zigzagueando, lo cual ayuda bastante a la hora de no resultar extenuante. En el GPS vamos marcando waypoints cada hora de recorrido para comprobar después lo que cuesta avanzar por aquí.

Poco a poco vamos ganando altura y las vistas sobre el Valle de Pineta comienzan a ser cada vez más espectaculares. Volvemos la vista atrás y vemos que por el zigzag se esparce un rosario de montañeros que, cada uno a su ritmo, vienen subiendo también (es una ruta bastante transitada en la que e puedes encontrar montañeros que van o vienen en plan vivac, senderistas... e incluso domingueros que se lanzan a la montaña porque les han dicho que aquí hay rutas muy bonitas y que aquí se viene a andar, eso sí, van sin apenas equipo, con calzado inadecuado o con mochilas-silla para bebés).

Poco a poco seguimos subiendo. Pasamos por alguna zona más expuesta aunque, con cuidado no supone mayor peligro. También encontramos algún torrente de agua que atravesamos con cuidado.

Nos acercamos a la zona del embudo, donde el zigzagueante sendero se retuerce aún más para salvar su gran desnivel... el Balcón ya está a la vista.

Un último esfuerzo y llegamos al Balcón de Pineta (2530 msnm) tras recorrer una preciosa cornisa labrada por la extinta lengua glaciar que por aquí bajaba desde Monte Perdido. Las vistas dejan sin palabras... parece que pudiésemos tocar con los dedos las cimas que nos rodean.

Hacemos un breve descanso y continuamos con nuestro recorrido para acercarnos al Lago Marboré. El sendero en esta zona es muy llevadero y no supone casi ningún esfuerzo. Atravesamos algún nevero que aún resiste al calor del verano y, tras un recodo, aparece ante nuestros ojos el Lago Marboré, encajado bajo el pico Tucarroya, con sus aguas color turquesa. El pequeño refugio de Tucarroya queda enfrente nuestra, incrustado en una brecha rocosa entre Francia y España.

Aprovechamos este lugar para hacer un descanso, comer y beber mientras admiramos la inmensidad que nos rodea. Algunos montañeros, tan diminutos como pulgas, atraviesan el glaciar entre el Dedo de Monte Perdido y el Cilindro. también distinguimos a algunos que han hecho cima en Monte Perdido.

No nos cansamos de admirar el paisaje pero es hora de regresar así que nos colgamos las mochilas y emprendemos el camino de vuelta.

Durante la bajada muchos que suben nos preguntan que cuanto queda... ninguno que hace esa pregunta es un montañero que conoce a lo que se enfrenta y lo lleva planificado. Lo más inquietante es que son las 2 de la tarde, a pleno sol y que les queda como mínimo 2 o 3 horas de subida y otras tantas de bajada, con lo cual, se arriesgan a que les caiga la noche... inconcebible (al día siguiente nos enteramos que esa tarde tuvieron que hacer un par de rescates en helicóptero).

Llegamos a la Pradera bastante cansado; la bajada también pasa factura. Sobre nuestras cabezas han pasado 2 helicópteros en poco rato, uno de la Guardia Civil y otro del 061... al día siguiente nos enteraríamos a que habían venido.

Una vez en la Pradera, junto al parking, nos dirigimos al coqueto bar que hay allí para tomar unas cervezas a la sombra mientras recordamos la belleza de esta impresionante ruta....

Abastecimiento de agua: fuente junto al parking, fuente a la primera hora del recorrido.

Velocidad media: 1,9 km/h
Velocidad promedio en movimiento: 2,7 km/h
Tiempo en movimiento: 6 horas y 7 minutos
Tiempo total empleado: 8 horas y 40 minutos