198. Por las Tierras de Lara
near Lara de los Infantes, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 47 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 306 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Hacía algún tiempo que viajábamos siempre al norte. Esto va por rachas. Te gusta una ruta por un lado y te envicias; y sigues expandiendo territorio por allí. Ya tocaba variar.
--“Mañana giramos el timón 180 grados. Iremos hacia el sur”.
--“Vale, pero que no esté muy lejos, ni sea muy larga, ni muy dura. Mañana, precisamente”.
Seleccioné dos rutas que cumplieran los requisitos. Eran dos por la misma comarca, a dos docenas de km de distancia entre sí. Las dos eran del mismo usuario (‘Ledanias’, un buen conocedor de la zona). Todo de dos en dos.
También a pares, resultó que de ambas rutas habíamos hecho un tramo en otras dos anteriores ([*] y [**]). No mucho (¿un 15%?, a partes iguales, claro). Era lo suficiente para orientarnos ahora sin dificultad, pero sin repetirnos.
[*] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/comarca-de-lara-entre-mazueco-y-villoruebo-91029527
[**] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cuevas-de-san-clemente-camino-del-cid-106396755
Y entonces llegó ‘el problema’: ¡Escoger! El dilema. De dos, del todo parejo, sólo podía quedar una. La otra esperaría su oportunidad.
Ambas rutas eran buenas. Sinceramente, lanzamos una moneda al aire. Salió la que salió y acatamos la decisión. No hubo más (pre)historia para la ruta de hoy.
¡Ójala todos los problemas fueran como ése: conflictos de doble acercamiento! Hagas lo que hagas, siempre sale ‘cara’. Sólo puedes ganar (una; y te sigue quedando la otra…).
LA RUTA
Nos guiamos por el trazado de ‘Ledanias’: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/lara-acena-paules-vega-de-lara-42462415 . Fiable. Apenas hicimos variaciones sobre ella, incrementando la longitud original en poco más de un km.
Partimos de, y regresamos a, Lara de los Infantes. Es obligada una vuelta inaugural en torno a su airosa iglesia. También al cerro anexo que permite otear las sierras del sur (Mamblas, Gayubar, Cervera, etc.). Las otras sierras (Mencilla, Casarejo, Peñalara) las veremos largamente después.
Hasta el km 3,0, caminamos por la campiña cerealista de Lara, cruzando la vía verde Santander-Mediterráneo. Ahora, en primavera, aquella se muestra bucólica.
Desde el km 3,0 al 6,2, vamos por monte bajo, con encinas y quejigos. Subimos y bajamos. El perfil del trayecto parece más pindio ‘sobre el papel’ que sobre el terreno.
En el km 6,2 llegamos a la desembocadura del barranco que baja del norte, de Villoruebo. Seguimos el curso del arroyo en dirección opuesta, hacia el pueblo de Aceña de Lara. Antes, tenemos las ruinas, aún corajudas, del antiguo poblado.
Tras una zona de campos, llegamos a una fuente (km 7,8) en un frondoso paraje. Al menos por su belleza, el lugar merece(ría)n tener un nombre propio. Iniciamos un paulatino ascenso y luego descenso por terreno más agreste y yermo (hasta el km 10,2).
En ese punto retornamos a la campiña, que ya no abandonaremos hasta el final de la ruta. Sólo habrá que salvar un leve encabalgamiento boscoso (km 11,2) después de Paúles de Lara.
Posibles Dificultades:
No las hay de importancia. Los dos tramos donde el lomo se nos dobla un poco hacia abajo (del km 5 al 5,3, y del 8,7 al 9,0), subiendo, son cortos. La orientación no es compleja, pero no te olvides de tener a mano una guía, por si acaso.
Transitaremos por muy buenos caminos, mayormente. Sólo en algunos trechos se comportan como buscarruidos, camorristas. Como éstos no fueron largos, también resultaron bienvenidos, por el contraste.
Por algunos senderos, delgados como una sílfide (los menos), sólo cabe un pie. No importa, porque, para caminar, ponemos típicamente uno delante del otro. Si quisiéramos ir saltando con los dos pies a la par, sería allí harto complicado.
DESTACADO
Como muchas buenas rutas, para disfrutar de paisajes mientras absorbes cultura, o viceversa, ésta reúne ambos aspectos en un atractivo complemento.
Dentro de la sobriedad, y a pesar de desarrollarse principalmente por espacios abiertos, mantiene siempre el interés por lo que vendrá a continuación.
(1) La Tierra de Lara:
Pasamos por varios pueblos con sello de calidad en su denominación. Tres tienen ‘Lara’ como apellido: Aceña de Lara, Paúles de Lara, y Vega de Lara; y uno, incluso, como nombre: Lara de los Infantes. Por si quedaba alguna duda.
Es ésta una porción de la histórica demarcación de Lara (actualmente, abarca unas 25 localidades). A Lara de los Infantes, sede del municipio Jurisdicción de Lara, pertenece el encumbrado castillo (vestigios), centinela de los otros pueblos.
El Castillo de Lara fue fundado en el año 902 por el padre de Fernán González, uno de los primeros y más famosos condes de Castilla. En él se juntan la historia y la leyenda, con un poema épico en el Mester de Clerecía, por sus gestas durante La Reconquista.
(2) Los Pueblos:
En el recorrido, cuatro pueblos (arriba mencionados) se mantienen en pie y con algún habitante. Hay un quinto (un ‘hermano mayor’ de Aceña de Lara, a su lado), un fantasma huesudo con recias casas de piedra en inevitable desmoronamiento.
La historia ha reservado un hueco, ya lejano, a estas tierras y sus pueblos. Aunque ahora venidos a menos, como tantos, conservan una huella de justificado orgullo. Además de ser lo que somos, fuimos (de ellos es el mérito) lo que fuimos. Aquí se palpa.
Ahí quedan, por ejemplo, sus iglesias. Son legado y emblema de lo que ellos fueron capaces de hacer en tiempos de penuria y penalidades. Excepto Lara de los Infantes, algo mayor, los otros se reducen a una exigua docena de casas, o menos.
(3) Los Paisajes:
El trazado de la ruta transcurre alternando campos de labranza, ahora primaverales, cerros y laderas esteparios, y bosques de encinas y quejigos. Es una bonita combinación, que intercala entornos variados sin tregua para el aburrimiento.
A lo largo de esas tres partes básicas de paisaje inmediato, vamos pasando por algunos rincones particularmente apacibles. Entre otros muchos, destaco el tramo angosto y el riachuelo antes de La Aceña, o el oasis de la fuente algo después.
Además, el recorrido queda bordeado por dos cadenas montañosas, una al norte, algo más lejana, y otra al sur, cercana. Ambas nos acompañan permanentemente. Nos aíslan por esos flancos, dejándonos libres el este y el oeste.
La cadena del norte está compuesta por la Sierra del Casarejo y la más imponente Sierra de Mencilla, con la inconfundible cima del ‘pico redondeado’ homónimo. Sus perfiles se recortan gallardos más allá de los campos.
La del sur la conforman el espigón y los riscos agrestes de Peñalara. Hacia el oeste se alargan hasta más allá de la ruta. En su extremo este la sierra se estira hasta el promontorio sobre el que se encaraman las ruinas del Castillo de Lara.
ANÉCDOTA
Un único encuentro humano a lo largo de la ruta dio de sí para varias anécdotas. Un hombre inteligente de 'muchas pocas' palabras (mil cosas que decir condensadas).
Habíamos dejado La Aceña 300 metros atrás. Nos acercábamos a una granja de ovejas. Aún a distancia, varios perros nos vieron, oyeron (sería nuestro caminar, que no hablar…), u olieron.
Ladraron y formaron en cuña hacia nosotros. El ariete era un gran mastín, infranqueable guardián, difícil de amedrentar; los aleros-escolta eran dos Border Collie, insuperables pastores de rebaños de ovejas. Del primero, dejo foto.
Abandonamos el camino e iniciamos un rodeo (‘amedrentados’, a pesar de mi cachava) por el borde de unas fincas. Enseguida apareció el dueño, amable, para controlarlos. Se quedaron pacíficos y amistosos a nuestro alrededor. Como de la familia.
•😉 La Lluvia:
--“Hola, buenos días, ¿sois de por aquí?”, indagó.
--“No, venimos de tal sitio (a varias decenas de km)”, respondí.
--“¿Allí ha llovido más que aquí estos últimos días?”, y señaló los campos (sedientos).
Estrictamente, la pregunta no tenía respuesta, dado que nosotros No habíamos estado Aquí (y, menos aún, allí y aquí a un tiempo). ¡Cómo podríamos, pues, comparar!
Pero, flexiblemente, entendiendo entre líneas, era fácil darse cuenta de que no era una pregunta. Era una afirmación de descontento por parte de un tipo espabilado: Parco en palabras, exigía capacidad de comprensión rápida por parte de sus interlocutores.
En realidad, me estaba diciendo: “¡Vaya nadería de borrasca!”. Y me solidaricé uniéndome al ‘mal de muchos’: más o menos, con un “Sí, ha sido una bagatela allí también”. (Bueno, supongo que dije insignificancia o birria).
Nos contó muchas peripecias, a cuál más sustanciosa para el anecdotario rutero sobre la curiosa naturaleza humana. Elegiré sólo una, por razones obvias de extensión.
•👀 La Noche:
Enfrente, la alargada muralla natural de Peñalara (la de la provincia de Burgos; 1.300 msnm) se elevaba altiva sobre los campos agónicos reclamando lo suyo: agua.
--“¿Han subido ya a Peñalara?”, preguntó.
--“Desde Quintanilla de las Viñas, por el sur”; y, al decirlo, rememoramos una grata e inolvidable experiencia.
--“Sí, por allí es más fácil, agarrándose a las cadenas al final…. Por este otro lado es más complicado, sobre todo de noche”, dijo, y vimos que ‘se embalaba’.
Continuó: --“Una vez tuve que subir a buscar unas ovejas allá. Se me hizo de noche; oscura. A tientas tuve que moverme. Tardé horas en bajar. Y gracias al teléfono”.
Y yo, sabedor de que el hombre obligaba a inferencias más allá de la literalidad explícita de sus palabras, pensé: “Bueno, quizá pudo consultar algún mapa, ruta, senda…, EN el teléfono, y se guió por ellos…”.
--“¿Y no llevaba una linterna?”, inquirí.
--“Sí, la del teléfono”.
Nos quedamos pasmados. ¡Allá arriba, donde ya puede ser difícil moverse de día; y bajar es incluso peor! ¡Pues sí que debe ser un teléfono potente (un faro marino)!
Por cierto, no nos dijo que pasó al final con las ovejas perdidas. Entre tantas andanzas que tenía para contar… (muchas, pero con tal economía verbal para cada una…).
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 47 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 306 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Hacía algún tiempo que viajábamos siempre al norte. Esto va por rachas. Te gusta una ruta por un lado y te envicias; y sigues expandiendo territorio por allí. Ya tocaba variar.
--“Mañana giramos el timón 180 grados. Iremos hacia el sur”.
--“Vale, pero que no esté muy lejos, ni sea muy larga, ni muy dura. Mañana, precisamente”.
Seleccioné dos rutas que cumplieran los requisitos. Eran dos por la misma comarca, a dos docenas de km de distancia entre sí. Las dos eran del mismo usuario (‘Ledanias’, un buen conocedor de la zona). Todo de dos en dos.
También a pares, resultó que de ambas rutas habíamos hecho un tramo en otras dos anteriores ([*] y [**]). No mucho (¿un 15%?, a partes iguales, claro). Era lo suficiente para orientarnos ahora sin dificultad, pero sin repetirnos.
[*] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/comarca-de-lara-entre-mazueco-y-villoruebo-91029527
[**] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cuevas-de-san-clemente-camino-del-cid-106396755
Y entonces llegó ‘el problema’: ¡Escoger! El dilema. De dos, del todo parejo, sólo podía quedar una. La otra esperaría su oportunidad.
Ambas rutas eran buenas. Sinceramente, lanzamos una moneda al aire. Salió la que salió y acatamos la decisión. No hubo más (pre)historia para la ruta de hoy.
¡Ójala todos los problemas fueran como ése: conflictos de doble acercamiento! Hagas lo que hagas, siempre sale ‘cara’. Sólo puedes ganar (una; y te sigue quedando la otra…).
LA RUTA
Nos guiamos por el trazado de ‘Ledanias’: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/lara-acena-paules-vega-de-lara-42462415 . Fiable. Apenas hicimos variaciones sobre ella, incrementando la longitud original en poco más de un km.
Partimos de, y regresamos a, Lara de los Infantes. Es obligada una vuelta inaugural en torno a su airosa iglesia. También al cerro anexo que permite otear las sierras del sur (Mamblas, Gayubar, Cervera, etc.). Las otras sierras (Mencilla, Casarejo, Peñalara) las veremos largamente después.
Hasta el km 3,0, caminamos por la campiña cerealista de Lara, cruzando la vía verde Santander-Mediterráneo. Ahora, en primavera, aquella se muestra bucólica.
Desde el km 3,0 al 6,2, vamos por monte bajo, con encinas y quejigos. Subimos y bajamos. El perfil del trayecto parece más pindio ‘sobre el papel’ que sobre el terreno.
En el km 6,2 llegamos a la desembocadura del barranco que baja del norte, de Villoruebo. Seguimos el curso del arroyo en dirección opuesta, hacia el pueblo de Aceña de Lara. Antes, tenemos las ruinas, aún corajudas, del antiguo poblado.
Tras una zona de campos, llegamos a una fuente (km 7,8) en un frondoso paraje. Al menos por su belleza, el lugar merece(ría)n tener un nombre propio. Iniciamos un paulatino ascenso y luego descenso por terreno más agreste y yermo (hasta el km 10,2).
En ese punto retornamos a la campiña, que ya no abandonaremos hasta el final de la ruta. Sólo habrá que salvar un leve encabalgamiento boscoso (km 11,2) después de Paúles de Lara.
Posibles Dificultades:
No las hay de importancia. Los dos tramos donde el lomo se nos dobla un poco hacia abajo (del km 5 al 5,3, y del 8,7 al 9,0), subiendo, son cortos. La orientación no es compleja, pero no te olvides de tener a mano una guía, por si acaso.
Transitaremos por muy buenos caminos, mayormente. Sólo en algunos trechos se comportan como buscarruidos, camorristas. Como éstos no fueron largos, también resultaron bienvenidos, por el contraste.
Por algunos senderos, delgados como una sílfide (los menos), sólo cabe un pie. No importa, porque, para caminar, ponemos típicamente uno delante del otro. Si quisiéramos ir saltando con los dos pies a la par, sería allí harto complicado.
DESTACADO
Como muchas buenas rutas, para disfrutar de paisajes mientras absorbes cultura, o viceversa, ésta reúne ambos aspectos en un atractivo complemento.
Dentro de la sobriedad, y a pesar de desarrollarse principalmente por espacios abiertos, mantiene siempre el interés por lo que vendrá a continuación.
(1) La Tierra de Lara:
Pasamos por varios pueblos con sello de calidad en su denominación. Tres tienen ‘Lara’ como apellido: Aceña de Lara, Paúles de Lara, y Vega de Lara; y uno, incluso, como nombre: Lara de los Infantes. Por si quedaba alguna duda.
Es ésta una porción de la histórica demarcación de Lara (actualmente, abarca unas 25 localidades). A Lara de los Infantes, sede del municipio Jurisdicción de Lara, pertenece el encumbrado castillo (vestigios), centinela de los otros pueblos.
El Castillo de Lara fue fundado en el año 902 por el padre de Fernán González, uno de los primeros y más famosos condes de Castilla. En él se juntan la historia y la leyenda, con un poema épico en el Mester de Clerecía, por sus gestas durante La Reconquista.
(2) Los Pueblos:
En el recorrido, cuatro pueblos (arriba mencionados) se mantienen en pie y con algún habitante. Hay un quinto (un ‘hermano mayor’ de Aceña de Lara, a su lado), un fantasma huesudo con recias casas de piedra en inevitable desmoronamiento.
La historia ha reservado un hueco, ya lejano, a estas tierras y sus pueblos. Aunque ahora venidos a menos, como tantos, conservan una huella de justificado orgullo. Además de ser lo que somos, fuimos (de ellos es el mérito) lo que fuimos. Aquí se palpa.
Ahí quedan, por ejemplo, sus iglesias. Son legado y emblema de lo que ellos fueron capaces de hacer en tiempos de penuria y penalidades. Excepto Lara de los Infantes, algo mayor, los otros se reducen a una exigua docena de casas, o menos.
(3) Los Paisajes:
El trazado de la ruta transcurre alternando campos de labranza, ahora primaverales, cerros y laderas esteparios, y bosques de encinas y quejigos. Es una bonita combinación, que intercala entornos variados sin tregua para el aburrimiento.
A lo largo de esas tres partes básicas de paisaje inmediato, vamos pasando por algunos rincones particularmente apacibles. Entre otros muchos, destaco el tramo angosto y el riachuelo antes de La Aceña, o el oasis de la fuente algo después.
Además, el recorrido queda bordeado por dos cadenas montañosas, una al norte, algo más lejana, y otra al sur, cercana. Ambas nos acompañan permanentemente. Nos aíslan por esos flancos, dejándonos libres el este y el oeste.
La cadena del norte está compuesta por la Sierra del Casarejo y la más imponente Sierra de Mencilla, con la inconfundible cima del ‘pico redondeado’ homónimo. Sus perfiles se recortan gallardos más allá de los campos.
La del sur la conforman el espigón y los riscos agrestes de Peñalara. Hacia el oeste se alargan hasta más allá de la ruta. En su extremo este la sierra se estira hasta el promontorio sobre el que se encaraman las ruinas del Castillo de Lara.
ANÉCDOTA
Un único encuentro humano a lo largo de la ruta dio de sí para varias anécdotas. Un hombre inteligente de 'muchas pocas' palabras (mil cosas que decir condensadas).
Habíamos dejado La Aceña 300 metros atrás. Nos acercábamos a una granja de ovejas. Aún a distancia, varios perros nos vieron, oyeron (sería nuestro caminar, que no hablar…), u olieron.
Ladraron y formaron en cuña hacia nosotros. El ariete era un gran mastín, infranqueable guardián, difícil de amedrentar; los aleros-escolta eran dos Border Collie, insuperables pastores de rebaños de ovejas. Del primero, dejo foto.
Abandonamos el camino e iniciamos un rodeo (‘amedrentados’, a pesar de mi cachava) por el borde de unas fincas. Enseguida apareció el dueño, amable, para controlarlos. Se quedaron pacíficos y amistosos a nuestro alrededor. Como de la familia.
•😉 La Lluvia:
--“Hola, buenos días, ¿sois de por aquí?”, indagó.
--“No, venimos de tal sitio (a varias decenas de km)”, respondí.
--“¿Allí ha llovido más que aquí estos últimos días?”, y señaló los campos (sedientos).
Estrictamente, la pregunta no tenía respuesta, dado que nosotros No habíamos estado Aquí (y, menos aún, allí y aquí a un tiempo). ¡Cómo podríamos, pues, comparar!
Pero, flexiblemente, entendiendo entre líneas, era fácil darse cuenta de que no era una pregunta. Era una afirmación de descontento por parte de un tipo espabilado: Parco en palabras, exigía capacidad de comprensión rápida por parte de sus interlocutores.
En realidad, me estaba diciendo: “¡Vaya nadería de borrasca!”. Y me solidaricé uniéndome al ‘mal de muchos’: más o menos, con un “Sí, ha sido una bagatela allí también”. (Bueno, supongo que dije insignificancia o birria).
Nos contó muchas peripecias, a cuál más sustanciosa para el anecdotario rutero sobre la curiosa naturaleza humana. Elegiré sólo una, por razones obvias de extensión.
•👀 La Noche:
Enfrente, la alargada muralla natural de Peñalara (la de la provincia de Burgos; 1.300 msnm) se elevaba altiva sobre los campos agónicos reclamando lo suyo: agua.
--“¿Han subido ya a Peñalara?”, preguntó.
--“Desde Quintanilla de las Viñas, por el sur”; y, al decirlo, rememoramos una grata e inolvidable experiencia.
--“Sí, por allí es más fácil, agarrándose a las cadenas al final…. Por este otro lado es más complicado, sobre todo de noche”, dijo, y vimos que ‘se embalaba’.
Continuó: --“Una vez tuve que subir a buscar unas ovejas allá. Se me hizo de noche; oscura. A tientas tuve que moverme. Tardé horas en bajar. Y gracias al teléfono”.
Y yo, sabedor de que el hombre obligaba a inferencias más allá de la literalidad explícita de sus palabras, pensé: “Bueno, quizá pudo consultar algún mapa, ruta, senda…, EN el teléfono, y se guió por ellos…”.
--“¿Y no llevaba una linterna?”, inquirí.
--“Sí, la del teléfono”.
Nos quedamos pasmados. ¡Allá arriba, donde ya puede ser difícil moverse de día; y bajar es incluso peor! ¡Pues sí que debe ser un teléfono potente (un faro marino)!
Por cierto, no nos dijo que pasó al final con las ovejas perdidas. Entre tantas andanzas que tenía para contar… (muchas, pero con tal economía verbal para cada una…).
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Estos pueblos casi despoblados en invierno, son dignos de recorrer por su historia y paisaje. Nos pasó lo mismo, los perros de la Aceña y el pastor con ganas de conversar. Estupendas fotos, como siempre.
Sí, recorriendo esas tierras, por entre su austero paisaje se palpa la grandeza de su historia. Lo del pastor, el paisanaje, es un espectáculo; digno complemento de una estupenda ruta.