PRC-BU 218, Sendero del Pan Perdido, desde Quintanaélez
near Quintanaélez, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
En esta senda hemos realizado algún cambio, siendo el más importante la sustitución del tramo sur, que anteriormente recorría caminos de parcelaria entre fincas, por otro más alto que transita entre bosques y por las cercanías de las fabulosas Peñas de San Juan.
Se ha reforzado también la señalización y las marcas, esperando que sea más sencillo el seguimiento y tratando de evitar zonas excesivamente complicadas o que ofrezcan dudas al senderista.
Tenemos varios puntos posibles para iniciar la ruta: Quintanaélez, Soto de Bureba o Navas de Bureba. Hoy elegimos la primera, en el extremo oeste del pueblo: el cruce de la N-232 hacia Soto de Bureba.
En otra entrada planteamos la misma senda desde Navas de Bureba.
En el mismo cruce encontramos un panel donde aún figura el recorrido antiguo de esta senda, que coincide en buena parte con el actual.
Salimos hacia Soto de Bureba. Toda esta parte del recorrido es una aproximación a la zona de monte por caminos agrícolas y de parcelaria, tendremos que estar atentos a los diversos cruces, siguiendo la señalización.
Una vez en Soto, la senda pasa a los pies de una de las joyas de nuestro románico: la iglesia de San Andrés, cuya portada es magnífica. Podemos parar a admirarla y alucinar con el arte de los antiguos canteros tanto a la ida, como a la vuelta, que seguro que encontraremos detalles que se nos escaparon en la primera visión.
Continuamos ahora rumbo norte con vistas a la cumbrera a la que pronto nos enfrentaremos. La pista se convierte en sendero y no tardamos en llegar a un cruce. En este punto se abre la senda circular, y aquí regresaremos cerrando nuestro particular círculo, pero eso será más tarde. Si optáramos por entrar en el bosque a la izquierda, es importante observar (como nos indica la señal) que entramos en una zona de monte con una importante población de fauna silvestre, y que es necesario realizar este tramo con el máximo respeto, en silencio y sin salirnos de la senda marcada.
Pero esto lo dejamos para más adelante. Nuestro plan ahora es subir a la cumbre por el Collado de las Cabras, esto es, continuar rumbo norte por esta bonita trocha que se eleva zigzagueante y nos permite una cómoda ascensión.
Una vez en lo alto del collado, punto en el que podríamos enlazar con el cercano Sendero del Portillo de Busto, PRC-BU 95 y a tiro de piedra del Castillo de Petralata, empezamos el cumbreo, esta vez rumbo oeste. Una subida no muy dura, pero persistente nos desplaza a la cima del Pan Perdido. Allí nos espera la cima, con su buzón y el destacado vértice geodésico.
Siendo el punto más alto de la ruta, la parada es obligatoria, aprovechando para echar un trago de agua y quizás algo sólido, que aún nos queda más de la mitad del recorrido, aunque será la mitad menos exigente. Las vistas a ambas vertientes serán en todo momento fabulosas, hacia el sur podremos disfrutar del espectáculo de las Peñas de San Juan desde arriba.
Bajando al siguiente collado llegamos a un pequeño vallejo paralelo a la cumbre que sortearemos por su parte norte para acercarnos a una zona de roquedo algo tortuosa, pero más accesible tras haber reforzado las marcas; atentos no nos despistemos. El camino hacia el Pico Ventanas nos irá desplazando de una vertiente a otra, entre rocas y hayas, evitando zonas complicadas y con unas vistas impresionantes. Pasaremos por la famosa “ventana” del roquedo, donde la foto es inevitable.
Entre rocas y hayas, acabamos por alcanzar la cumbre del Pico Ventanas, a cuyo peculiar buzón montañero accedemos sin gran dificultad. Este punto marca el final del roquedo y el comienzo de las campas que marcan el Alto de Navas y el Hoyo la Sierra, portillo que marcará el inicio del descenso.
En el Hoyo la Sierra podríamos enlazar fácilmente con el Sendero de Barcina de los Montes, PRC-BU 102. Pero eso para otro día; nosotros bajamos dirección Navas de Bureba por una senda amable con una pendiente asumible.
Entre encinas y unas vistas magníficas, llegaremos al cruce con el sector sur de nuestro sendero. Si siguiéramos descendiendo llegaríamos a Navas, donde podríamos visitar la iglesia de la Asunción, también digna de la visita. Si no queremos alargar más la caminata, podremos al menos acercarnos en coche una vez terminada la ruta.
Siguiendo las indicaciones, giramos a la izquierda, hacia el este. Una vez más es importante reiterar la necesidad de ser escrupuloso en esta zona con respecto al silencio y a no salirse de la senda marcada, para no molestar a la fauna.
Tras un corto primer tramo recién abierto, pasamos una campa y, continuando al este, enlazamos con el camino de Cornillán, avanzando entre encinas, quejigos y espinos pasaremos junto al chozo del Hornillo, un bonito antiguo refugio pastoril.
El camino termina en unas campas abiertas donde nos sorprenderá una primera vista de las imponentes Peñas de San Juan, que nos acompañará a nuestra izquierda todo lo que queda de este sector. Parece mentira, pero allí hubo hace siglos un monasterio del cual no queda ya resto alguno.
Finalmente regresamos al cruce por el que pasamos antes de subir a la cumbrera. Esta vez torcemos a la derecha para bajar hacia Soto, despedirnos de su preciosa iglesia y finalizar nuestra ruta, ya de vuelta, en Quintanaélez. Con suerte encontraremos el bar abierto para refrescarnos y volver a casa tras una estupenda jornada montañera y cultural.
La dificultad la consideramos moderada, tanto por el desnivel y las zonas que pueden requerir algo de pericia, como por el tiempo que requiere realizar la ruta. En días nublados o de grandes nevadas no es aconsejable acceder a la zona de cumbres, pues se complica mucho el seguimiento de las marcas y es fácil desorientarse. Para esos días, recorrer el tramo sur puede ser más que suficiente, o elegir otra senda del Parque con menos altitud.
Por otra parte conviene no olvidar llevar agua en la mochila, pues no hay fuentes en todo el recorrido.
Se ha reforzado también la señalización y las marcas, esperando que sea más sencillo el seguimiento y tratando de evitar zonas excesivamente complicadas o que ofrezcan dudas al senderista.
Tenemos varios puntos posibles para iniciar la ruta: Quintanaélez, Soto de Bureba o Navas de Bureba. Hoy elegimos la primera, en el extremo oeste del pueblo: el cruce de la N-232 hacia Soto de Bureba.
En otra entrada planteamos la misma senda desde Navas de Bureba.
En el mismo cruce encontramos un panel donde aún figura el recorrido antiguo de esta senda, que coincide en buena parte con el actual.
Salimos hacia Soto de Bureba. Toda esta parte del recorrido es una aproximación a la zona de monte por caminos agrícolas y de parcelaria, tendremos que estar atentos a los diversos cruces, siguiendo la señalización.
Una vez en Soto, la senda pasa a los pies de una de las joyas de nuestro románico: la iglesia de San Andrés, cuya portada es magnífica. Podemos parar a admirarla y alucinar con el arte de los antiguos canteros tanto a la ida, como a la vuelta, que seguro que encontraremos detalles que se nos escaparon en la primera visión.
Continuamos ahora rumbo norte con vistas a la cumbrera a la que pronto nos enfrentaremos. La pista se convierte en sendero y no tardamos en llegar a un cruce. En este punto se abre la senda circular, y aquí regresaremos cerrando nuestro particular círculo, pero eso será más tarde. Si optáramos por entrar en el bosque a la izquierda, es importante observar (como nos indica la señal) que entramos en una zona de monte con una importante población de fauna silvestre, y que es necesario realizar este tramo con el máximo respeto, en silencio y sin salirnos de la senda marcada.
Pero esto lo dejamos para más adelante. Nuestro plan ahora es subir a la cumbre por el Collado de las Cabras, esto es, continuar rumbo norte por esta bonita trocha que se eleva zigzagueante y nos permite una cómoda ascensión.
Una vez en lo alto del collado, punto en el que podríamos enlazar con el cercano Sendero del Portillo de Busto, PRC-BU 95 y a tiro de piedra del Castillo de Petralata, empezamos el cumbreo, esta vez rumbo oeste. Una subida no muy dura, pero persistente nos desplaza a la cima del Pan Perdido. Allí nos espera la cima, con su buzón y el destacado vértice geodésico.
Siendo el punto más alto de la ruta, la parada es obligatoria, aprovechando para echar un trago de agua y quizás algo sólido, que aún nos queda más de la mitad del recorrido, aunque será la mitad menos exigente. Las vistas a ambas vertientes serán en todo momento fabulosas, hacia el sur podremos disfrutar del espectáculo de las Peñas de San Juan desde arriba.
Bajando al siguiente collado llegamos a un pequeño vallejo paralelo a la cumbre que sortearemos por su parte norte para acercarnos a una zona de roquedo algo tortuosa, pero más accesible tras haber reforzado las marcas; atentos no nos despistemos. El camino hacia el Pico Ventanas nos irá desplazando de una vertiente a otra, entre rocas y hayas, evitando zonas complicadas y con unas vistas impresionantes. Pasaremos por la famosa “ventana” del roquedo, donde la foto es inevitable.
Entre rocas y hayas, acabamos por alcanzar la cumbre del Pico Ventanas, a cuyo peculiar buzón montañero accedemos sin gran dificultad. Este punto marca el final del roquedo y el comienzo de las campas que marcan el Alto de Navas y el Hoyo la Sierra, portillo que marcará el inicio del descenso.
En el Hoyo la Sierra podríamos enlazar fácilmente con el Sendero de Barcina de los Montes, PRC-BU 102. Pero eso para otro día; nosotros bajamos dirección Navas de Bureba por una senda amable con una pendiente asumible.
Entre encinas y unas vistas magníficas, llegaremos al cruce con el sector sur de nuestro sendero. Si siguiéramos descendiendo llegaríamos a Navas, donde podríamos visitar la iglesia de la Asunción, también digna de la visita. Si no queremos alargar más la caminata, podremos al menos acercarnos en coche una vez terminada la ruta.
Siguiendo las indicaciones, giramos a la izquierda, hacia el este. Una vez más es importante reiterar la necesidad de ser escrupuloso en esta zona con respecto al silencio y a no salirse de la senda marcada, para no molestar a la fauna.
Tras un corto primer tramo recién abierto, pasamos una campa y, continuando al este, enlazamos con el camino de Cornillán, avanzando entre encinas, quejigos y espinos pasaremos junto al chozo del Hornillo, un bonito antiguo refugio pastoril.
El camino termina en unas campas abiertas donde nos sorprenderá una primera vista de las imponentes Peñas de San Juan, que nos acompañará a nuestra izquierda todo lo que queda de este sector. Parece mentira, pero allí hubo hace siglos un monasterio del cual no queda ya resto alguno.
Finalmente regresamos al cruce por el que pasamos antes de subir a la cumbrera. Esta vez torcemos a la derecha para bajar hacia Soto, despedirnos de su preciosa iglesia y finalizar nuestra ruta, ya de vuelta, en Quintanaélez. Con suerte encontraremos el bar abierto para refrescarnos y volver a casa tras una estupenda jornada montañera y cultural.
La dificultad la consideramos moderada, tanto por el desnivel y las zonas que pueden requerir algo de pericia, como por el tiempo que requiere realizar la ruta. En días nublados o de grandes nevadas no es aconsejable acceder a la zona de cumbres, pues se complica mucho el seguimiento de las marcas y es fácil desorientarse. Para esos días, recorrer el tramo sur puede ser más que suficiente, o elegir otra senda del Parque con menos altitud.
Por otra parte conviene no olvidar llevar agua en la mochila, pues no hay fuentes en todo el recorrido.
Waypoints
Religious site
2,515 ft
Navas de Bureba
Iglesia de la Asunción
Comments (4)
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Es una ruta espectacular y que nos ha sorprendido agradablemente. Quiza falta más señalización entre el Pan Perdido y El Pico Ventana. En el collado de Cabras una de las placas de señalización está caida.
Gracias por tus apuntes, que tendremos en cuenta. Un saludo
Una ruta muy variada, está temporada está especialmente bonita por la cantidad de flores que vas encontrando durante el recorrido
Gracias por ti comentario. El monte está que se sale