Playa de Cuevas del Mar-Llames de Pría (Asturias)

Esta caminata coincide con tres rutas marcadas: Comenzamos en Cuevas del Mar siguiendo el GR-E9 de la senda costera que cruza toda Asturias, pasamos por Villanueva de Pría, la playa de Villanueva y hacia el interior pasa por Garaña y Llames de Pria. Aquí enlazamos con el PR-AS 264 (Senda de Samuel) que siguen la misma ruta hasta la Playa de Guadamía, donde termina el GR-E9. Seguimos la senda de Samuel que recorre el bonito río Guadamía y que tiene elementos etnográficos de gran interés : Azudes, puentes antiquísimos, molinos de maíz que aprovechan el cauce del río y donde se observan los procedimientos de desvío y canalización del agua hacia la maquinaría del Molino, algún lavadero y una gran belleza de recorrido con aguas transparentes, bosque, pozas y cascadas. Volvemos por la senda (circular) a Llames y enlazamos con el PR-AS-257 (Bufones de Pría) por el que volvemos hacia Cuevas del Mar siguiendo un camino de tierra de circulación reservada a vehículos agrarios que conduce al Bramadoriu de Llames, un extenso campo de bufones que por su singularidad geomorfológica ha sido recientemente incluido en la Red de Espacios Naturales Protegidos con la categoría de Monumento Natural. Si la mar está en calma, respiraderos de las cavidades subterráneas se limitan a expulsar el aire comprimido en las galerías por los golpes del oleaje. Sin embargo, en los días de fuerte marejada, el Bramadoriu se transforma en un espectáculo que produce admiración y temor. Entonces, el agua y el aire apretados en aquellas angosturas subterráneas escapan juntos por los resquicios de la bóveda y con ensordecedor ruido y un ligero "orbayu" de sal riega los campos. Los quejidos del Bramadoriu se dejan oír a muchos kilómetros y el suelo, desgastado ya por milenios de oleaje, amenaza con romperse definitivamente. Desde aquí el itinerario prosigue por una senda que, serpenteando por encima de los acantilados, conduce a la cercana playa de Villanueva, primero, y a la de Cuevas después. La bajada a la última se realiza por una escalera que discurre a través de un pequeño bosque de tortuosas encinas. Estos árboles constituyen una de las peculiaridades botánicas de mayor valor ambiental del oriente astur, pues, instalados en esta tierra en eras de menor pluviosidad, se conservan aún pequeñas masas al amparo de los más secos roquedos calizos.
En la última parte del recorrido hay cantidad de cotollas que cierran los caminos que va haciendo el ganado por lo que además de pincharte pisas mucho barro. Además las marcas están muy separadas y se pierde el camino que va hacia la bajada que termina en una pequeña escalera, por lo que, si sigues nuestro track, verás que estuvimos un tiempo buscando el camino.