Por la Sierra del Puerto y La Naveta (El Palmar y Baños y Mendigo)
near La Pareja, Murcia (España)
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Trail photos
Itinerary description
He seguido la ruta de Franzapa "Campo-monte al oeste del Puerto de la Cadena".
Aparcamos junto al túnel bajo la autovía y arrancamos en dirección contraria al mismo por la pista, o sea, el PR-MU 23, que será nuestro guía en los primeros kilómetros.
En la bifurcación continuaremos, pues, por la derecha, dejando pendiente el atractivo Camino de la Naveta que se adentra entre árboles.
Hacemos dos mini desvíos a la izquierda, el primero para visitar la Casa Alegría, que hoy no es más que una desvencijada caseta de labor, lo que parece que debió ser una especie de destilería. El segundo, poco más adelante, nos sube a un pequeño alto junto a una torre-monstruo eléctrica. Las vistas desde aquí son muy buenas, merece la pena acercarse.
El camino avanza en un leve y constante ascenso. A la derecha dejamos la conexión con el Castillo de la Asomada, una senda que se dirige también a la subida clásica y la bajada por el mítico Matahombres. También habremos visto a la izquierda, hundido en el fondo del barranco, el coche rojo despeñado no sé cuánto tiempo ya.
No tardamos en tener panorámicas hacia la vertiente noroeste y transitaremos por los parajes más solitarios y bonitos de este sector.
Llegamos así a un punto en el que sale un camino menor a cada lado de la pista. Es hora de salir del PR y bajar por la izquierda. El camino es pedregoso, pero cómodo, aunque tiene un centenar de metros de pendiente pronunciada. Vamos en paralelo a la línea de alta tensión hasta cruzarnos con el Camino de la Naveta, y pasamos de largo.
Estamos inmersos en el último sector de la ruta, entre viejos terrenos aterrazados y hoy incultos. Este sendero ancho nos lleva a la Casa de la Naveta, en ruinas, pero en cuya fachada adivinamos los visos de lo que debió ser ermita: las columnas en relieve flanqueando la puerta. Sobre ésta se distingue la huella del escudo familiar o medallón religioso que campeó en su día y que seguramente hoy esté decorando algún cortijo.
Seguimos andando entre las idas y venidas de los siempre asustadizos conejos. Es un tramo particularmente solitario, casi terapéutico, como dice Franzapa.
Al final el camino se pierde y tendremos que cruzar el Barranco, pero es terreno fácil y lo hacemos sin complicación. Desembocamos de esta forma en la pista inicial, retomando el PR-MU 23, esta vez en dirección contraria para regresar al punto de partida, a unos quinientos metros.
Aparcamos junto al túnel bajo la autovía y arrancamos en dirección contraria al mismo por la pista, o sea, el PR-MU 23, que será nuestro guía en los primeros kilómetros.
En la bifurcación continuaremos, pues, por la derecha, dejando pendiente el atractivo Camino de la Naveta que se adentra entre árboles.
Hacemos dos mini desvíos a la izquierda, el primero para visitar la Casa Alegría, que hoy no es más que una desvencijada caseta de labor, lo que parece que debió ser una especie de destilería. El segundo, poco más adelante, nos sube a un pequeño alto junto a una torre-monstruo eléctrica. Las vistas desde aquí son muy buenas, merece la pena acercarse.
El camino avanza en un leve y constante ascenso. A la derecha dejamos la conexión con el Castillo de la Asomada, una senda que se dirige también a la subida clásica y la bajada por el mítico Matahombres. También habremos visto a la izquierda, hundido en el fondo del barranco, el coche rojo despeñado no sé cuánto tiempo ya.
No tardamos en tener panorámicas hacia la vertiente noroeste y transitaremos por los parajes más solitarios y bonitos de este sector.
Llegamos así a un punto en el que sale un camino menor a cada lado de la pista. Es hora de salir del PR y bajar por la izquierda. El camino es pedregoso, pero cómodo, aunque tiene un centenar de metros de pendiente pronunciada. Vamos en paralelo a la línea de alta tensión hasta cruzarnos con el Camino de la Naveta, y pasamos de largo.
Estamos inmersos en el último sector de la ruta, entre viejos terrenos aterrazados y hoy incultos. Este sendero ancho nos lleva a la Casa de la Naveta, en ruinas, pero en cuya fachada adivinamos los visos de lo que debió ser ermita: las columnas en relieve flanqueando la puerta. Sobre ésta se distingue la huella del escudo familiar o medallón religioso que campeó en su día y que seguramente hoy esté decorando algún cortijo.
Seguimos andando entre las idas y venidas de los siempre asustadizos conejos. Es un tramo particularmente solitario, casi terapéutico, como dice Franzapa.
Al final el camino se pierde y tendremos que cruzar el Barranco, pero es terreno fácil y lo hacemos sin complicación. Desembocamos de esta forma en la pista inicial, retomando el PR-MU 23, esta vez en dirección contraria para regresar al punto de partida, a unos quinientos metros.
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