PR-MU 37 Sendero de los Castillos de Monteagudo (Murcia)

Ésta es, si no me fallan las cuentas, la tercera vez que hago esta ruta. Y cuando uno repite algo es por un motivo.

Este PR es un paseo delicioso por el entorno, quizás, más emblemático de toda la huerta murciana: el Cristo de Monteagudo.

Y es que es inimaginable la estampa huertana de Murcia sin la mirada de este Corazón de Jesús, erigido en 1951 tras la destrucción del original en 1936.

La ruta se inicia en el jardín de la Iglesia de Monteagudo, en la Carretera de Alicante, para entrar a la pedanía y girar a la izquierda por una calle adoquinada. Enseguida veremos un callejón a la derecha donde unos escalones nos suben al Centro de Visitantes de Monteagudo y la Ermita de San Cayetano.

Una visita muy recomendable; el diseño del edificio del centro museístico no deja indiferente. Personalmente me gusta mucho. A la derecha, junto a un panel informativo, encontramos más escaleras, pasando junto a un kiosco (bar) y subiendo otro tramo de escalones que nos dejan en la base del cerro, una aguda montaña que da nombre a la pedanía.

Al finalizar la subida giraremos a la derecha para disfrutar de las vistas desde el mirador. Se puede seguir subiendo, no sé hasta dónde será posible. Como no soy amigo de alturas y escarpes, he preferido no aventurarme y centrarme en el PR, así que vuelvo hasta los escalones para seguir de frente, bordeando el cabezo.

Las vistas de la huerta son fantásticas. Bajamos tranquilamente y nos encontramos con el Castillejo de Monteagudo (siglo XII), elevado en un pequeño promontorio y rodeado de limoneros. Las marcas de PR nos llevarán hasta el Parque de Los Polvorines, un pequeño monte en mitad de la huerta. A la derecha es posible subir al Cabezo de la Mina, muy cómodo, pero al que ya he ascendido más de una vez, así que lo dejo para otro día.

Por carriles vamos en busca de la última de las fortalezas de la ruta: el Castillo de Larache. Está vallado y no se puede acceder. Poco más adelante veremos la Alberca del Huerto Hondo, de origen musulmán.

Cada vez que levantamos la vista vemos la silueta del Cristo de Monteagudo. El paseo, siempre en mitad de la huerta, nos lleva a un partidor de aguas donde un cartelón nos informará de la cultura del agua en este territorio.

Volvemos a las inmediaciones del Castillejo para girar a la derecha, entrando a Monteagudo por la calle adoquinada, que recorreremos hasta el final. Aquí ya estamos en suelo conocido. Restan 300 metros para acabar una ruta visualmente bonita, etnográficamente apasionante e históricamente sobresaliente.