Por Los Miradores de Sanxenxo
near Sanxenxo, Galicia (España)
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Itinerary description
En esta ocasión nuestros pasos nos llevan por una ruta costera. En una caminata que comenzamos al pie del Templo Nuevo de Sanxenxo construido en la 2ª mitad del S. XX. Presenta planta hexagonal y está cubierto por un tejado en forma de pirámide escalonada. A su lado uno de los varios cruceiros de la villa.
De allí nos dirigimos ya al Parque da Panadeira desde donde tenemos un primer contacto con el mar y El Puerto Deportivo de Sanxenxo.
La Playa de A Panadeira siente nuestras pisadas y una pasarela de madera es testigo de nuestro caminar.
Que nos conduce a La Iglesia de San Xinés. De estilo marinero, en ella destaca su esbelta torre de Estilo Barroco, un rosetón, una cruz labrada, y La Virgen del Carmen de su fachada.
Ya en La Plaza do Mar nos recibe El Atlante de Francisco Leiro que, partiendo de la idea de la inmensidad del Océano atlántico, en su taller de Cambados creó este gigante que representa un dios griego que moraba en las profundidades marinas.
Realizado en bronce, para soportar mejor la salinidad cercana, se nos muestra tumbado de espaldas con las manos en la cabeza contemplando tranquilamente el sol y las estrellas.
Se puede pasear entre la superficie de su gran cuerpo, y algunas de sus piezas ofrecen la posibilidad de ser usadas como cómodos bancos, atalayas o incluso pasadizos.
Continuamos por El Paseo Marítimo desde donde podemos ya avistar la gran protagonista de Sanxenxo: La Madama de Silgar. Donada en 1995 por el escultor Alfonso Vilar, se inspira en la mitología celta y simboliza la belleza del mar. Allí se mantiene en La Piedra del Corbeiro, sobre su tabla de surf portando en sus manos una caracola.
También la podemos contemplar a través del Círculo de Los Deseos, peculiar obra de Francés, que simboliza la unión entre Sanxenxo y Japón. A su vera ¡Hola Margarita! Curioso nombre para la obra en bronce del orensano Acisclo Manzano que sin duda capta la atención de los viandantes.
Se oye el rumor de las olas… ¡Claro! Estamos ante La Playa de Silgar, ahora, todavía vacía de gente pero llena de belleza.
No dudamos en seguir el paseo disfrutando de las vistas, sonidos y olores.
Llegamos así al Parque de Punta Vicaño. Allí seguimos teniendo el mar y Sanxenxo en el punto de mira.
Además el paraje cuenta con arbolado, parque infantil, estanques, zona deportiva adornado todo ello con fuentes de cantarina agua. Es primavera y la flora del lugar está en su esplendor.
Una pasarela de madera nos invita a un baño en La Playa de Baltar, Portonovo. Declinamos la invitación pero no nos resistimos a pisar la arena.
Pasado Portonovo, en una rotonda espera ansiosamente un pescador con las manos a la espalda. Nosotros, al rato, arribamos al Mirador da Peixeira. Ella, a pesar de ir cargada con su preciada mercancía, todavía tuvo tiempo para charlar con nosotros.
Así supimos de La Covasa, un estrecho de agua que discurre entre dos rocas en La Playa de Caneliñas, muy cercana, y que se usaba para poner a flote barcos de gran envergadura, ya que se vacía con la marea baja.
Enseguida nos vemos en Punta Seame un balcón abierto al océano. Desde allí Las Islas Cíes están a un tiro de piedra, así como las Islas Ons que se balancean en la inmensidad salada y azul.
La paleta de colores de la zona se amplía con los tonos de las flores que por allí crecen.
A continuación el vaivén de las olas sobre el arenal blanco y amplio de La Playa de Canelas saluda sonoramente al caminante mientras éste se desliza por el estrecho sendero que serpea por el acantilado cercano en donde el mar bate con fuerza.
Y como quién no quiere la cosa ya estamos en Punta Cabicastro protegida por patrimonio, ya que se cree que en ella, en la antigüedad, existía una fortificación castrexa.
Aquí el celeste del cielo se funde con el azul más intenso del mar con algún barquito, las Cíes y Las Ons como testigos del encuentro.
Continúa el senderista su periplo y en lontananza va avistando uno de sus objetivos. Se trata de un monolito de unos tres metros de alto que se eleva en un enclave en donde la naturaleza es generosa y a la belleza formada por el agua y las rocas se une el variado colorido de la flora.
Al igual que en la cercana Punta Sefexeiras. Desde donde regresamos a Sanxenxo en donde todavía nos encontramos con El Aviador Piñeiro, primer aviador gallego, y un cruceiro de figuras muy realistas al lado del monumento a los marineros que perdieron la vida en el mar.
Y ya finalizamos la caminata con el alma llena después de haber disfrutado del mar, los espectaculares acantilados y la armonía del ambiente.
Reseñar que tal y como nosotros la realizamos es una RUTA que NO ESTÁ SEÑALIZADA por lo que es necesaria la ayuda del GPS para realizarla. Los caminos y senderos se encontraban en perfecto estado para caminar.
De allí nos dirigimos ya al Parque da Panadeira desde donde tenemos un primer contacto con el mar y El Puerto Deportivo de Sanxenxo.
La Playa de A Panadeira siente nuestras pisadas y una pasarela de madera es testigo de nuestro caminar.
Que nos conduce a La Iglesia de San Xinés. De estilo marinero, en ella destaca su esbelta torre de Estilo Barroco, un rosetón, una cruz labrada, y La Virgen del Carmen de su fachada.
Ya en La Plaza do Mar nos recibe El Atlante de Francisco Leiro que, partiendo de la idea de la inmensidad del Océano atlántico, en su taller de Cambados creó este gigante que representa un dios griego que moraba en las profundidades marinas.
Realizado en bronce, para soportar mejor la salinidad cercana, se nos muestra tumbado de espaldas con las manos en la cabeza contemplando tranquilamente el sol y las estrellas.
Se puede pasear entre la superficie de su gran cuerpo, y algunas de sus piezas ofrecen la posibilidad de ser usadas como cómodos bancos, atalayas o incluso pasadizos.
Continuamos por El Paseo Marítimo desde donde podemos ya avistar la gran protagonista de Sanxenxo: La Madama de Silgar. Donada en 1995 por el escultor Alfonso Vilar, se inspira en la mitología celta y simboliza la belleza del mar. Allí se mantiene en La Piedra del Corbeiro, sobre su tabla de surf portando en sus manos una caracola.
También la podemos contemplar a través del Círculo de Los Deseos, peculiar obra de Francés, que simboliza la unión entre Sanxenxo y Japón. A su vera ¡Hola Margarita! Curioso nombre para la obra en bronce del orensano Acisclo Manzano que sin duda capta la atención de los viandantes.
Se oye el rumor de las olas… ¡Claro! Estamos ante La Playa de Silgar, ahora, todavía vacía de gente pero llena de belleza.
No dudamos en seguir el paseo disfrutando de las vistas, sonidos y olores.
Llegamos así al Parque de Punta Vicaño. Allí seguimos teniendo el mar y Sanxenxo en el punto de mira.
Además el paraje cuenta con arbolado, parque infantil, estanques, zona deportiva adornado todo ello con fuentes de cantarina agua. Es primavera y la flora del lugar está en su esplendor.
Una pasarela de madera nos invita a un baño en La Playa de Baltar, Portonovo. Declinamos la invitación pero no nos resistimos a pisar la arena.
Pasado Portonovo, en una rotonda espera ansiosamente un pescador con las manos a la espalda. Nosotros, al rato, arribamos al Mirador da Peixeira. Ella, a pesar de ir cargada con su preciada mercancía, todavía tuvo tiempo para charlar con nosotros.
Así supimos de La Covasa, un estrecho de agua que discurre entre dos rocas en La Playa de Caneliñas, muy cercana, y que se usaba para poner a flote barcos de gran envergadura, ya que se vacía con la marea baja.
Enseguida nos vemos en Punta Seame un balcón abierto al océano. Desde allí Las Islas Cíes están a un tiro de piedra, así como las Islas Ons que se balancean en la inmensidad salada y azul.
La paleta de colores de la zona se amplía con los tonos de las flores que por allí crecen.
A continuación el vaivén de las olas sobre el arenal blanco y amplio de La Playa de Canelas saluda sonoramente al caminante mientras éste se desliza por el estrecho sendero que serpea por el acantilado cercano en donde el mar bate con fuerza.
Y como quién no quiere la cosa ya estamos en Punta Cabicastro protegida por patrimonio, ya que se cree que en ella, en la antigüedad, existía una fortificación castrexa.
Aquí el celeste del cielo se funde con el azul más intenso del mar con algún barquito, las Cíes y Las Ons como testigos del encuentro.
Continúa el senderista su periplo y en lontananza va avistando uno de sus objetivos. Se trata de un monolito de unos tres metros de alto que se eleva en un enclave en donde la naturaleza es generosa y a la belleza formada por el agua y las rocas se une el variado colorido de la flora.
Al igual que en la cercana Punta Sefexeiras. Desde donde regresamos a Sanxenxo en donde todavía nos encontramos con El Aviador Piñeiro, primer aviador gallego, y un cruceiro de figuras muy realistas al lado del monumento a los marineros que perdieron la vida en el mar.
Y ya finalizamos la caminata con el alma llena después de haber disfrutado del mar, los espectaculares acantilados y la armonía del ambiente.
Reseñar que tal y como nosotros la realizamos es una RUTA que NO ESTÁ SEÑALIZADA por lo que es necesaria la ayuda del GPS para realizarla. Los caminos y senderos se encontraban en perfecto estado para caminar.
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GRUPO DE ANDAINAS RÍAS BAIXAS
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Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Preciosa ruta
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Feeeeeeenomenal!!