PR-A 449 La Atalaya del Muerto (Huéscar)

Una ruta bastante más montañera de lo que había calculado.

Arrancamos desde la estación depuradora de aguas de Huéscar ascendiendo por un sendero que discurre en paralelo al Barranco del Barrancón, compartiendo trazado con el PR-A 304, que acabará desviándose a la derecha para introducirse en la Sierra de Perico Ruiz.

Un poste marca la bifurcación, se inicia el tramo circular. Si hasta aquí hemos ascendido casi doscientos metros, ahora toca bajarlos por un boscoso sendero que sale junto a una carretera que no llegamos a pisar. Aquí giramos a la derecha por un camino de tiralíneas hasta conectar con una sinuosa senda que acabará por meternos en un barranco sin nombre.

Aquí comienza el sector montañero de la ruta, porque deberemos remontar casi trescientos metros de desnivel por su cauce, de fuerte inclinación que incluso nos obligará a usar las manos más de una vez. Conviene echar la vista atrás para ver las panorámicas hacia el sur y el oeste.

Alcanzada la cabecera del barranco seguimos por senda, a veces difusa. Aquí la pendiente decrece y nos da un respiro. También vemos por primera vez la vertiente norte de la sierra. Destaca la pared de la Sierra de Marmolance. No tardamos en avistar a la reina del lugar: la imponente y majestuosa Sagra.

Este sector consiste básicamente en avanzar por la cuerda de la sierra, a veces por senda y casi siempre por pasos de roca que hacen el tránsito muy entretenido, debiendo usar las manos alguna que otra vez, sobre todo para bajar pasos escalonados. Eso sí, en ningún momento hay que trepar ni encontraremos pasos expuestos.

Por fin llegamos al vértice geodésico, a 1456 metros de altitud y con la Atalaya del Muerto a tiro de piedra. Las vistas son impresionantes. Y eso que me ha pillado un día de sol pero con una sucia neblina que reducía mucho la visibilidad. Un día claro se debe ver hasta el infinito.

Un último descenso antecede a los últimos y cómodos metros de subida. Llegamos a la Torre del Muerto, construcción árabe fechada entre los siglos XIII y XV. Es una gozada sentarse aquí arriba a descansar y comer una manzana o lo que hayamos traído, prismáticos en mano para acercar a la mirada cumbres y campos de la lejanía.

Toca iniciar el descenso, el último tramo puramente montañera de la ruta. La senda está bien marcada y señalizada, y los pasos por suelo rocoso son fáciles y divertidos. Quizás lo más comprometido sea el final, cuando la senda tiene mucha piedra suelta y es fácil patinar, aunque la pendiente es asequible y no hay mucho riesgo.

Así llegamos al Camino del Barrancón, y antes de regresar el PR propone girar a la izquierda para visitar la Hoya de Tilos, una especie descampado natural bastante llamativo y bonito entre las sierras de Perico Ruiz, la del Muerto y Sierra Bermeja.

De vuelta a la pista, ahora sí, afrontamos el último tramo de la ruta tomando un sendero que discurre sobre la pista forestal entre pinos y carrascas. Esta senda es muy bonita y entre los árboles tendremos buenas vistas de la cuerda que acabamos de recorrer, incluido el vértice geodésico y la Atalaya del Muerto.

Cerramos el círculo al llegar a la primera bifurcación. Desde aquí sólo resta descender por el sendero paralelo al Barranco del Barrancón, de nuevo junto al PR-A 304. En menos de media hora habremos vuelto a la estación depuradora y puesto fin a esta estupenda ruta de montaña.