218. Por los Roquedos de Valdelucio desde La Riba

📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').

📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.


INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 53 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 376 metros (casi idéntico al que estima Wikiloc).


⚠️ AVISO Previo:

Entre el km 10,1 y el 11,5, y entre el 13,7 y el 14,7, la marcha se complica. Por ello he calificado la ruta como ‘Difícil’. Véanse detalles en LA RUTA, Dificultades y Alternativas (debajo).

Por lo demás, es una estupenda ruta. Además, las dificultades dieron lugar a una buena Anécdota. (‘No hay mal que por bien no venga…’).


PREÁMBULO

Indagando sobre una posible ruta en Valdelucio, habíamos visto dos de otros senderistas. Una no tenía fotos y sí un comentario poco estimulante. Otra, sin texto alguno, mostraba una docena de fotos disuasorias.

¡Vaya panorama! Pero, bueno, un aforismo predica que ‘se dice el pecado, pero no el pecador’. Sirve así de ejemplo para prevenir errores futuros sin necesidad de identificar y condenar al que ha errado.

Ante esto, muchos habrían descartado la zona, despavoridos. No fue nuestro caso. Al contrario: Rebeldes, quisimos comprobar si esa pobre impresión transmitida se correspondía con la realidad.

¡‘Defensores de las causas perdidas’! …O tal vez tendríamos que volver con las orejas gachas, admitiendo que no había habido ‘pecado’ (ni pecadores); que las fotos y el texto de quienes nos habían precedido reflejaban verazmente las cosas.

Hicimos, pues, una ruta días antes (de ésta) por allí:

[1] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/valle-de-valdelucio-y-cascada-de-barriolucio-desde-corralejo-139007022 . En ella combinamos y añadimos elementos a las dos rutas ajenas en las que la valía de la zona había quedado en entredicho.

Una vez realizada la nuestra, se disiparon todas las dudas: La ruta bien merecía la pena. Se había cometido, a nuestro parecer, un agravio con ella por parte de los dos ‘pecadores’ (que ‘sus razones’ bienintencionadas habrían tenido…).

Ahora ya era despecho. ‘Habíamos parado el golpe’, pero no nos quedaríamos ahí. Había que confirmar y ampliar la imagen sobre las bondades de la comarca; si era posible. Así que, enseguida diseñamos dos nuevas rutas: una por cada lado de la anterior.

La ruta de hoy será una de ellas. ¡…Y ya se verá…! La someteremos a prueba en condiciones más bien adversas, por terreno difícil e ignoto en parte. Si, aun así, pasa la prueba, se graduará con honores. …Y, si no, ‘mea culpa’.

LA RUTA

(1) El Plan Teórico de Ruta:

La ruta tenía una primera mitad (la ida) segura: Desde La Riba de Valdelucio hasta un poco más allá del caserón fantasma al final de la subida por el valle del arroyo de Fuentilloso.

Para la vuelta, sin embargo, había varias Opciones. Nos decantamos por la que parecía la más interesante:

* Retroceder por el lomo del roquedal que flanquea Valdelucio por el sur, para descender un km antes de llegar a La Riba.

Parecía factible (sobre mapa). No obstante, no teníamos seguridad plena en la bajada final.

El plan, sin embargo, se torció al encontrarnos con el ‘ángel de la guarda’ (con forma humana). Ver debajo, en ANÉCDOTA.

(2) El Itinerario Real:

La ruta se inicia en el pueblo de La Riba de Valdelucio. Durante 500 m caminamos por carretera (BU-621), para llegar a las fuentes de la cascada de Barriolucio, en el paraje del Molino del Diablo.

Encañonamos luego el valle colgado del arroyo de Fuentilloso (hasta el km 7,2). Vamos hundidos entre los poderosos cantiles de La Lorilla (a la izquierda) y la muralla que cierra Valdelucio (a la derecha).

Sobrepasamos la casona (km 6,8) unos 400 m para disfrutar de las alturas y sus vistas. Un poco antes de la casa hay un punto de descenso (con letrero) hacia Renedo de la Escalera. Lo obviamos.

Según el plan, continuamos el regreso por el lomo de la alineación de roquedos en dirección este. Hasta que nos cruzamos con un corredor (km 8,4). –“Soy vuestro ‘Angel de la Guarda’”, bien nos pudo haber dicho. Y le habríamos creído (entonces…).

Nos dijo que podíamos bajar a Valdelucio muy cerca de allí (a la altura de Quintanas). Intentarlo más allá (según nuestro plan) sería complicado. Creía él, además, que había algunos senderos por la ladera y el bosque. –“Muchas gracias; probaremos”.

En el km 9 iniciamos el descenso. Caminamos luego justo al pie de los roquedos hasta el 10,1. El bosque, mayormente de hayas jóvenes (‘¡quién se resiste!’) estaba muy tupido. Era muy arriesgado intentar atravesarlo durante varios km.

Así que, por zonas de pradera y matorral, terminamos bajando a la carretera (km 11,5). Después de 500 m, nos desviamos hacia los campos por un camino a la izquierda, hasta Escuderos de Valdelucio (km 13,1).

Podemos desde allí coger la carretera hasta La Riba (menos de 1,5 km) o hacer varios giros por caminos interiores (más largo). Decidimos, en cambio, subir al bosque, hasta cerca de los roquedos otra vez, y buscar allí un sendero a La Riba.

Mala decisión fue esa. Nos quedamos atascados en un punto (km 14,2), entre la maraña del bosque, al pie mismo de los muros. Duele tener que rendirse y dar marcha atrás, pero el contrincante era de categoría. Dijo que “No” y era que no.

No era negociable. No se podía regatear. Y ‘menos mal que fue así’. Nos libramos de un duro castigo y, a la vez, encontramos un valioso premio volviendo (ver Anécdota).

Bajamos a la carretera e hicimos por ella el km restante hasta La Riba.

(3) Dificultades y Alternativas:

Como se aprecia en la sección previa, la cosa estuvo ‘movida’ en la segunda mitad de la ruta, después de una primera muy apacible.

* Dificultades:

• Salvar los roquedos bajando (del km 9 al 10) es sólo ligeramente incómodo y exige prudencia. Nada más (para personas con experiencia por terrenos ásperos).

• Desde el km 10,1 en adelante, el bosque en la ladera parecía poco hospitalario. Había riesgo de quedar atrapados. Luego, en nuestro segundo intento (km 14,2), comprobamos que así era.

• La zona de praderas y matorral (bajando, del km 10,3 al 11,5; y subiendo y bajando, del 13,4 al 14,7), tiene interés paisajístico, pero no es cómoda. Además, hay que superar varias alambradas.

• ⚠️ La parte más crítica es el tramo del km 13,2 al 14,7. Acumulación de molestias exploratorias que terminan en vía muerta y marcha atrás. “Pero teníamos que intentarlo…”.

* Alternativas:

• Para excluir la parte más crítica (del km 13,2 al 14,7), la alternativa conlleva, simplemente, hacer 1,5 km de carretera desde Escuderos a La Riba.

• Para el resto de las dificultades desde el km 10, la alternativa es bajar directamente a Quintanas de Valdelucio desde el km 9. Sin faldear longitudinalmente. Luego, desde Quintanas hasta Escuderos se puede ir fácilmente por caminos.

• En general, sin embargo, viendo los roquedos desde abajo, sigo pensando que nuestro Plan Teórico (ver arriba) inicial habría funcionado, pero no puedo asegurarlo. No me atrevo, pues, a animar a nadie a probar.

DESTACADO

Hoy había sido una jornada para experimentar y, a la vez, para expandir los propios límites: afrontando obstáculos; a veces, superados; otras, no (pero lo intentamos). Las ‘posibles’ dificultades fueron ‘reales’.

Pero, aparte de la ‘recompensa espiritual’ labrada en nuestras peleas contra los ‘gigantes’ (“hoy no eran sólo ‘molinos de viento’, Sancho”), hubo recompensas materiales e inequívocamente positivas (ver Anécdota).

Destacaré primero dos atractivos singulares y luego una composición de varios.

(1) El Molino del Diablo:

El primer elemento sobresaliente, al iniciar la ruta, es el paraje del ‘Molino del Diablo’. Es éste un topónimo (no hay molino, ni rastro alguno de él). Es un lugar montaraz, de rocas retorcidas y crestudas. Tal vez ‘almas en pena’… (por lo del ‘diablo’).

Allí surge la fuente que alimenta la cascada de Barriolucio y al propio río Lucio, que bautiza al valle. Hasta la fuente llegamos. Hay, al parecer, también una profunda cueva subterránea, que no exploramos; es sólo para espeleólogos.

Nos quedamos con ganas de una perspectiva aérea del lugar. No tardaríamos en satisfacerlas. En la siguiente ruta pasamos por encima: [2] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/entre-valdehumada-y-valdelucio-y-la-irresistible-lorilla-139486265. El lugar lo merece.

(2) El Valle ‘Colgado’:

Uno de los tramos más gratificantes de la ruta lo constituye el ascenso por el valle del arroyo de Fuentilloso (casi 6 km). Es un valle entre dos cordales rocosos; rectilíneo y de pausada inclinación. Como puesto allí, complaciente y acogedor, para pasearlo.

A la izquierda, la mole de La Lorilla; a la derecha, la muralla sur de Valdelucio. En su primer segmento, su parte baja, es más estrecho y ahondado; con paredes más verticales y bravías. Luego, a medida que se eleva, su horma se ensancha y suaviza.

Es como un puente colgante, con dos inclinaciones y un punto de vértice intermedio, y sus pretiles a los lados. Hacemos en esta ruta su ‘brazo’ oriental; el occidental continúa después por el otro lado del vértice. Una excelencia geológica.

Eso, por no hablar de su (ahora) colorida vegetación. Para disfrutarlo.

(3) La Miscelánea en torno a los Roquedos:

Están, naturalmente, las panorámicas del valle de Valdelucio y más allá. Particularmente, desde el lomo del cordal se abarca la lejanía por el norte, de este a oeste. Queríamos haber extendido esa parte con la Opción (a), que ahora quedó recortada.

Caminamos bajo los brillantes roquedos calizos, entre plata y mármol. A trechos, pegados a ellos; otros, con perspectiva. Forman como un largo baluarte de varios km. Parece tan simétrico desde abajo y tiene tan variadas caras arriba….

La parte alta de las laderas está poblada por hayas, con algo de matorral. Parecen jóvenes, celosas de su reducido y muy inclinado hábitat; con más crecimiento horizontal que vertical. Está el bosque, pues, abigarrado. “¡Pero es un hayedo!”.

La parte baja está apraderada y su pendiente es más suave. Su terciopelo verde, sin embargo, también tiene compañeros espinosos; unos, naturales, como la árgoma y sus comadres; otros, artificiales, como las alambradas.

Más abajo, la campiña del río Lucio resulta definitivamente amigable, sin reservas, con sus campos pasando del verde al amarillo. No obstante, la campiña ya había sido un objetivo mayor en la anterior ruta [1] que en la presente.

ANÉCDOTA

Como indiqué más arriba, en el km 8,4, en el lomo del cordal, nos cruzamos con un hombre de mediana edad (‘el ángel de la guarda’). Le hablamos de nuestro plan de bajar hacia el final. Lo desaconsejó, aparentemente convencido.

Nos señaló, en cambio, un punto de descenso muy próximo: --“Justo después del montón de piedras. Después hay sendero por la ladera. No sé hasta dónde llega. Tal vez atraviese el bosque. Pero puede estar muy tupido…”.

Pensé: “Pues ¡vaya ‘ángel de la guarda’”! (“No sé”…; “tal vez”…; “puede estar”…). “Además de ‘buena gente’, podrían ser omniscientes”. Era mucho pedir. Así que seguimos sus indicaciones pensando en la fortuna que habíamos tenido.

Todo iba bien hasta el primer chasco, en el km 10,1. --“Aquí no hay sendero. Sólo un bosque enmarañado”. Para abajo. Pero fue en el segundo intento, en el km 14,2, cuando se me cayó la venda de los ojos. --“Imposible avanzar. El ángel desconocía esto”.

‘Lo mejor’ llegó justamente allí. Delante, una barrera vegetal impenetrable. A un lado la vertical muralla pétrea. Al otro, un talud de considerable inclinación y con maleza ‘hasta las cejas’. --“Para atrás; no hay otra. Alas no tenemos”.

Volviendo frustrados (no diré mosqueados, ni con quién…), veo medio hundido entre el matorral un pequeño bolso marrón. --“¡Ostras, se parece al tuyo…!”. Lo abro: un teléfono móvil, unas gafas… (no había dinero ni documentación).

--“¡Hoé, ES el tuyo!”. Con los enganchones en la espesura, la correa del bolso se había soltado 100 metros antes (al ir). Sin darnos cuenta. De haber podido seguir adelante por el bosque, jamás lo habríamos recuperado. --“¡¡Jo…pé, que suerte!!”.

--“Gracias bosque, roquedos, taludes, por no dejarnos pasar; por ‘ponernos en el sitio’, ante el espejo de nuestras propias limitaciones; por hacernos entrar en razón y volver”.

Eso sí que había sido 'el Ángel’; el etéreo; el de verdad.