Por El Malpais de La Corona 26082021

El Malpaís de La Corona es uno de los fenómenos volcánicos que han renovado el Macizo Antiguo de Famara, remodelando la totalidad de su vertiente noreste. Un sistema de bocas eruptivas alineadas en dirección noreste-suroeste, a lo largo de una fisura eruptiva que sigue una de las directrices estructurales de la Isla y del Archipiélago ha sido el origen del malpaís. El inmenso volumen de las emisiones de dicho sistema dio origen a los edificios de La Corona, La Quemada de Órzola y La Cerca-Los Helechos, y transformó por completo el norte de la Isla, ampliando su su- perficie en unos veinte kilómetros cuadrados.
El aparato volcánico más importante de este sistema eruptivo es el Volcán de La Corona, no sólo por las dimensiones del cono, sino también por su amplio abanico lávico, que alcanzó un desarrollo longitudinal de dos mil quinientos metros, rebasó los límites antiguos del macizo y se adentró considerablemente en el mar.
El dinamismo eruptivo que dio lugar a este volcán se denomina tradicionalmente como estromboliano, caracterizado por la proyección de piroclastos y la emisión de coladas de fluidez acusada.
El clima de este sector está muy condicionado por su posición en el extremo norte de la Isla y por la relativa suavidad del relieve que no presenta obstáculos al viento ni permite la formación de umbrías de gran magnitud. Los vientos alisios, sin obstáculos notables, realizan un aporte constante de humedad que suaviza las condiciones de aridez del clima, y permite el desarrollo de una vegetación relativamente abundante y de una agricultura de subsistencia de gran interés por su capacidad para captar y aprovechar las peculiaridades climáticas del escenario.
La formación vegetal dominante en el malpaís es el tabaibal; las especies que dan su nombre al tabaibal son dos arbustos suculen- tos: la tabaiba dulce y la tabaiba amarga; aunque estas especies son relativamente frecuentes en otros puntos de la Isla, en este sector se presentan formando una comunidad de gran extensión, con un alto índice de recubrimiento. Destaca también la cubierta de líquenes que presenta todo el conjunto, así como determinados enclaves que albergan endemismos de gran interés.
La composición del tabaibal varía de unos lugares a otros en con- sonacia con las condiciones ecológicas y actúa como indicador de la existencia de un gradiente creciente de humedad desde el nivel del mar hasta la cima del volcán.
Por encima de la cota 100 m se desarrolla sobre todo la tabaiba amarga, que se caracteriza por colonizar terrenos más o menos degradados, con unas condiciones ambientales relativamente húmedas. El grado de recubrimiento disminuye conforme aumenta la altura y, ya en las faldas del volcán, la acción de los vientos provoca un achaparramiento de la especie, siendo muy difícil observar ejemplares que sobrepasen los 40 cm.
Desde el nivel del mar hasta la cota 100 m domina sobre el malpaís el tabaibal dulce. Las condiciones ambientales de sequedad e insolación son los determinantes del desarrollo de esta comunidad, así como de los cambios de porte de la misma. En general, el tabaibal dulce presenta un grado de recubrimiento mayor que el de la amarga; las especies que acompañan a la ta- baiba dulce en todo su ámbito no difieren de las especies que acompañan al tabaibal amargo; entre éstas cabe destacar el vero- de, el espino blanco y, en los terrenos más degradados, las aulagas, el tabaco moro, mato risco e incluso la tabaiba amarga.

Al este del Volcán de La Corona surge una gran colada de características notablemente singulares. Esta colada se conoce con el nombre de las Peñas del Tao y corresponde a un malpaís muy abrupto, con grandes bloques que se sitúan preferentemente en el arranque de la colada, y con una morfología superficial muy erizada e irregular. Se considera que proviene de un centro de emisión independiente desventrado por la acción de las coladas del Volcán de La Corona y de La Quemada de Órzola.
El carácter abrupto de este malpaís con sus depresiones (de- nominadas hoyas) y peñas (de las Siete Lenguas, de Tonico, etc.), de excepcional atractivo paisajístico, crea unas condiciones de umbría de cierto relieve por lo que cuenta con una vegetación de gran diversidad, estratificación y cobertura, en la que destaca un extenso palmeral.

Hechas las presentaciones he de decir que me anime a planificar la salida de hoy a partir de la conversación con un conocido del lugar que me comento la existencia de un antiguo sendero de pastores que unía la senda que parte de la Caleta del Guincho (Inmediaciones de Los Jameos del Agua) hasta el camino de la Peña Redonda con la del Raso que parte de la Peña de Tonico, e incluso, me llegó a decir, que en algún momento se dividía y dejaba un ramal que continuaba hasta la costa para alcanzar los alrededores del Mojón Blanco. El punto de desvío estaba situado al inicio del muro que delimita la finca de Los Peligros y el objetivo de hoy era tratar de encontrar ese antiguo camino de pastores.
Así que pertrechado con mis zapatillas troteras y con la música y el humor adecuado parti desde La Caleta del Guincho y me adentré por el sendero en el Malpais de La Corona, dejando el complejo del túnel Volcánico de los Jameos a mi izquierda.

Empiezo la andadura sobre el mar de lavas que supuestamente fue ganado al mar y el panorama que se nos presenta es el descrito mas arriba, una amplia extensión de lavas con muy pocas elevaciones del terreno donde además de las lavas predominan la Tabaiba Dulce, ahora seca. Como ya había pasado por aquí en febrero pude notar la diferencia en los colores, en aquel entonces las Tabaibas recubrían toda la zona de un verde llamativo conformando semiesferas, algunas de gran diámetro, ahora el gris casi ceniciento es su color dominante. Las tabaiba están secas y las semiesferas son ahora esqueléticos ramales, como arboles neuronales, en espera de humedad para volver a reverdecer. En este casi triste panorama destaca el color gris claro, casi blanco, de los líquenes que cubren casi todas las lavas de la zona. Esta particular coloración de las rocas es la que nos permite distinguir el sendero del resto, y nos va anunciando la continuación del camino por la ausencia de líquenes sobre las rocas del suelo que piso. Siguiendo la estela oscura del suelo atravieso el malpais hasta la aparición del primer muro de piedras de la zona de Los Peligros. Continuo en el sendero, ahora con el referente del muro de piedras, hasta alcanzar el pasillo de las Tabaibas. Se trata del inicio de varias fincas amuralladas que dejan una especie de pasillo a modo de camino entre fincas y que continua hasta casi la carretera (en febrero estaba plagado de tabaibas, de ahí lo del pasillo de las tabaibas). Aquí está el desvío, por los alrededores del muro que se abre a la derecha tiene que estar el sendero del que me habían hablado. En un principio aparece la senda oscura aunque con un trazado irregular y por ella me fui.
Bueno pues la sombra oscura se perdió y no tuve manera de seguirle el rastro, así que me fije en la peña de Las Siete Lenguas y la utilicé como referente para intentar alcanzar el camino y, a partir de él, reorientar la senda. Alcancé el camino que atraviesa el Raso y me fui en dirección de la Peña Tonico, la intención es pasar a las Hoyas, saltando el muro de piedras, en una zona de pequeñas peñas que había localizado en el Maps. Pase a las Hoyas e intentando no alejarme mucho del muro puse rumbo a la peña de Las Siete Lenguas, ahora por el otro lado.
El camino es irregular, abrupto y se observa un paisaje casi salvaje pero con la huella del mucho esfuerzo que en él pusieron nuestros ancestros para obtener algún beneficio de este malpais. Ya en los alrededores de la peña tocaba atravesar la Hoya Honda, en esta ocasión algo mas a la izquierda que la última vez. Parecia que por esta parte iba a ser mas fácil pero resulto igual de duro, una panoramica llena de bloques de lavas que había que atravesar y a eso me dedique. El caso es que empece más abajo y terminé más arriba, tuve un descenso algo complicado pero terminé en el camino del Picacho Pende que era lo que buscaba.
Por este camino anduve hasta el Jameo de Francisco León, me desvié hacia la Majadita de Don Eusebio con la intención de descender hasta el Raso de las Cuevas y por el camino pase por el Jameo Pende. Ya en El Raso anduve por el camino que da acceso a las fincas aledañas, alcancé la carretera LZ-201, pasé a la carretera que lleva a Maguez y cogí el desvío hacia Las Cuevas. Desde aquí y por una finca pasé a Los Pedacitos y el camino hacia las antenas. Descendí por El Bardo y puse dirección a Arrieta por el barranco de La Negra.