PR-MU 71 Sendero de la Sierra de la Espada (La Hurona, Molina de Segura)

La Hurona es una aldea de Molina de Segura, en mitad del campo, en pleno secarral de este valle que queda a los pies de la solana de Sierra de la Pila y el Caramucel. Hace unos años el ayuntamiento de Molina de Segura promovió la homologación de varios senderos de pequeño recorrido cuyo epicentro es La Hurona y El Rellano.

El de hoy nace en La Hurona, junto a la carretera y un depósito de agua. Aún se mantiene en pie el cartelón de la ruta, pero completamente descascarillado por el sol. De hecho los postes direccionales están vandalizados en su mayor parte.

Tomamos el camino de tierra frente al panel, junto a una casa, pero inmediatamente lo dejamos para bajar a la izquierda entre almendros, donde una estaca indica continuidad. Apenas hay traza y la maleza ha copado el suelo, pero se puede avanzar sin complicaciones hasta que se aclara el camino y llegamos a un camino asfaltado. De frente conectaríamos con la Rambla del Chorro por el PR-MU 72.1, nosotros giramos a la izquierda por el mismo camino de asfalto hasta tocar la carretera, pero justo allí viramos a la derecha hacia una casa.

Finaliza el asfalto y pisamos camino de tierra. A partir de aquí hay que prestar aún más atención a las señales blanquiamarillas, ya que los cruces se multiplican. También los cazadores, lamentablemente matar sigue siendo una diversión para mucha gente.

Durante un tramo caminamos sobre un barranco que nos queda a la derecha, y a continuación paseamos por la umbría de la Sierra de la Espada, con su característica cresta dentada. Así avanzamos hacia una finca de cítricos y melocotoneros dominada por las recias ruinas de la Casa de los Frailes.

El camino, entre alambradas, acaba por sacarnos de la finca y afrontamos el último trecho, pasando junto a un vistoso pozo para descender entre lomas al lecho de la Rambla del Carrizalejo, cuyo nombre está más que justificado, tal como podremos comprobar. El lugar es bonito, con esas esculturas naturales que forman las paredes arcillosas.

Un poste indicador señala el final de la ruta. Ahora toca retornar por el mismo itinerario de la ida.