PR-A 295. Sierra de los Espartales.

En la ruta de hoy acompañé a un grupo de antiguos compañeros, felizmente jubilados, que tienen la sana costumbre de compartir desayuno, ruta y comida todos los martes. Comenzamos la caminata en Cártama, sobre un puente de la calzada romana que cruzaba el valle del Guadalhorce y a los pies de los restos de un antiguo acueducto, desde donde nos dirigimos a la Hacienda La Biznaga; allí se encuentran los carteles informativos del inicio de las rutas circulares que recorren la Sierra de los Espartales. Circulamos unos cientos de metros por un carril que nos lleva hasta la puerta de una finca, de cuyo lateral sale el sendero, en algunos tramos una simple torrentera, que asciende hasta un collado donde encontramos los primeros postes indicadores del PR-A 295.

En este punto nos desviamos del sendero para subir hasta la cruz del Cerro Calvario, donde disfrutamos de una fabulosas vistas sobre Cártama, la parte oriental del Valle del Guadalhorce (la Sierra de los Espartales se sitúa en el centro del Valle y en esta circular tendremos panorámicas de ambas vertientes) y de la mayor parte de las Sierras que circundan Málaga. Tras las correspondientes fotos volvemos al sendero para atravesar un bosquete de pino carrasco con el que han repoblado esta ladera y después subir hasta un nuevo collado donde la ruta se bifurca en una circular más corta, por Viñas Viejas o la más larga, que es la que nosotros haremos.

Pasado el collado accedemos a la vertiente occidental de valle, dominada por la, en comparación, inmensa Sierra de Mijas. El cielo está totalmente despejado y la vista abarca decenas de kilómetros desde este lugar privilegiado; si estiramos el brazo pareciera que pudiésemos tocar las Sierras Alpujata, Canucha y Blanca, las Sierras de las Nieves, Prieta y Cabrilla, Alcaparaín, de Huma y Capilla. Ahora descendemos hasta el Valle por un empinado sendero en el que hay que estar pendiente del terreno descompuesto de tierra y piedra, que nos puede dar alguna sorpresa en forma de resbalón.

Llegados a la llanura, nos encontramos con un cartel que prohíbe el paso por una zona en la que, en otra ocasión, había atajado para evitar el rodeo de casi 3 km. por asfalto de la senda oficial. Mis compañeros, que son prudentes, prefieren atenerse al recorrido del sendero y caminamos por esta zona más monótona, acompañados por los ladridos de las decenas de perros que de esa forma se ganan el sustento en cada parcela. Vuelta al camino de tierra para entrar en el barranco del Arroyo Montoro, donde avanzamos por el margen izquierdo para llegar hasta la Cueva del Ermitaño. Desde aquí damos un pequeño rodeo para acceder cómodamente al sendero que discurre por el otro margen y ya encaramos el ascenso para volver a la vertiente oriental de la Sierra.

En el siguiente collado entramos en un carril asfaltado por el que nos dirigimos a la preciosa Ermita de Nuestra Señora de los Remedios y a la fortaleza de origen árabe que preside la población de Cártama. Solo nos queda bajar hasta el pueblo por el camino de la Ermita, donde encontramos 12 murales que cuentan la historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa, novela anónima del siglo XVI que narra la historia del moro Abindarráez y el cristiano Rodrigo de Narváez (claro que haciendo la ruta en este sentido leemos la historia de fin a principio).