Prado Negro- PR-A 386- Cañada de Espinosa- Cortijo Palacio Árabe- Ermita S. Antonio- Cascada Prado Negro.

CASERÍO PRADO NEGRO

Prado Negro es una pedanía que pertenece al Municipio de Huétor Santillán, rodeada de paisajes privilegiados y que tiene su propia estructura urbana, es una pequeña y encantadora aldea, meta de muchos amantes de la naturaleza que suben desde Granada, desde Guadix, Baza y los pueblos de alrededor, durante todas las épocas del año, para disfrutar de la naturaleza, ciclistas, senderistas, escaladores, o simplemente los que quieren disfrutar de una buena comida al amor de una chimenea o al calor de los rayos de sol en invierno, o del frescor del verano en las terrazas de los dos bares que hay en Prado Negro “La Taberna” y el “Jabalí”, allí nos refugiamos muchos de los visitantes habituales cuando queremos compartir una cerveza, encontrando siempre una cara conocida que se alegra de vernos. La Aldea de Prado Negro está rodeada por el Parque Natural de la Sierra de Huétor, con una superficie de 12.428 hectáreas, entre los 1.100 y 1.900 metros de altitud, con estrechos barrancos, tajos, calares y arroyos; cabras monteses, jabalíes, zorros, jinetas, comadrejas, garduñas y gatos monteses, . En ella se pueden encontrar parajes tan bellos como el Nacimiento del río Darro. se encuentra situado en el centro de la provincia de Granada, a 35 km de la capital y a 30 km de Guadix. Esta cubierto por una importante masa vegetal formada principalmente por pinares y encinares y en menor medida en quejidos, robles y arces. Limita con los municipios de Iznalloz, Diezma, Quéntar, Beas de Granada, Granada, Víznar, Alfacar, Nívar y Cogollos Vega.

DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO:

Esa ruta comienza en una explanada que hace las veces de aparcamiento en el CASERÍO DE PRADO NEGRO. Junto al aparcamiento comienza el PR-A 386 que une las aldeas de Prado Negro y Sillar Baja que pertenece a Diezma. La peculiaridad del paisaje no pasará desapercibido entre aquellos que lleven a cabo el itinerario. Con cada paso de la ruta se disfruta de uno de los ecosistemas mediterráneos de alta montaña mejor conservados de la Andalucía Oriental.

El origen de este camino es claramente ganadero (cabras, vacuno y ovejas), conectaba pequeñas aldeas como Prado Negro, Pedro Andrés y Sillar Baja a lo largo de la Sierra de Huétor y Sierra Harana. Este sistema de vías pecuarias llegaba desde la zona de Iznalloz-Bogarre al norte y tras atravesar Sierra Harana explotar sus extensos pastos de altura accedían a este camino.

El clima es notoriamente frío en invierno y de una pluviometría de 600 l. con tormentas primaverales acusadas que permiten pastos de altura hasta bien entrado el verano, cuando los ganados eran movilizados a zonas más bajas para el aprovechamiento de rastrojeras de los cultivos forrajeros del fondo del valle. El verano es muy suave y fresco a causa de la altura media de casi 1400 m. en el recorrido de la ruta.

El paisaje forestal de vegetación autóctona de encinares bien conservados se mezcla con los pastizales de altura frecuentados por ganadería menor de ovicápridos, dando lugar a un paisaje de excepcional calidad y singularidad de la alta-media montaña mediterránea.

En esta ruta iremos enlazando antiguos senderos, pistas forestales y veredas de animales. Las vistas a Sierra Nevada y a la sucesión de los espectaculares “tajos” en la Sierra Arana, pondrán la guinda a esta ruta principalmente paisajística.

La fauna salvaje es típica de la alta montaña mediterránea. Ungulados como jabalíes, ciervos o cabra montés son frecuente en el entorno de la ruta además de rapaces como el búho real o el águila real que anidan en los farallones rocosos y tajos abruptos de Sierra Harana. El espacio más abierto de pastizales es el área de caza de pequeñas rapaces como el gavilán y el cernícalo. Los carnívoros como el gato montés o gineta y mustélidos como el tejón o turón recorren igualmente el área por la abundancia de roedores, conejos, perdices y pequeñas aves como carboneros, herrerillos y otros fringílidos cuyo hábitat es el monte mediterráneo.

En el suave ascenso de la primera parte del recorrido pasaremos por la CORTIJADA DE LAS CHOZAS, un poco después por la FUENTE DE LAS CHIZAS y finalizaremos en las ruinas del CORTIJO DE LA DONCELLA. Desde aquí iniciaremos un leve descenso, siempre siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR-A 386, que nos conducirá hasta una pista. En este punto abandonaremos el PR-A 386, dirigiéndonos a la derecha en la bifurcación

En la siguiente intersección tomaremos el carril de la izquierda, comenzando un cómodo ascenso donde vimos algunos ejemplares de lagarto ocelado de distintos tamaños: unos como recién nacidos y otro de un tamaño considerable.

Dejaremos el CERRO DEL PICÓN 1640 m. a la izquierda y posteriormente nos desviaremos momentáneamente de la pista para dIrigirnos a un MIRADOR NATURAL donde obtendremos unas magníficas panorámicas de Sierra Nevada con sus tresmiles: El Caballo, El Veleta, La Alcazaba, el Mulhacén y el Picón de Jérez. A nuestras espaldas la Sierra de Harana con el Jinestral, Cabeza de Caballo, La Peña de Cruz, Orduña y Tejera.

Tras retornar a la pista, y a unos cien metros después, nos desviaremos por un sendero que asciende hasta la CIMA 1668 m. de esta ruta de la que no hemos conseguido encontrar su nombre. Las panorámicas son fantásticas y muy parecidas a las anteriormente descritas desde el Mirador Natural.

Tras descender desde la Cima continuaremos por un sendero pedregoso poco definido pero fácil de seguir, que nos llevará hasta el COLLADO DE LA CAÑADA REAL DE Sierra Arana a Quéntar. Desde aquí seguiremos el sendero, bordeado de una multicolor flora que nos sorprende y que desciende hasta enlazar con una pista que circunda al CERRO CUCADERO 1600 m.

Seguiremos por esta pista a la derecha y después de un centenar de metros , nos desviaremos por un tortuoso sendero que desciende hasta LA FUENTE- NACIMIENTO DEL BARRANCO DE GARUÑA, donde encontraremos, a parte de la fuente una gran alberca y un numeroso rebaño de ovejas pastando plácidamente. Junto a la alberca tomaremos la CAÑADA DE ESPINOSA que desciende suavemente hasta las cercanías de las ruinas del CORTIJO DE ESPINOSA, donde volveremos a tener unas esplendidas vistas de Sierra Nevada. En el descenso también veremos a la izquierda y a lo lejos la Peña y castillo de Cabrera.

La mayoría de las ruinas de cortijos que vamos a encontrar a partir de ahora son utilizadas como rediles para el ganado; generalmente de ovejas y cabras. Continuamos con el descenso por un bosque autóctono de encinas rodeado de jarales en un estado magnífico de conservación.

Llegaremos a una nueva intersección y tomaremos el carril de la derecha que proseguirá a media ladera pasando por las inmediaciones de las ruinas del CORTIJO DE LA SOLANA, rodeado de verdes pradera, donde otro gran rebaño de ovejas se alimenta plácidamente; solo falta Heidi, su abuelo y el pastorcillo Pedro  .

Algo después cruzaremos el frondoso BARRANCO DE TORILES y pasaremos por varios cortijos, la mayoría de ellos en ruinas: MOJINO, DE LA MINA, DE LA MATA Y EL CORTIJILLO. En este último tuvimos la gran suerte de ver un magnífico ejemplar de zorro; pero cuando nos dispusimos a sacarle una foto, ya había desaparecido monte arriba. Aquí tomaremos la izquierda en la bifurcación.

El camino asciende y desciende varias veces, y atrocharemos para evitar un rodeo en los TAJOS DE CIMBRA DE ROMERA. Siguiendo en camino, esencialmente ganadero, pasaremos junto a otras dos ruinas de cortijos: DE LA ROMERA Y DE LA CASILLA; y tras un breve descenso tomaremos la derecha en el siguiente cruce de caminos. Caminaremos ahora por una enorme ALAMEDA que bordea el pintoresco ARROYO DE PRADO NEGRO. En primavera quedaremos sorprendidos por el verdor de la zona, con todos sus matices, desde el de las praderas, al de los álamos, los frutales o el verde claro de los robles y oscuro de las encinas. Y todo ello refrescado y regado por el plácido Arroyo de Prado Negro.

Y delante ya tenemos el CORTIJO-PALACIO ÁRABE Y ERMITA DE SAN ANTONIO. Construcción que tuvo que ser, en sus mejores años, toda una referencia de estos lugares. Da pena verlo en ese estado lamentable de abandono. Por detrás del mismo, pasamos junto a la piscifactoría que la Junta de Andalucía ha construido


PISCIFACTORÍA DE AGUAS CONTINENTALES.

Recuperación del cangrejo de río y la trucha arco iris
El arroyo de Prado Negro es el curso de agua donde especialistas de la Consejería de Medio Ambiente y la Agencia Andaluza del Agua, llevan a cabo un programa de recuperación del cangrejo autóctono de río, por la calidad de las aguas y la ausencia de cangrejo americano. En diversos puntos del cauce se realizan de forma periódica sueltas de cangrejos ibéricos para intentar repoblarlo. También es uno de los ecosistemas elegidos para la reintroducción de la trucha arco iris. Se hacen sueltas de alevines de trucha que, al crecer, poblarán el curso de este arroyo y del río Fardes. También se pretende la reintroducción de anfibios varios como el tritón y sapo partero ibérico y el sapillo moteado.

Seguiremos por la pista y tras un recorte por un sendero llegaremos a la FUENTE DEL SANTÓN MANUEL EL DEL MOLINILLO. En principio sería una fuente que estaba junto a LAS RUINAS DEL CORTIJO DEL DESPEÑADERO, pero en honor a Manuel del Molinillo, venerado curandero que vivió en una choza cercana, la modificaron construyendo en torno a ella una decoración alegórica.

Continuaremos con el camino que en radical ascenso pasa primeramente junto a una GRAN CUEVA que es utilizada como refugio para el ganado.

Dejando atrás otra cueva, a nuestra derecha ahora, alcanzaremos el COLLADO DEL CONTADERO que debido a su paso encajonado era utilizado por los pastores para contar las cabezas de ganado, de ahí su nombre.

Desde el Collado tenemos a la vista las primeras casas de este anejo serrano de Huétor Santillán que es Prado Negro. Arriba, como buque insignia, la Peña de la Cruz en su posición de vigía. Descenderemos hasta una pradera y nos desviaremos a la izquierda, siguiendo el sonido del agua, para llegar a las Cascadas de Prado Negro.

CASCADA DE PRADO NEGRO

Entre sauces, ruscos, encinas y quejigos, el agua crea paisajes imposibles en un paraje casi desconocido y que se encuentra muy cerca de la ciudad granada. No se ven, solo se oyen. La mejor guía para dar con las cascadas de Prado Negro es el sonido del agua. Las cascadas, saltos de agua, pozas y cañones que genera el arroyo de Prado Negro, un humilde curso fluvial afluente del río Fardes, forman uno de los espacios naturales que aún conservan la plenitud de los bosques mediterráneos, con vegetación de ribera con sauces, musgos y helechos en huecos umbríos cargados de verdor, donde la sequía no es más que un mal recuerdo. No es necesario recorrer grandes distancias o ser un montañero o senderista experto para poder disfrutar de este privilegiado paraje que se mantiene gracias al celo con el que lo cuidan los pobladores de la aldea de Prado Negro que intentan no contaminar un curso de agua que aún se mantiene virgen.

Las higueras dan paso a encinas y quejigos. El matorral se hace el dueño del paisaje, y los cortados de piedra caliza alternan con espacios de dehesa. Encierran una rica biodiversidad vegetal que se abre a ambos lados del camino de descenso. Son los dominios de encinas, quejigos, rosales silvestres, zarzamoras, majuelos, aulagas, retamas de olor con sus colores amarillos intensos a final de la primavera. Un espacio que los lugareños recorren para recolectar todo tipo de plantas aromáticas, tomillos, mejorana, mentas, lavandas, e incluso el apreciado ‘Te de la Sierra’, con sus minúsculas flores azuladas que aparecen entre las espinas de las aulagas y las flores color lila de las saponarias.

Merece la pena bajar lentamente para disfrutar de la riqueza natural que forma este espacio, donde aún pueden verse águilas reales en el cielo y en el que el sonido de pequeñas aves es permanente. Los pinzones, de canto incansable, compiten con el siseo monótono de tórtolas y el piar suave y casi inapreciable de crías de herrerillos y carboneros en nidos escondidos entre los matorrales.

Las cascadas están a menos de cien metros pero no se ven, no se oyen. Hay que abandonar el camino y, a la derecha, adentrarse en un pequeño prado bajo paredes cortadas de areniscas con grutas, cuevas y oquedades que se convierten en refugio de aves y cabras montesas, de las que es fácil ver ejemplares adultos, hembras, acompañadas de sus crías. Es el momento de estar atento al sonido del agua. De pronto, cuando acaba el prado y la vegetación se hace más frondosa y se cierra sobre las rocas, aparece el sonido del agua. Solo hay que seguirlo y se produce la sorpresa. Entre unas rocas se ve el borboteo del agua que cae desde una altura de una docena de metros. Hay que internarse por un corto y escabroso sendero para llegar bajo la cascada y poder contemplara en toda su plenitud.

La cascada forma una pequeña poza de agua superficial, de escasa profundidad y que discurre hacia abajo para llegar a otros saltos y horadar la arenisca hasta formar cañones. La pared vertical de la cascada de Prado Negro está cubierta de musgo, líquenes y plantas acuáticas, donde se reproducen varias especies de moluscos de agua dulce, caracolillos minúsculos, algunos de ellos con menos de dos milímetros de diámetro.

Al final de la primavera y en el verano las cascadas llevan agua, pero su plenitud se produce al final del invierno cuando el arroyo de Prado negro recoge el deshielo de la sierra.

Hay que salir de este espacio para poder ver otras cascadas. De nuevo el espesor de la vegetación y el sonido da la pista de dónde se encuentran. Un pasillo cubierto de ramas enmarañadas de zarzamoras, sauces y rosales silvestres llevan a otros saltos de agua. Son más pequeños, pero constituyen la esencia de un ecosistema en el que habitan numerosas especies vegetales y también de la fauna mediterránea. El arroyo de Prado Negro sigue su camino para bajar de la sierra y encontrarse con el río Fardes.
Si se continuase el camino hacia la venta del Molinillo, encontraríamos un gran cañón de más diez metros de profundidad, pero realmente inaccesible a causa de la vegetación y su orografía.

Agradecimientos a Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / IDEAL y Waste Magazine por la descripción de las Cascadas de Prado Negro, que ha sido extraída de:

https://wastemagazine.es/cascadasdepradonegro.htm

Seguidamente ascenderemos por un intricado sendero que nos conduce hasta el CASERÍO DE PRADO NEGRO; aquí retomaremos fuerzas realizando un reavituallamiento en el RESTAURANTE JABALÍ. Unos decenas de metros más y llegaremos al punto final y de partida de esta interesantísima y recomendable ruta.