PR-MU 90 Sendero de la Umbría del Serral + vértice geodésico Serral (Yecla)
near Cerricos del Hondo del Campo, Murcia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Yecla es el municipio más al noreste de la Región de Murcia. Situado a unos 90 kilómetros de la capital, queda un tanto a desmano y he venido a sus tierras menos de lo que me gustaría. Sí, he estado varias veces por el Monte Arabí, donde existe otro sendero de pequeño recorrido. Pero también estuve aquí hace una década, y me apetecía repetir y pegarme la paliza de los casi cuarenta kilómetros que suman este PR-MU 90 más su variante, el 90.1 (ver la ruta correspondiente), haciendo ambas de ida y vuelta. Y con el añadido de la ascensión, fuera de PR, al vértice geodésico Serral.
Para arrancar debemos dirigirnos a las estribaciones de la Sierra del Serral por su lado este. A sus faldas hallaremos en un estado sorprendentemente bueno la cartelería y postes de la ruta. Así que nos disponemos a empezar y caminamos hacía el oeste, en busca de la umbría.
El itinerario no tiene posibilidades de pérdida, ya que únicamente hay que seguir por la pista forestal.
Cuando llevamos unos seis kilómetros llegaremos a un collado y veremos unos hitos de piedra a la izquierda. Si no os interesa complicaros la vida y no queréis subir al vértice geodésico simplemente continuad por la pista.
Yo quería hacer esta cumbre (en real el vértice no está en la cota más alta, hay otro pico al lado cinco metros por encima), así que he seguido los mojones y un sendero bien marcado que me han llevado a la cuerda y finalmente al vértice geodésico.
Hay que advertir que el sendero está bien delimitado, pero es empinado, y sobre todo a la bajada hay que ir pendientes para no patinar. También decir que para tocar el vértice geodésico hay que hacer una trepada final. No es complicada, pero para quienes no somos diestros en estos terrenos es un contratiempo. Yo me he quedado a un par de metros del vértice, me ha dado miedo hacer el último paso. Por todo este tramo hasta el vértice califico la ruta de moderada, ya que el PR en sí es fácil.
De vuelta a la pista continúo por el PR. No tardo en llegar al cruce de la Boquera del Carche, donde se gira a la izquierda. No recordaba esta curiosidad: durante un buen trecho vamos a caminar sobre arena. Arena fina, como la de la playa. No sé de dónde sale esta arena, la verdad.
Atrás queda el monte y ahora andamos entre almendros y olivos. En un cruce giramos nuevamente a la izquierda. Al frente y a la derecha sobresalen las sierras de las Pansas y el Carche. En la llanura, más cerca y más a nuestra derecha, podremos ver la singular y hermosa Ermita del Carche, aunque si no la conocéis y no la ubicáis os pasará desapercibida.
Llegamos a las Casas del Puntal Alto. Aquí veremos un poste, pero en los dos siguientes cruces se han perdido las señales, así que atentos al track. Primero giraremos a la izquierda y enseguida a la izquierda nuevamente, junto a una caseta.
Estamos llegando al final del recorrido, y lo haremos entre más almendros y vides. No olvidemos que Yecla tiene su propia denominación de origen (al igual que Bullas y Jumilla). Dicho final está señalado en el Barranco del Tesoro (bonito nombre), donde un poste indica el final del recorrido.
Lo que más me gusta de esta ruta (y de su hermana pequeña) es la soledad. Discurre por parajes aislados en los que es raro ver a nadie más allá de algún ciclista esporádico. Y el final en mitad de la nada es la guinda a esto que comento, pues incrementa la sensación de soledad, de tranquilidad.
Pero lo cierto es que nos quedan casi doce kilómetros de regreso. Después de un breve descanso iniciamos el retorno. A la vuelta disfrutaremos otra vez de las vistas y del entorno.
Para arrancar debemos dirigirnos a las estribaciones de la Sierra del Serral por su lado este. A sus faldas hallaremos en un estado sorprendentemente bueno la cartelería y postes de la ruta. Así que nos disponemos a empezar y caminamos hacía el oeste, en busca de la umbría.
El itinerario no tiene posibilidades de pérdida, ya que únicamente hay que seguir por la pista forestal.
Cuando llevamos unos seis kilómetros llegaremos a un collado y veremos unos hitos de piedra a la izquierda. Si no os interesa complicaros la vida y no queréis subir al vértice geodésico simplemente continuad por la pista.
Yo quería hacer esta cumbre (en real el vértice no está en la cota más alta, hay otro pico al lado cinco metros por encima), así que he seguido los mojones y un sendero bien marcado que me han llevado a la cuerda y finalmente al vértice geodésico.
Hay que advertir que el sendero está bien delimitado, pero es empinado, y sobre todo a la bajada hay que ir pendientes para no patinar. También decir que para tocar el vértice geodésico hay que hacer una trepada final. No es complicada, pero para quienes no somos diestros en estos terrenos es un contratiempo. Yo me he quedado a un par de metros del vértice, me ha dado miedo hacer el último paso. Por todo este tramo hasta el vértice califico la ruta de moderada, ya que el PR en sí es fácil.
De vuelta a la pista continúo por el PR. No tardo en llegar al cruce de la Boquera del Carche, donde se gira a la izquierda. No recordaba esta curiosidad: durante un buen trecho vamos a caminar sobre arena. Arena fina, como la de la playa. No sé de dónde sale esta arena, la verdad.
Atrás queda el monte y ahora andamos entre almendros y olivos. En un cruce giramos nuevamente a la izquierda. Al frente y a la derecha sobresalen las sierras de las Pansas y el Carche. En la llanura, más cerca y más a nuestra derecha, podremos ver la singular y hermosa Ermita del Carche, aunque si no la conocéis y no la ubicáis os pasará desapercibida.
Llegamos a las Casas del Puntal Alto. Aquí veremos un poste, pero en los dos siguientes cruces se han perdido las señales, así que atentos al track. Primero giraremos a la izquierda y enseguida a la izquierda nuevamente, junto a una caseta.
Estamos llegando al final del recorrido, y lo haremos entre más almendros y vides. No olvidemos que Yecla tiene su propia denominación de origen (al igual que Bullas y Jumilla). Dicho final está señalado en el Barranco del Tesoro (bonito nombre), donde un poste indica el final del recorrido.
Lo que más me gusta de esta ruta (y de su hermana pequeña) es la soledad. Discurre por parajes aislados en los que es raro ver a nadie más allá de algún ciclista esporádico. Y el final en mitad de la nada es la guinda a esto que comento, pues incrementa la sensación de soledad, de tranquilidad.
Pero lo cierto es que nos quedan casi doce kilómetros de regreso. Después de un breve descanso iniciamos el retorno. A la vuelta disfrutaremos otra vez de las vistas y del entorno.
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