Por La Ruta De Las Caras, Buendía

Nos acercamos hasta Buendía en la provincia de Cuenca para realizar la conocida como “Ruta de las Caras”.
Llegamos en coche hasta el inicio de la ruta ya que hay espacio para aparcar cómodamente, aunque hay quien llegue y vuelva caminado desde Buendía.

Primeramente nos adentramos en un fresco bosque que nos va indicando el camino y desde donde ya se atisban algunas imágenes del cercano Embalse de Buendía y que nos va llevando a conocer un grupo de esculturas talladas en roca que representan diversas figuras.

La primera que encontramos es “La Moneda de La Vida”. Escultura alegórica: el contorno esférico simboliza el universo, los huesos, la estructura física o soporte y el círculo concéntrico, el claustro donde se gesta la vida. Autor: Jorge J. Maldonado Diaz.

El alma del senderista se entusiasma al encontrarse en este verdadero museo al aire libre rodeado de variada vegetación propia de la zona.

Después de la Cruz del Temple, bajo una piedra de extrañas formas encontramos La Cruz del Temple. Autor Eulogio Reguillo.

Más adelante nos sorprende Krishna, basada en un dios hindú, adornado con plumas de pavo real. Autor: Eulogio Reguillo

El caminante va siguiendo el itinerario ayudado a veces por oportunos peldaños y vislumbrando de vez en cuando las serenas aguas del pantano.

Dos gigantescas e hieráticas caras lo contemplan. Son Maitreya que para el Budismo es el próximo Buda histórico, y Arjuna, héroe y maestro espiritual hindú. Autor: Eulogio Reguillo.

El azul del embalse nos atrae y reclama nuestra atención así como La Espiral del brujo de Jorge J. Maldonado Díaz, cuyo movimiento rompe el tiempo y el espacio para conducirlo a lo infinito.

El Gigantesco Chemary, de Jorge J. Maldonado Diaz, La Monja, y muchos otros de ambos autores se nos van apareciendo como un estallido de belleza en las piedras areniscas.

Pasan los minutos y por allí deambulamos maravillados tentando ver todos los detalles y absorber toda la energía que se palpa en el ambiente.

Magia que efluye de los personajes por allí intercalados como este impresionante Chamán, guardián del bosque, de mirada penetrante esculpido en lo alto de la pared rocosa. Autores: Eulogio Reguillo y Jorge J. Maldonado Diaz

Es una maravilla el pasear y dejarse llevar por el singular paraje siempre bajo la mirada atenta de los personajes por allí intercalados con la vegetación y el embalse.

De entre todos, hay uno que destaca por su singularidad, tamaño y el emplazamiento en el que está esculpido que facilitan su visión desde distintos lugares de la ruta. Su autor, Jorge J. Maldonado Díaz, la tituló “De Muerte”, una calavera que no nos deja indiferentes y que desde su atalaya, a vista de pájaro, parece mirarnos, soberbia, a nosotros, simples mortales.

Cerca de ella nos espera “La Dama Del Pantano”, su autor Eulogio Reguillo la dotó de un aspecto sereno que nos invita a un paseo cerquita de las aguas y que aceptamos encantados.

Llegamos así al enclave en que se encuentran La Cruz de Malta, La Virgen de La Flor de Lis y La Virgen de las Caras, con El Sol y La Luna tallados en su manto de ambos autores.

Seguimos caminando ya con la vista puesta en el pantano y dejando atrás poco a poco este lugar pintoresco y lleno de misterio y ensoñación.

Reseñar que es una ruta que no está señalizada, se va siguiendo el camino que encontramos pero no hay un único itinerario a seguir. Algunas de las esculturas se divisan fácilmente pero otras están algo escondidas por lo que es aconsejable la ayuda del track para no perderse alguna de ellas.