Playas del Gorguel, de la Cola del Caballo y de Portman. Complejos mineros del Arresto y Obdulia. Túnel y Punta de la Galera.

NOTA IMPORTANTE: LA DIFICULTAD CON LA QUE CATALOGO MIS RUTAS ESTÁ REFERIDA PARA MONTAÑEROS HABITUADOS A CAMINAR, QUE SE DESENVUELVEN CON SOLTURA POR TODOS LOS TERRENOS, NO PARA SENDERISTAS OCASIONALES. SI TIENES POCA EXPERIENCIA, AÑÁDELE UN GRADO MÁS A LA DIFICULTAD DE MIS RUTAS PARA NO LLEVARTE SORPRESAS.

Interesante ruta para recorrer algunas de las ruinas mineras que apenas se mantienen en pié de esta zona cercana a la Unión y por supuesto los bellos parajes naturales que las circundan, entre los que destacan las dos playas del Gorguel y de la Cola de Caballo. Lamentablemente la Bahía de Portmán ya no se puede considerar un paraje, ni una playa, por su lamentable estado de conservación, aunque en su momento, sin duda, fue una de las playas más espectaculares de la zona.
Mi buen amigo Pepe había diseñado un interesante recorrido para entrelazar algunos de estos rincones, si bien al final nos faltó algo de tiempo para poder rematar la faena, subiendo por las Crestas de la Galera para culminar la ruta antes de bajar al antiguo Puerto de Portmán. En cualquier caso, aunque tuvimos que acortar la excursión al final, se creo que hicimos una de las caminatas más completas que se pueden hacer por la zona, así que muchísimas gracias Gran Amigo Pepe, por tu investigación y empuje!
El recorrido tiene algunos tramos bastante abruptos, llenos de vegetación (a veces bien pinchosa, por lo que mejor llevar pantalón largo), sobre todo en la bajada hasta la Playa de la Cola de Caballo (aquí será mejor bajar por el cresterio rocoso en el que hay menos matorrales y más agarre). El resto de recorrido es más cómodo, por anchos caminos o a veces por estrechos senderos de servicio de todo este entramado minero (por ejemplo la "Senda del Laberinto o de Obdulia).
Decir también que el GPS me falló por lo que no pude terminar de grabar la ruta una vez que nos internamos en el largo "Túnel de la Vergüenza", que atraviesa la Sierra de la Galera. Este tramo está parcialmente grabado en un corto track posterior que también he publicado. Avisar que el recorrido por el interior de dicha galería hay que realizarlo con mucha precaución para no lastimarse con los hierros oxidados que asoman por el suelo y los laterales, sobre todo al principio.
Me remito a la información publicada por mi buen amigo Pepe, la cual copio y pego literalmente a continuación para relatar la rica y convulsa historia de toda esta zona (es imposible mejorarla):

"Triste Historia del Lavadero Roberto y Túnel de la vergüenza o de los Chorros

Una de las playas más bonitas del Mediterráneo transformada en un vertedero de residuos químicos. Se estima que unos 60 millones de toneladas de residuos químicos minerales fueron arrojadas al mar entre 1957 y 1990. Hablamos de Portmán, una localidad costera en el municipio de La Unión, en la Región de Murcia. Donde antes había mar, ahora no hay más que un ecosistema roto, desolado y a la espera de ser regenerado. Fue el escenario de la primera campaña de Greenpeace contra la degradación del litoral español y fue el símbolo de una nueva conciencia ambiental: el mar no es un vertedero.

Sin embargo, el desastre sigue sin resolverse más de 30 años después y parece haber sido relegado a un segundo plano. Los doce kilómetros que los residuos minerales ganaron al mar son un triste ejemplo de la necesidad de que nuestras empresas se preocupen por las externalidades que generan en el largo plazo.

Antes del desastre: La Concha del Mediterráneo

Los romanos llegaron a la bahía en el siglo I d.C. y la bautizaron como «Portus Magnus» en honor al uso que le dieron a su majestuosa playa como puerto. Pronto se divisó su potencial al estar enclavada entre las minas de hierro y el mar Mediterráneo. Llegaron ramales de la Vía Augusta, se produjeron los primeros asentamientos y se conectó con Roma a través de rutas marítimas. Fue ocupada y renombrada por los musulmanes, reconquistada por los cristianos y tuvo una agitada vida en la Edad Moderna a consecuencia de la amenaza berberisca que llegaba por mar y por el uso que se le dio a la bahía para el estacionamiento de buques.

En el siglo XIX, la industrialización aumentó la demanda de minerales, lo cual, unido a la pérdida de las colonias y a la llegada de inmigrantes de otras regiones de España, desencadenó el desarrollo de La Unión como polo minero y como municipio independiente de Cartagena.

Año 1957: La basura, al mar

Esta fue la filosofía seguida por la empresa que explotó las minas durante la segunda mitad del siglo XX. El origen del ocaso del ecosistema llegó en 1945 con la reanudación de la minería a cielo abierto y en 1957 con la creación del lavadero Roberto. La principal protagonista durante este periodo fue la empresa Peñarroya. Esta empresa reactivó un sector en decadencia y creó nuevos puestos de trabajo en una localidad que había tenido problemas económicos durante décadas. Sin embargo, Peñarroya no tuvo en cuenta criterios ambientales y optó por arrojar los residuos del lavadero de flotación directamente al mar. Las instituciones públicas le denegaron los permisos para realizar los vertidos por su alta toxicidad y por los perjuicios que se generarían en el sector pesquero hasta en dos ocasiones, pero Peñarroya consiguió influir en el regulador para que cambiara de opinión y estableció el lavadero de flotación más grande de Europa.

Entre 1957 y 1990, Peñarroya vertió 7.000 toneladas diarias de residuos compuestos por una mezcla de tierra, zinc, cadmio, restos reactivos y plomo. Las consecuencias fueron escalofriantes: el lodo fue ganándole terreno al mar paulatinamente en un ecosistema en el que las arenas de Portmán se tiñeron de negro.

Según los propios habitantes de Portmán, cada mes había que desplazar la tubería que depositaba los estériles porque ya se habían comido el mar y se tuvieron que establecer subsidios para los pescadores. El Ayuntamiento de La Unión intentó frenar los vertidos en las décadas de 1960 y 1970 para no comprometer el valor turístico de la zona, pero las autoridades nacionales se negaron, pues la explotación minera generaba buena parte de la producción de plata y de hierro de España. Greenpeace realizó una campaña en Portmán para bloquear el dragado de vertidos en 1986, teniendo que hacer frente a la oposición de unos vecinos que no querían perder sus puestos de trabajo.

Finalmente, debido a la pérdida de rentabilidad del negocio y a la presión social, Peñarroya vendió sus derechos de explotación y propiedades a Portmán Golf. En 1990 se interrumpieron los vertidos. En total, el lodo ganó 12 kilómetros al mar y 14 metros de profundidad a través de las 60 millones de toneladas de estériles arrojadas desde el lavadero Roberto. Donde antaño encontrábamos un ecosistema con riqueza biológica, ahora la oscuridad de los restos químicos y minerales nos muestran la huella de una actividad económica sin escrúpulos ambientales.

Situación actual: miedo al olvido mientras la historia se repite

En la actualidad, la bahía de Portmán sigue siendo un ecosistema roto. El impacto ha sido biológico y ambiental, pero también personal.

Durante las últimas décadas, los vecinos de Portmán y las organizaciones ambientales han ejercido presión a los distintos gobiernos autonómicos y nacionales. El movimiento se ha organizado a través de plataformas que recogen la voz de un mensaje común: regenerar la bahía. Sin embargo, lo cierto es que han pasado más de 30 años de inacción, planes no implementados y proyectos frenados por cambios de gobierno y por la dificultad técnica de la situación. La catástrofe ya no forma parte de la agenda mediática nacional, no por su gravedad, sino porque su estado deplorable se ha normalizado. Pese a todo, los vecinos siguen exigiendo la recuperación del patrimonio natural a través de nuevos planesa largo plazo.

Lo que está claro es que la explotación económica de los recursos naturales del territorio no tuvo en cuenta consideraciones ambientales y provocó un desastre ecológico sin precedentes que aún no ha sido solucionado. La regeneración de Portmán debería ser una prioridad y un referente nacional en la toma de decisiones en materia de sostenibilidad.

Casi cada mes había que mover "el chorro", como llamaban al tubo por el que salía el vertido mar adentro, pues ya se había comido el mar y para eso se hizo el túnel del chorro o de la vergüenza que cruza por el interior la montaña de la galeras para salir a los acantilados Los pescadores, los únicos que se quejaron, fueron compensados con 25.000 pesetas y un punto de amarre en Cabo de Palos, unos kilómetros al este.

El Ayuntamiento de La Unión empezó un contencioso contra el vertido, pero contra gobierno nacional no tuvo nada que hacer. El Supremo falló que "el interés nacional" de la explotación de la mina, de la que salían el 20% de la plata de la Península y el 70% del plomo, era superior al del Ayuntamiento a proteger su bahía. Así el mayor atentado ecológico del Mediterráneo siguió a la vista de todos hasta 1990. Un ex-alcalde de La Unión definió el lavadero como "el Auschwitz del medio ambiente".

En 1989, cuando Greenpeace ya se había encadenado a los chorros, Peñarroya vendió la sierra entera, seis millones de metros cuadrados, a un precio ínfimo: una peseta el metro cuadrado. "España estaba ya en la Comunidad Europea. Ellos vieron que tendrían problemas con el principio de quien contamina paga; así que vendieron". Compró Portmán Golf, de un promotor de la zona, que esperaba construir algún día allí. El temor de Peñarroya eran injustificado: en 1993 la justicia les absolvió de delito ecológico porque el vertido se había realizado con permiso.

A partir de 1945 comenzaron las explotaciones a cielo abierto en la Sierra Minera. Al tiempo que avanzaba esta labor, se acometieron diversas obras de gran importancia, entre ellas la construcción del lavadero Roberto en 1957, por Peñarroya. El lavadero se componía inicialmente de tres molinos de bolas que alimentaban a otros tantos circuitos de flotación, capaces para el tratamiento diario de 2.400 toneladas de mineral bruto. Un ferrocarril eléctrico lo unía con la cantera Emilia a través de un pozo tolva de 220 metros de profundidad y del túnel José Maestre. El primer envío de mineral, en julio de 1957, marcó el inicio de las explotaciones a cielo abierto en la sierra y la consolidación de Peñarroya.

En 1965 se extendió a la cantera Gloria y en 1966 a la de San Valentín. Mejoraba con la incorporación de nuevos elementos mecánicos. El 4 de mayo de 1972 se inauguraron las obras de ampliación del lavadero.

De la sierra de Cartagena-La Unión, Peñarroya extraía como promedio anual más de 2,6 millones de toneladas de mineral, para lo cual había de arrancar otros 14 millones de toneladas de tierra. El 31 de marzo de 1990 la autoridad ambiental decretó el cese de los vertidos. Durante 33 años, Roberto lanzó al mar diariamente unas 7.000 toneladas de una mezcla de ganga minera, productos químicos, agua y tierra. Se depositaron más de 50 millones de toneladas de estériles, aterrando 8 kilómetros cuadrados de la plataforma continental, hasta una profundidad de 150 metros".

Sigo copiando la buena información y comentarios del bueno de Pepe para relatar y destacar algunos de los rincones más interesantes:

"Mina Obdulia:
Tiene el nombre de la segunda hija del Tío Lobo y que destaca su castillete metálico y gran pozo de más de 300 metros y un túnel de acceso a la mina de los lugareños le llaman de los enamorados ... Tiene varias de las entradas a la minas derrumbadas y se encuentra en el monte del Laberinto".

"Lavadero del Arresto:
En ruinas como la mayoría de las minas abandonadas, pero las máquinas del Lavadero o Nave espacial todavía se conserva con atractivo de época de apogeo".

"Rambla del Avenque:
Bonita Rambla que va por el GR-92 y pasa bajo el antiguo y bonito puente de tres ojos hacia la agreste y singular Bella Playa del Gorguel con un bonito paisaje que incluye abrigos y Cuevas en la paredes con gran cantidad de palmeras que le da un toque tropical".

"Espectacular Playa del Gorguel:
Singular y agreste Playa que parece que el tiempo se paró en ella tiene unos 500 metros y una atractiva cavidad en su parte este y un poblado de pescadores que luchan para que no hagan el desastre ecológico de hacer un puerto en tan Bello lugar".

"Senda de Obdulia o del Laberinto:
Bonita senda de subida hacia la Mina Obdulia y el Geodésico del Laberinto que entra en una coqueta Rambla hasta que se llega a la Mina".

"Crestas y Geodésico de Cola de Caballo:
Las crestas de los acantilados y el Geodésico de la Cola de Caballo es un lugar increíble con vistas de todo el escarpado litoral con las playas del Gorguel y la Cola de Caballo en primeros lugares". Añado yo que es una de las partes más interesantes paisajísticamente y al mismo tiempo más exigentes, por ser un territorio abrupto y lleno de vegetación, por lo que hay que tener cierta destreza y saber leer el terreno.

"Playa Cola de Caballo:
Es una playa muy recomendable ya que sus paredes, formaciones y cortados le dan un toque totalmente paradisiaco... En la zona oeste tiene una coqueta cueva".

"Túnel de los Chorros o la Vergüenza:
El terrible Túnel de la vergüenza del Cabezo Galera donde continuaron el atentado ecológico hasta que Greenpeace nos salvo a los Murcianos y no sé si también al Mediterráneo entero... Es un tenebroso túnel de más de 400 metros que cruza el Cabezo de Galeras hasta sus acantilados y que se hizo cuando ya se habían cargado la bahía de Portman... Es un lugar que mezcla la oscuridad del túnel con la belleza del acantilado a donde sale y donde caigan los últimos chorros del Lavadero Roberto un lugar que se debe ir una vez en la vida para que no olvidemos la peor cara del hombre como destructor de la naturaleza".

"Playa de San Bruno o del mayor desastre ecológico del Mediterráneo:
Desolador ver una de las bahías más bellas del Mediterraneo usada por los Romanos hecha una playa artificial".