Playa de Baldaio - Playa de Leira

Ruta Playa de Baldaio- Playa de Leira
Longitud 8km ida y vuelta
Lineal / Circular
Dificultad Muy fácil

Iniciamos la ruta en el parking de la playa de Baldaio, bajo un potente sol que nos acompañará durante todo el trayecto, ya que no encontraremos ni una sola zona de sombra en los 8 km de paseo.
Discurrimos a lo largo de la playa de Baldaio, en dirección a los bares (dejando la laguna a nuestra espalda) y tras pasar el puesto de socorro, giramos levemente a la derecha y caminamos sobre asfalto durante unos metros hasta llegar a una ligera subida de tierra que se va empinando cada vez más, hasta dejarnos casi en el punto más alto de la ruta, pasando al lado de unos chalets de los cuales imaginaremos y envidiaremos las vistas.
Tras pasarlos, giramos a la izquierda y continuamos por una pista ancha en ligera ascensión. Después, continúa el mismo camino en bajada, y nos podremos meter en un sendero a la izquierda para acercarnos un poco más al mar y tener mejores vistas, aunque lo considero totalmente prescindible, la verdad.
Al final de esta bajada, volvemos al asfalto y pasamos al lado de un campo de fútbol que bordearemos, entrando a nuestra derecha en otra pista ancha de tierra blanca/amarillenta. Seguimos por ella sin posibilidad de desvío hasta llegar a una curva amplia de derechas donde empieza una subida. Tras esta subida, dejando a nuestra izquierda unos bonitos chalets, llegamos a un tramo de asfalto en el que giraremos a la izquierda para empezar una bajada (de asfalto) hasta llegar de nuevo a la tierra que nos llevará a la playa de Leira, punto de retorno de nuestro paseo.
En el acceso a la playa de Leira, veremos puntos rojos pintados en las rocas, que nos acompañarán en el camino de vuelta a Baldaio, a modo de marcas de ruta.
En este camino de regreso, iremos más pegados al mar que antes, y un poco más adelante nos encontraremos con una roca pintada de negro con el lema “Nunca máis” en recuerdo de la tragedia del Prestige del año 2002.
Continuamos por el sendero, bien marcado tanto por el uso como por los puntos rojos, y tras bordear una playa, nos incorporamos a la pista ancha de tierra por la que pasamos hace un rato en sentido contrario.
Seguimos por esta pista hasta llegar a la playa de Arnela (donde está el campo de fútbol al que nos referimos antes) y giramos a la derecha, hasta llegar a una explanada de tierra, en la cual giraremos a la izquierda buscando de nuevo los puntos rojos del camino.
Tras pasar un rato caminando sobre roca, nos acercamos a una zona en la que deberemos tener especial cuidado, ya que el camino va muy pegado al acantilado, que aunque no es muy alto, puede darnos algún susto o incluso complicarse para gente con vértigo.
El día que fuimos, esta parte estaba muy cerrada de maleza, y los toxos y silvas del camino se empeñaron en entablar amistad con nosotros.
Después de pasar un par de calas de aguas cristalinas el camino se separa un poco del borde del acantilado y vuelve a dar seguridad, aunque nos da pena ver cada vez más cerca la zona de Baldaio.
Pasaremos por la parte alta de la cala de “Pedra da Sal”, preciosa pero de difícil o imposible acceso y continuamos hacia el final de la ruta, ya pisando sobre nuestro paso anterior en sentido contrario.
Tras cruzar la zona de bares de Baldaio, decidimos volver al coche por otro camino, y optamos por ir por la pista ancha y recta que lleva al parking, donde nos esperaban un sándwich y… la sombra!!!!