PR-A 427 Sendero Ruta de Luis Siret (Las Herrerías - Villaricos, Cuevas del Almanzora)

Ruta temática en torno a la figura de Luis Siret, empresario belga que desarrolló su trabajo en esta zona durante finales del siglo XIX y comienzos del XX.

El punto de inicio y final del recorrido se encuentra en Las Herrerías. Encontraremos el panel junto a un restaurante, perfecto para celebrarlo cuando completemos el itinerario.

Tomamos la carretera de salida del pueblo y tras el cartel de fin de población giramos a la derecha, pasando por las escuelas y llegando hasta la singular Iglesia de la Sagrada Familia, erigida en 1905. Su torre campanario indica que el templo no es de diseño local, sino flamenco. Al parecer lleva años sin culto.

Desandamos unos metros para retomar el PR, y pasamos por el Distrito Minero de Las Herrerías. Precaución en esta zona, cuyo terreno ha sufrido desprendimientos y resquebrajamientos. A fecha de hoy se puede transitar bien, pero está bastante castigado y hay que ir con cuidado.

Salimos al barrio de Las Rozas, y un viejo edificio a la derecha nos llama la atención. Se trata de un antiguo hotel, posteriormente reciclado como camping y actualmente en ruinas. Su estado aconseja no adentrarse, ya que el peligro de derrumbe es inminente.

Fue un hotel para la burguesía comarcal, ya que al parecer esta zona tuvo bastante tirón entre las clases acomodadas, máxime con la playa a escasos cinco kilómetros. A pesar de quedar fuera de nuestra ruta hemos caído en la tentación de acercarnos a olisquear y asomarnos con prudencia a su interior.

La entrada exterior está coronada por un escudo sobre el que una mano blande una espada quebrada. El escudo se divide en tres campos horizontales de colores (de arriba abajo) verde, amarillo y rojo. El superior muestra tres lunas crecientes, el centro lo preside una suerte de león rampante, y el inferior está vacío. Bajo el escudo se lee la divisa "Ceart na'Suad". No he encontrado información alguna, si alguien sabe algo más agradeceré que lo comparta.

Continuamos para llegar a la que fue casa de nuestro protagonista y seguimos entre campos agrícolas hasta desembocar en la carretera junto al vado de la Rambla de Canalejas. Giramos a la derecha para acompañarlo por su margen izquierda hasta su conexión con el río Almanzora. El camino habilitado es muy cómodo, y nos lleva hasta la carretera, ya a las puertas de Villaricos. El topónimo, por cierto, y según nos ha dicho un vecino, significa literalmente eso: villa de ricos. Lo dicho anteriormente, estos parajes estuvieron de moda entre los burgueses de la época.

El Castillo de Villaricos es un imponente torreón del siglo XVIII, del estilo de los que encontramos diseminados a lo largo de la costa mediterránea suroriental.

Antes de entrar a Villaricos podemos bajar a la Cala de Luis Siret, donde tenía su residencia de verano, pero decidimos no desviarnos y proseguir con la ruta. Para ello salimos por una carreterita que pasa delante de la Necrópolis de Villaricos. Estaba abierto, pero hacer esta visita en condiciones requiere no menos de una hora. Y lo cierto es que tiene muy buena pinta, pero el calor aprieta y aún quedan varios kilómetros, así que paso de largo. Otra vez será.

La carreterita conecta con otra mayor, y debemos cruzar. Hay buena visibilidad, pero hay que ir deprisa, que aquí van rápido los coches.

Ya al otro lado volvemos al tramo de la ida junto al Almanzora y las Canalejas. Deshacemos ese tramo hasta salir al vado en la carretera, pero ahora debemos cruzarla y seguir por el cauce de la rambla. No hacer este tramo si hay previsión de lluvias fuertes o si lo ha hecho recientemente, puede ser peligroso. Recordad que una rambla aparentemente tranquila puede anegarse y arrasarlo todo en cuestión de minutos. De hecho los estragos de las últimas lluvias torrenciales así lo evidencian.

Aquí me he desviado del trazado oficial, que discurre más bien a la derecha del cauce (según caminamos nosotros, es decir, por la margen izquierda de la rambla). Pero el agua aconsejaba ir por el otro extremo y así lo he hecho. Al sobrepasar el poblado minero de El Arteal he podido cruzar al otro lado y retroceder unos metros hasta el panel informativo.

Quería acercarme a los viejos edificios, pero había un grupo jugando a paintball y no me parecía sensato meterme en mitad de una guerra, así que me he quedado con las ganas. Y es una pena, porque los pabellones, de aspecto desvencijado y medio comidos por la vegetación, invitaban a su exploración.

Salimos de la rambla junto a los pilares del puente del antiguo ferrocarril. Estamos ya proximos a finalizar, sólo resta cruzar la carretera una vez más y subir por camino de tierra hacia el distrito minero por el que pasamos tras visitar la iglesia.

Antes haremos el desvío al Mirador Mina la Alianza, presidido por un vistoso castillete (la explicación para quien no sepa de qué se trata -como yo-, en uno de los paneles allí situado). Paradójicamente, lo más interesante de este mirador no son las vistas, sino el mirador mismo.

Retornamos al PR y reconectamos con el lugar por donde pasamos a la ida. Esta vez no volveremos por las escuelas, sino que bajaremos de frente para alcanzar el final de la ruta pasando bajo el arco de la Fundición la Atrevida. Hay que decir que sin muy chocantes los nombres que escogían los empresarios de este sector, como también hemos podido comprobar en La Unión, ciudad minera por excelencia en la Región de Murcia.

Así se cierra esta entretenida ruta temática, que en lo paisajístico cojea y que sólo recomiendo si se está de visita por la zona. No creo que valga la pena venir a conciencia, salvo que te atraigan particularmente estos asuntos. Pero es sólo mi opinión.