Poblado minero de Onamio
near Molinaseca, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Caminata mañanera muy agradable hasta el Poblado minero de Onamio, con regreso al punto de inicio, un ensanchamiento del camino nada más cruzar el río Meruelo, al inicio de la cuesta que sube hasta Onamio y Paradasolana.
Al principio caminamos junto al río Meruelo, hasta llegar al Embalse de Montearenas, donde desemboca. Luego lo haremos por la margen izquierda del río Boeza, hasta que veamos San Miguel de las Dueñas y Calamocos casi a nuestros pies, aunque a cierta distancia. En ese punto, después de haber recorrido unos 5 kilómetros, tomamos una estrechísima senda a nuestra derecha, para remontar a la parte alta de la ladera por la que hemos venido.
El camino nos ha llevado por robledales, encinares y alcornocales, a la sombra, deleitándonos con el trono de los pájaros. Nos encontraremos también una antigua bocamina, testigo del pasado minero de esta zona.
Una vez en la parte alta, la senda se convierte en camino ancho, casi pista, que discurre entre pinares casi hasta el Poblado minero de Onamio.
Allí repongo fuerzas en la finca de mi amigo Fermín: unas cerezas y fresas, cogidas directamente del árbol o de la mata, me saben a gloria.
El regreso al punto de inicio es muy agradable y descansado; tras superar una corta subida que nos aleja del Poblado, sólo nos restan tres kilómetros de suave descenso.
Al principio caminamos junto al río Meruelo, hasta llegar al Embalse de Montearenas, donde desemboca. Luego lo haremos por la margen izquierda del río Boeza, hasta que veamos San Miguel de las Dueñas y Calamocos casi a nuestros pies, aunque a cierta distancia. En ese punto, después de haber recorrido unos 5 kilómetros, tomamos una estrechísima senda a nuestra derecha, para remontar a la parte alta de la ladera por la que hemos venido.
El camino nos ha llevado por robledales, encinares y alcornocales, a la sombra, deleitándonos con el trono de los pájaros. Nos encontraremos también una antigua bocamina, testigo del pasado minero de esta zona.
Una vez en la parte alta, la senda se convierte en camino ancho, casi pista, que discurre entre pinares casi hasta el Poblado minero de Onamio.
Allí repongo fuerzas en la finca de mi amigo Fermín: unas cerezas y fresas, cogidas directamente del árbol o de la mata, me saben a gloria.
El regreso al punto de inicio es muy agradable y descansado; tras superar una corta subida que nos aleja del Poblado, sólo nos restan tres kilómetros de suave descenso.
Waypoints
Comments (2)
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Buena pinta tiene, y si que parece facilita
Sencilla y agradable.