PONGA: Circular a Peña Subes y Sen de los Mulos desde Víboli
near Viboli Alto, Asturias (España)
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Trail photos
Itinerary description
Incluidos en el desafío FEMPA 2020-21 “Montañas del Paraíso”:
153. Peña Ñorín (1215m, nº198)
154. Peña Subes (1480m, nº197)
155. Sen de los Mulos (1505m, nº195)
156. Cabeza Mimales (1319m, nº196)
Ruta guapísima en el Parque Natural de Ponga, una vez más con el infatigable ELFEDEZ, con salida y llegada en el pequeño pueblo de Víboli. Al mismo se llega por una “carretera” que parte del desfiladero de Los Beyos… y digo “carretera” porque hay algo de asfalto. Pero es tan estrecha que no caben dos vehículos, tan sinuosa y pindia que no pasamos de meter segunda, y tanto en el firme como en los quitamiedos encontramos numerosos socavones y abollones como reflejo de los pedruscos que pueden caer desde arriba.
Salimos, decía, desde la iglesia de Víboli, y desandamos unos cuantos metros por la misma carretera hasta desviarnos por una pista que asciende poco a poco, para convertirse rápidamente en un sendero realmente empinado que nos lleva en rápido ascenso para pasar al otro lado de los peñascos que tenemos enfrente. Parece imposible que el sendero nos lleve por ahí, pero el hecho es que se trata de una subida muy entretenida, bonita y en la que no hay que ayudarse con las manos en ningún momento.
Una vez superada esta muralla de roca, giramos a la derecha por un camino más o menos a nivel, hasta un collado en el que ya vemos varios de los objetivos del día. El primero es Peña Ñorín, de sólo 1215 metros, pero que vista desde aquí parece bastante inaccesible. No obstante, encontramos con facilidad el camino de subida por un par de grietas empinadas y muy herbosas, de forma que dejamos las mochilas abajo y subimos con ayuda de las manos gateando. Para ser sincero, mientras mi compañero llegaba a la cima, yo me quedé a unos 10 metros de la cumbre porque empezaba a pasarlo mal con un poco de vértigo. Para bajar por estas canales de hierba, imprescindible la técnica de echar el culo al suelo.
Nos llegamos nuevamente al collado y toca una subida de casi 300 metros hasta Peña Subes, donde llegamos sin gran dificultad y donde ya disfrutamos de unas vistas preciosas alrededor con el Tiatordos, Maoño, Vízcares, macizo occidental de Picos… Y desde aquí hasta el Sen de los Mulos tenemos 2 opciones. De alguna forma se puede acceder a la imponente cresta que tenemos enfrente, y de hecho llevábamos un track que iba por ahí. Pero nosotros, por el vértigo de servidor, fuimos por la ladera de la izquierda bajando unos metros; más seguro este camino, pero es un terreno incómodo de roca caliza, cotoya y pequeños árboles en el que hay que tener cuidado para no tropezar o meter el pie en algún hueco oculto. Así pasamos hasta el otro extremo de la citada cresta y nos queda una pequeña subida hasta la cima del Sen de los Mulos. Aquí tenemos una gran vista de Peña Ten y Pileñes, el Zorru…
Nos queda una bonita bajada hasta el último piquín del día, Cabeza Mimales, al que se llega sin ninguna dificultad, y que en realidad aporta poco a la ruta pero, a fin de cuentas, está en la lista del desafío! Desde el mismo encontramos rápidamente un camino a nivel que nos lleva a un pequeño collado, cruce de caminos. Tomamos el de nuestra derecha, que nos lleva en bonito descenso por el Bosque de Peloño unos 4 kilómetros hasta llegar nuevamente a Víboli.
Por cierto, al llegar al pueblo nos cayó una pequeña bronca de dos especímenes locales porque dos perros del pueblo se nos unieron en nuestra marcha. Quisimos explicar que nos habían seguido ellos, que nos disculpara pero que no nos parecía tan grave ya que los perros estaban de vuelta sin más… pero al parecer, en vez de hacerles la típica carantoña cuando vinieron amigablemente a jugar y llamarles una vez que habían emprendido nuestro camino, teníamos que haberles dado “un estacazo”, y cito textualmente, para evitar que nos siguiesen. Pasando por alto el hecho de que los perros estaban sueltos, e igual que eran amigables podían haber sido agresivos, sólo diré que de donde no hay no se puede sacar, pero tenedlo en cuenta si hacéis esta ruta. Ah, este “incidente” llevó a uno de los dos ministros locales a decir que “cuanto menos venga la gente de fuera, mejor”. Otro alarde de raciocinio y conciliación. En fin…
En todo caso la ruta fue bonita, durilla, variada… de lo mejor que hemos hecho últimamente, para senderistas un poco avezados. La pongo difícil por la subida a Peña Ñorín, que se puede obviar. Quitando este detalle para mí sería moderada..
153. Peña Ñorín (1215m, nº198)
154. Peña Subes (1480m, nº197)
155. Sen de los Mulos (1505m, nº195)
156. Cabeza Mimales (1319m, nº196)
Ruta guapísima en el Parque Natural de Ponga, una vez más con el infatigable ELFEDEZ, con salida y llegada en el pequeño pueblo de Víboli. Al mismo se llega por una “carretera” que parte del desfiladero de Los Beyos… y digo “carretera” porque hay algo de asfalto. Pero es tan estrecha que no caben dos vehículos, tan sinuosa y pindia que no pasamos de meter segunda, y tanto en el firme como en los quitamiedos encontramos numerosos socavones y abollones como reflejo de los pedruscos que pueden caer desde arriba.
Salimos, decía, desde la iglesia de Víboli, y desandamos unos cuantos metros por la misma carretera hasta desviarnos por una pista que asciende poco a poco, para convertirse rápidamente en un sendero realmente empinado que nos lleva en rápido ascenso para pasar al otro lado de los peñascos que tenemos enfrente. Parece imposible que el sendero nos lleve por ahí, pero el hecho es que se trata de una subida muy entretenida, bonita y en la que no hay que ayudarse con las manos en ningún momento.
Una vez superada esta muralla de roca, giramos a la derecha por un camino más o menos a nivel, hasta un collado en el que ya vemos varios de los objetivos del día. El primero es Peña Ñorín, de sólo 1215 metros, pero que vista desde aquí parece bastante inaccesible. No obstante, encontramos con facilidad el camino de subida por un par de grietas empinadas y muy herbosas, de forma que dejamos las mochilas abajo y subimos con ayuda de las manos gateando. Para ser sincero, mientras mi compañero llegaba a la cima, yo me quedé a unos 10 metros de la cumbre porque empezaba a pasarlo mal con un poco de vértigo. Para bajar por estas canales de hierba, imprescindible la técnica de echar el culo al suelo.
Nos llegamos nuevamente al collado y toca una subida de casi 300 metros hasta Peña Subes, donde llegamos sin gran dificultad y donde ya disfrutamos de unas vistas preciosas alrededor con el Tiatordos, Maoño, Vízcares, macizo occidental de Picos… Y desde aquí hasta el Sen de los Mulos tenemos 2 opciones. De alguna forma se puede acceder a la imponente cresta que tenemos enfrente, y de hecho llevábamos un track que iba por ahí. Pero nosotros, por el vértigo de servidor, fuimos por la ladera de la izquierda bajando unos metros; más seguro este camino, pero es un terreno incómodo de roca caliza, cotoya y pequeños árboles en el que hay que tener cuidado para no tropezar o meter el pie en algún hueco oculto. Así pasamos hasta el otro extremo de la citada cresta y nos queda una pequeña subida hasta la cima del Sen de los Mulos. Aquí tenemos una gran vista de Peña Ten y Pileñes, el Zorru…
Nos queda una bonita bajada hasta el último piquín del día, Cabeza Mimales, al que se llega sin ninguna dificultad, y que en realidad aporta poco a la ruta pero, a fin de cuentas, está en la lista del desafío! Desde el mismo encontramos rápidamente un camino a nivel que nos lleva a un pequeño collado, cruce de caminos. Tomamos el de nuestra derecha, que nos lleva en bonito descenso por el Bosque de Peloño unos 4 kilómetros hasta llegar nuevamente a Víboli.
Por cierto, al llegar al pueblo nos cayó una pequeña bronca de dos especímenes locales porque dos perros del pueblo se nos unieron en nuestra marcha. Quisimos explicar que nos habían seguido ellos, que nos disculpara pero que no nos parecía tan grave ya que los perros estaban de vuelta sin más… pero al parecer, en vez de hacerles la típica carantoña cuando vinieron amigablemente a jugar y llamarles una vez que habían emprendido nuestro camino, teníamos que haberles dado “un estacazo”, y cito textualmente, para evitar que nos siguiesen. Pasando por alto el hecho de que los perros estaban sueltos, e igual que eran amigables podían haber sido agresivos, sólo diré que de donde no hay no se puede sacar, pero tenedlo en cuenta si hacéis esta ruta. Ah, este “incidente” llevó a uno de los dos ministros locales a decir que “cuanto menos venga la gente de fuera, mejor”. Otro alarde de raciocinio y conciliación. En fin…
En todo caso la ruta fue bonita, durilla, variada… de lo mejor que hemos hecho últimamente, para senderistas un poco avezados. La pongo difícil por la subida a Peña Ñorín, que se puede obviar. Quitando este detalle para mí sería moderada..
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