Por el río Sangonera hasta Torre de Guil y vértice geodésico Almazora (Sangonera la Verde)

Iniciamos la caminata junto al puente sobre el río Sangonera, en la carretera que se dirige al Polígono Industrial Oeste. Nos dirigimos hacia poniente por la margen derecha, río arriba.

No es una zona bonita, la verdad, pero está cerca de casa, y además la idea es visitar la casa solariega de la finca Torre de Guil.

Primero llegaremos a un azud (en el mapa viene como Compuertas Sangonera), aunque lo cierto es que no se conserva demasiado bien y las cañas tampoco permiten recrearse.

Pasaremos por un circuito de motocross antes de separarnos del río para girar 90° a la izquierda en busca de la carretera de Mazarrón, donde se encuentra mi meta de hoy.

Es lamentable el estado de ruina en que malvive esta casona. La torre, del siglo XVIII, coronaba la Ermita de la Purísima, de la que no quedan vestigios.

A pesar del vandalismo y el desmantelamiento que ha venido sufriendo en los últimos tiempos, es perfectamente accesible, si bien es cierto nada queda de valor, más allá de la que fue considerada durante mucho tiempo como la finca de mayor producción de Murcia, destacando la elaboración de un aceite de calidad suprema.

Una lástima que se vayan desvencijando ante nuestros ojos estos testigos de otras épocas.

Hecha la visita regreso al río Sangonera, pero lo cruzo por un vado para hacer el regreso por la margen izquierda, aguas abajo (lo de "aguas" es un decir, pues trae más bien poca).

Se puede caminar por un caballón o salir al Camino de la Locia y caminar por asfalto. Llegamos al vértice geodésico Almazora, junto al azud que antes vimos desde la otra vertiente. Tras el vértice giramos a la derecha, aún por asfalto, y cogemos el primer camino de tierra que nos sale a la derecha para reincorporarnos a la mota del río.

Lo que resta es un breve paseo entre olivos higueras y enormes torres eléctricas, que proliferan por esta zona, dado que hay una cercana estación eléctrica. Estas torres no dejan de presentar una visión poderosa y atrayente.

En fin, una salida de las que llamo tontirrutas, poco interesante pero que nos permite hacer actividad física en cualquier momento.