PRC-BU 1. Cañón del Ebro. Desde la M; Cortiguera, miradores del Ebro, Valdelateja. Parque Natural Hoces del alto Ebro y Rudrón
near Pesquera de Ebro, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta circular, la número 1 de la red de senderos de Burgos.
Por algo es el PRC-BU1.
El recorrido que hacemos hoy tiene origen en la Vía Romana que lleva a Cortiguera al poco de dejar el puerto de la M.
No existe carretera asfaltada hasta este bello rincón que poco a poco va ganando vida después de haberse abandonado en el siglo XX.
Aún se puede comprobar en sus casas blasonadas y en las ruinas de otras tantas el esplendor de su pasado.
Actualmente se está soterrando la luz y el agua, prueba del despoblamiento que tuvo lugar en el mundo rural y que hoy se intenta recuperar.
Dejamos Cortiguera y por la Vía Romana que conduce a Valdelateja con túneles arbóreos, denominados bosque de galería, nos encaminamos hacia los miradores del río Ebro.
A la derecha se otea el Cañón. Esto pinta bien.
Un pilón junto a la Vía nos ofrece tímidamente su agua.
Más adelante encontramos un cartel con la opción de bajar al cañón o de continuar de frente.
Es ahí por donde luego vamos a cerrar el círculo de la ruta.
Hasta ese lugar es ida y vuelta coincidente.
Parece mentira, pero es irreconocible el portillo desde la senda.
Hasta que no lo atacas desde abajo no se descubre.
Poco más adelante se puede otear el cañón desde un mirador acondicionado por un vallado de madera para evitar accidentes.
Nosotros optamos por continuar de frente y sin ninguna dificultad se llega hasta los miradores de la curva que realiza el cañón del río Ebro.
Sencillamente maravilloso.
En el borde del cañón se explotan fincas de cereal desafiando sin miedo al vértigo de las paredes que se han ido formando con la erosión fluvial.
Así hasta llegar al balcón más espectacular del recorrido.
Se encuentra sobre un meandro de casi 360 grados, con bordes laterales de más de cien metros, encajonando así el cauce de un tranquilo Ebro después de haber recibido las aguas un poco antes del río Rudrón, el río blanco.
El camino está perfectamente definido.
Continuamos y entre encinas por un camino lastroso se llega al collado del portillo que permite descender cómodamente hasta los pies de Valdelateja, localidad con un microclima propio, debido a encontrarse resguardado de los gélidos vientos del Norte y del Regañón.
En el eje de esta depresión se erige el Castro Siero.
Alberga en su azotea la ermita de Santa Centola y de Santa Elena.
A sus pies se localiza el despoblado de Siero.
Por la cara contraria circula, cual corcel sin domar, el cauce blanco tan característico del río Rudrón.
Las calizas y arcillas que arrastra ponen tonalidades nacaradas a su reflejo.
Así hasta morir en el grande de Iberia en pleno cañón del río que bautiza a la península.
Después de un tentempié junto a la iglesia de Santa Eulalia seguimos el cauce del río por un sendero precioso ribereño y custodiado por los farallones calcáreos de más de cien metros a cada lado.
A la altura de la ermita de Nuestra Señora del Ebro, pero en la margen contraria, la derecha, aparecen tejos dispersos entre la variada foresta de chopos, alisos y arces de un saludable soto bosque.
Más adelante nos encontramos con los restos de un puente junto a la hidroeléctrica del Porvenir que la última gran riada se llevó.
Resulta incomprensible que la Confederación Hidrográfica del Ebro no haya resuelto el problema.
De esta manera el PR se deshace como estaba diseñado en origen y la alternativa tomada es continuar por la margen derecha hasta llegar a un portillo maravilloso.
No resulta difícil llegar de nuevo a lo alto del cañón.
Además, las sorpresas de este collado son un regalo para el que se siente animado a coronarlo.
Hayas, riscas y un abrigo calcáreo con plano inclinado realizado por el hombre para salvar el desnivel final hacen que merezca la pena recorrerlo.
Arriba buscamos entre las encinas algún balcón hacia el cañón. Por eso deambulamos un rato por las alturas antes de volver al sendero y cerrar la circular por el que habíamos recorrido en el sentido de ida hacia Valdelateja.
Una vez puestos en la senda regresamos hacia Cortiguera y más adelante hasta alcanzar nuestro punto de salida.
Circular moderada por la distancia, pero no ofrece ninguna otra dificultad.
Se debe prestar atención, como siempre, en los descensos y ascensos de los portillos evitando tropezones y caídas.
También es ciclable. En los portillos se debe realizar un mayor esfuerzo y habilidad.
Debemos recomendar visitar este espacio perteneciente al parque natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón.
Por algo es el PRC-BU1.
El recorrido que hacemos hoy tiene origen en la Vía Romana que lleva a Cortiguera al poco de dejar el puerto de la M.
No existe carretera asfaltada hasta este bello rincón que poco a poco va ganando vida después de haberse abandonado en el siglo XX.
Aún se puede comprobar en sus casas blasonadas y en las ruinas de otras tantas el esplendor de su pasado.
Actualmente se está soterrando la luz y el agua, prueba del despoblamiento que tuvo lugar en el mundo rural y que hoy se intenta recuperar.
Dejamos Cortiguera y por la Vía Romana que conduce a Valdelateja con túneles arbóreos, denominados bosque de galería, nos encaminamos hacia los miradores del río Ebro.
A la derecha se otea el Cañón. Esto pinta bien.
Un pilón junto a la Vía nos ofrece tímidamente su agua.
Más adelante encontramos un cartel con la opción de bajar al cañón o de continuar de frente.
Es ahí por donde luego vamos a cerrar el círculo de la ruta.
Hasta ese lugar es ida y vuelta coincidente.
Parece mentira, pero es irreconocible el portillo desde la senda.
Hasta que no lo atacas desde abajo no se descubre.
Poco más adelante se puede otear el cañón desde un mirador acondicionado por un vallado de madera para evitar accidentes.
Nosotros optamos por continuar de frente y sin ninguna dificultad se llega hasta los miradores de la curva que realiza el cañón del río Ebro.
Sencillamente maravilloso.
En el borde del cañón se explotan fincas de cereal desafiando sin miedo al vértigo de las paredes que se han ido formando con la erosión fluvial.
Así hasta llegar al balcón más espectacular del recorrido.
Se encuentra sobre un meandro de casi 360 grados, con bordes laterales de más de cien metros, encajonando así el cauce de un tranquilo Ebro después de haber recibido las aguas un poco antes del río Rudrón, el río blanco.
El camino está perfectamente definido.
Continuamos y entre encinas por un camino lastroso se llega al collado del portillo que permite descender cómodamente hasta los pies de Valdelateja, localidad con un microclima propio, debido a encontrarse resguardado de los gélidos vientos del Norte y del Regañón.
En el eje de esta depresión se erige el Castro Siero.
Alberga en su azotea la ermita de Santa Centola y de Santa Elena.
A sus pies se localiza el despoblado de Siero.
Por la cara contraria circula, cual corcel sin domar, el cauce blanco tan característico del río Rudrón.
Las calizas y arcillas que arrastra ponen tonalidades nacaradas a su reflejo.
Así hasta morir en el grande de Iberia en pleno cañón del río que bautiza a la península.
Después de un tentempié junto a la iglesia de Santa Eulalia seguimos el cauce del río por un sendero precioso ribereño y custodiado por los farallones calcáreos de más de cien metros a cada lado.
A la altura de la ermita de Nuestra Señora del Ebro, pero en la margen contraria, la derecha, aparecen tejos dispersos entre la variada foresta de chopos, alisos y arces de un saludable soto bosque.
Más adelante nos encontramos con los restos de un puente junto a la hidroeléctrica del Porvenir que la última gran riada se llevó.
Resulta incomprensible que la Confederación Hidrográfica del Ebro no haya resuelto el problema.
De esta manera el PR se deshace como estaba diseñado en origen y la alternativa tomada es continuar por la margen derecha hasta llegar a un portillo maravilloso.
No resulta difícil llegar de nuevo a lo alto del cañón.
Además, las sorpresas de este collado son un regalo para el que se siente animado a coronarlo.
Hayas, riscas y un abrigo calcáreo con plano inclinado realizado por el hombre para salvar el desnivel final hacen que merezca la pena recorrerlo.
Arriba buscamos entre las encinas algún balcón hacia el cañón. Por eso deambulamos un rato por las alturas antes de volver al sendero y cerrar la circular por el que habíamos recorrido en el sentido de ida hacia Valdelateja.
Una vez puestos en la senda regresamos hacia Cortiguera y más adelante hasta alcanzar nuestro punto de salida.
Circular moderada por la distancia, pero no ofrece ninguna otra dificultad.
Se debe prestar atención, como siempre, en los descensos y ascensos de los portillos evitando tropezones y caídas.
También es ciclable. En los portillos se debe realizar un mayor esfuerzo y habilidad.
Debemos recomendar visitar este espacio perteneciente al parque natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón.
Waypoints
Comments (3)
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Una vez más una GRAN RUTA, bien explicada, con fotos y waypoints para NO perderse.
Y una vez más mucha información para DISFRUTAR
Muy interesante NO meter el coche hasta Cortiguera y dejarlo cerca de la carreterilla que sube de pesquera
Coincido con Dani en lo de la pasarela. UNA VERGÜENZA.
Tengo pendiente hacerla yo....con algun detallito
Asi que NOS volveremos a leer.....espero que en breve
Un placer Carlos.
Tengo muchas ganas poder acompañarte de nuevo.
Hemos leído tarde lo de no meter el coche por el camino a cortiguera, hemos ido desde burgos y el GPS nos mandaba por allí, y es muy muy muy jodido, no apto para cualquier coche la verdad.
Por lo demás todo muy bien!! Muy preciosa la ruta!