Pobes-Lagunos-La Manzanera-Cantoblanco-Peñamil-Gesaltza Añana/Salinas de Añana
near Pobes, País Vasco (España)
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Itinerary description
Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 131:
Comienzo en la parada de bus del pequeño pueblo alavés de Pobes, y me dirijo por una pista de cemento situada a la derecha del bar que hay enfrente de la marquesina. Enseguida la pista pasa a ser de piedras y después, tras un giro a la derecha, de tierra y piedras.
El sendero comienza a ganar altura, al principio de forma suave pero luego en algunos puntos lo hace con mas inclinación.
El terreno estaba algo embarrado y resbaladizo por culpa de las recientes lluvias, pero yendo con el debido calzado (en mi caso botas), pude andar por aquí sin ningún problema. Además, si estuviera seco, es un tipo de camino en el cual se podría ir con mucha comodidad y rapidez.
Al cavo de un rato, tuve la ocasión de cruzarme con un gran grupo de pilotos de buggys y motos de cross, eran por lo menos 10. Nunca había visto tantos vehículos de este tipo pasar uno seguido de otro.
En un par de cruces, continúo de frente, adentrándome finalmente en un bosque. Aquí el firme se encontraba algo mas embarrado, pero de nuevo no me impidió avanzar en ningún momento.
Las rampas comienzan a ser mas y mas exigentes, sorprendiéndome hasta cierto punto, ya que fui con la creencia de que durante toda la ruta éstas iban a ser muy llevaderas, pero no fue así.
Al dejar el bosque atrás, la pendiente vuelve a suavizarse, pero por poco tiempo. El ascenso exige un constante cambio en el ritmo, alternando marchas lentas y rápidas con frecuencia.
Mas adelante, llego a un punto elevado y despejado, con hierba en el suelo. Me encuentro en lo que a priori es la cima del Lagunos (946m). No lo tengo indicado con waypoint porque no me pareció que el lugar se pudiera considerar como una cumbre (es una cota secundaria, muy secundaria). Al menos si pude disfrutar de unas vistas interesantes tanto por el lado izquierdo como por el derecho.
Prosigo la marcha, descendiendo una breve pero empinada cuesta, repleta de arbustos por el medio. De frente, consigo divisar el próximo repecho que me tocará ascender para alcanzar la cima de La Manzanera. Asusta solo con verlo, pues se nota que las rampas a superar son muy duras. Y así fue.
Tras cruzar una barrera y girar a la derecha, asciendo lenta y pausadamente el pedazo de pepino de rampa previa a la "segunda" cima del día. No es muy larga, pero físicamente exige bastante, hay que tomárselo con calma.
Una vez en la cumbre de La Manzanera (989m), sin ningún buzón ni nada que indique la cima, llaneo unos metros para luego volver a descender y volver a ascender. Es una montaña rusa, descendiendo y ascendiendo de forma continua. Pero a la tercera fue la vencida, tras haber superado un último repecho que me permitiría coronar la máxima elevación de esta sierra, el Cantoblanco (1006m).
Aquí si que hay buzón e incluso un geodésico. Las vistas desde lo alto no son todo lo amplios que esperaba, ya que por un lado hay arboleda que tapa la panorámica, pero en el resto si que se puede observar muchos macizos de montaña, como las sierras de Árcena, Badaia y la vecina sierra de Arkamu y en sus laderas, multitud de aldeas como Barrón, Guinea, Artatza...
No menciono el resto de cordilleras porque no las conozco, esta parte de Álava no la controlo bien, pero os aseguro que la panorámica cimera (especialmente unos 100m después de la cima) es muy bonita e interesante, merece la pena pasarse por aquí.
Tras las fotos de rigor, continuo de frente, perdiendo metros de forma ligera. Pero al igual que en el ascenso, el descenso también iba a ponerme a prueba, con rampas que durante un tramo en concreto iba a ser de muchísima inclinación. Eso sumado a que el sendero estaba repleto de piedras y tierra que patinaba, hizo que tuviese que bajar echando el freno de mano y asegurando cada paso. Por suerte, aquel tramo era de corta longitud y duración, y luego el camino volvió a allanarse.
A continuación, llego a un cruce donde tengo que tomar una decisión: o girar a la izquierda para seguir hacia mi destino, el pueblo de Salinas de Añana, o girar a la derecha (por la 2 salida) e ir hasta otra cumbre, el Peñamil. Iba bien de tiempo y ésta ruta no es que tenga mucha longitud ni desnivel, así que decidí darle un poco mas de emoción e interés al recorrido y sumar una nueva cima a la colección.
Asciendo un suave y breve repecho hasta llegar a la parte mas elevada y dar con una valla. Paso al otro lado de la misma y me adentro por la densa arboleda que separa dicha barrera de la cima del Peñamil. La sensación inicial es de no saber hacia adonde ir, pero si se mira bien al suelo y al GPS, es fácil adivinar por donde continuar. Ademas, son muy pocos los metros que hay que recorrer para dar con la linea del precipicio del monte Peñamil (798m).
Las vistas una vez mas están limitadas por la arboleda y vegetación, pero al menos hay una gran recompensa de casi 180º de bonitas vistas de los imponentes cortados rocosos de la ésta cumbre, y del valle de Valdegovia, situado justo debajo.
Retrocedo hasta llegar a la valla, y luego hasta el anterior cruce. Ahora, sigo recto, descendiendo por un sendero de tierra/piedras algo embarrado. Llego hasta otra barrera, y al cruzarla, sigo recto.
Para variar, el sendero se convierte en otra montaña rusa, teniendo que ascender y descender en varias ocasiones. Al menos en esta ocasión las rampas a superar son breves y bastante llevaderas.
Más adelante, el terreno pasa a ser de finas piedras al principio, y de cemento después, muy cómodas de andar.
En un último cruce, giro a la izquierda para encarar el descenso definitivo hacia la localidad de Salinas de Añana, fundada allá por el año 1126, convirtiéndola así en la villa mas antigua de Álava. Por si fuera poco, esta localidad tiene otro elemento que la hace muy especial, popular y única; sus salinas.
En lo que hace 200 millones de años fueron las aguas de un vasto mar, se levanta el valle Salado de Salinas de Añana. Un soberbio paisaje cultural al aire libre formado por más de 5000 eras; plataformas de madera sobre la que se se deposita el agua salada hasta que el sol evapora todo el agua y queda la sal como resultado. Una compleja red de canales recorre las diferentes terrazas depositando la cantidad de agua exacta en cada una de ellas.
Finalmente, recorro buena parte de la localidad, observando también las mencionadas salinas hasta llegar a la marquesina de bus del pueblo, donde finalizo esta sencilla e interesante ruta.
Comienzo en la parada de bus del pequeño pueblo alavés de Pobes, y me dirijo por una pista de cemento situada a la derecha del bar que hay enfrente de la marquesina. Enseguida la pista pasa a ser de piedras y después, tras un giro a la derecha, de tierra y piedras.
El sendero comienza a ganar altura, al principio de forma suave pero luego en algunos puntos lo hace con mas inclinación.
El terreno estaba algo embarrado y resbaladizo por culpa de las recientes lluvias, pero yendo con el debido calzado (en mi caso botas), pude andar por aquí sin ningún problema. Además, si estuviera seco, es un tipo de camino en el cual se podría ir con mucha comodidad y rapidez.
Al cavo de un rato, tuve la ocasión de cruzarme con un gran grupo de pilotos de buggys y motos de cross, eran por lo menos 10. Nunca había visto tantos vehículos de este tipo pasar uno seguido de otro.
En un par de cruces, continúo de frente, adentrándome finalmente en un bosque. Aquí el firme se encontraba algo mas embarrado, pero de nuevo no me impidió avanzar en ningún momento.
Las rampas comienzan a ser mas y mas exigentes, sorprendiéndome hasta cierto punto, ya que fui con la creencia de que durante toda la ruta éstas iban a ser muy llevaderas, pero no fue así.
Al dejar el bosque atrás, la pendiente vuelve a suavizarse, pero por poco tiempo. El ascenso exige un constante cambio en el ritmo, alternando marchas lentas y rápidas con frecuencia.
Mas adelante, llego a un punto elevado y despejado, con hierba en el suelo. Me encuentro en lo que a priori es la cima del Lagunos (946m). No lo tengo indicado con waypoint porque no me pareció que el lugar se pudiera considerar como una cumbre (es una cota secundaria, muy secundaria). Al menos si pude disfrutar de unas vistas interesantes tanto por el lado izquierdo como por el derecho.
Prosigo la marcha, descendiendo una breve pero empinada cuesta, repleta de arbustos por el medio. De frente, consigo divisar el próximo repecho que me tocará ascender para alcanzar la cima de La Manzanera. Asusta solo con verlo, pues se nota que las rampas a superar son muy duras. Y así fue.
Tras cruzar una barrera y girar a la derecha, asciendo lenta y pausadamente el pedazo de pepino de rampa previa a la "segunda" cima del día. No es muy larga, pero físicamente exige bastante, hay que tomárselo con calma.
Una vez en la cumbre de La Manzanera (989m), sin ningún buzón ni nada que indique la cima, llaneo unos metros para luego volver a descender y volver a ascender. Es una montaña rusa, descendiendo y ascendiendo de forma continua. Pero a la tercera fue la vencida, tras haber superado un último repecho que me permitiría coronar la máxima elevación de esta sierra, el Cantoblanco (1006m).
Aquí si que hay buzón e incluso un geodésico. Las vistas desde lo alto no son todo lo amplios que esperaba, ya que por un lado hay arboleda que tapa la panorámica, pero en el resto si que se puede observar muchos macizos de montaña, como las sierras de Árcena, Badaia y la vecina sierra de Arkamu y en sus laderas, multitud de aldeas como Barrón, Guinea, Artatza...
No menciono el resto de cordilleras porque no las conozco, esta parte de Álava no la controlo bien, pero os aseguro que la panorámica cimera (especialmente unos 100m después de la cima) es muy bonita e interesante, merece la pena pasarse por aquí.
Tras las fotos de rigor, continuo de frente, perdiendo metros de forma ligera. Pero al igual que en el ascenso, el descenso también iba a ponerme a prueba, con rampas que durante un tramo en concreto iba a ser de muchísima inclinación. Eso sumado a que el sendero estaba repleto de piedras y tierra que patinaba, hizo que tuviese que bajar echando el freno de mano y asegurando cada paso. Por suerte, aquel tramo era de corta longitud y duración, y luego el camino volvió a allanarse.
A continuación, llego a un cruce donde tengo que tomar una decisión: o girar a la izquierda para seguir hacia mi destino, el pueblo de Salinas de Añana, o girar a la derecha (por la 2 salida) e ir hasta otra cumbre, el Peñamil. Iba bien de tiempo y ésta ruta no es que tenga mucha longitud ni desnivel, así que decidí darle un poco mas de emoción e interés al recorrido y sumar una nueva cima a la colección.
Asciendo un suave y breve repecho hasta llegar a la parte mas elevada y dar con una valla. Paso al otro lado de la misma y me adentro por la densa arboleda que separa dicha barrera de la cima del Peñamil. La sensación inicial es de no saber hacia adonde ir, pero si se mira bien al suelo y al GPS, es fácil adivinar por donde continuar. Ademas, son muy pocos los metros que hay que recorrer para dar con la linea del precipicio del monte Peñamil (798m).
Las vistas una vez mas están limitadas por la arboleda y vegetación, pero al menos hay una gran recompensa de casi 180º de bonitas vistas de los imponentes cortados rocosos de la ésta cumbre, y del valle de Valdegovia, situado justo debajo.
Retrocedo hasta llegar a la valla, y luego hasta el anterior cruce. Ahora, sigo recto, descendiendo por un sendero de tierra/piedras algo embarrado. Llego hasta otra barrera, y al cruzarla, sigo recto.
Para variar, el sendero se convierte en otra montaña rusa, teniendo que ascender y descender en varias ocasiones. Al menos en esta ocasión las rampas a superar son breves y bastante llevaderas.
Más adelante, el terreno pasa a ser de finas piedras al principio, y de cemento después, muy cómodas de andar.
En un último cruce, giro a la izquierda para encarar el descenso definitivo hacia la localidad de Salinas de Añana, fundada allá por el año 1126, convirtiéndola así en la villa mas antigua de Álava. Por si fuera poco, esta localidad tiene otro elemento que la hace muy especial, popular y única; sus salinas.
En lo que hace 200 millones de años fueron las aguas de un vasto mar, se levanta el valle Salado de Salinas de Añana. Un soberbio paisaje cultural al aire libre formado por más de 5000 eras; plataformas de madera sobre la que se se deposita el agua salada hasta que el sol evapora todo el agua y queda la sal como resultado. Una compleja red de canales recorre las diferentes terrazas depositando la cantidad de agua exacta en cada una de ellas.
Finalmente, recorro buena parte de la localidad, observando también las mencionadas salinas hasta llegar a la marquesina de bus del pueblo, donde finalizo esta sencilla e interesante ruta.
Waypoints
Comments (1)
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Muy buen trazado y muy buen registro fotográfico felicitaciones Jon y gracias por compartir el recorrido acompañado como siempre de una muy buena narración.